Crece la asfixia y la censura sobre los medios independientes en Turquía

May 12, 2025 en Libertad de prensa
Tres banderas turcas

El arresto del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoğlu, rival directo del presidente turco Recep Tayyip Erdoğan, el 19 de marzo pasado, desencadenó protestas masivas en toda Turquía, que fueron respondidas con miles de detenciones, entre ellas de periodistas.

Menos de una semana después, la policía de Estambul allanó los domicilios de varios trabajadores de los medios, entre ellos el fotógrafo de la AFP Yasin Akgü. Los periodistas detenidos fueron puestos en libertad y, en espera de juicio, se enfrentan a penas de hasta tres años por violar la ley de concentraciones y manifestaciones.

"Cada vez es más difícil trabajar en Turquía. La libertad de prensa se ha deteriorado de forma constante durante más de una década”, afirma Özgür Öğret, representante del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) en el país. “Los periodistas enfrentan desde presiones judiciales hasta violencia directa en el terreno, además de amenazas de detenciones arbitrarias. Los problemas relacionados con la libertad de prensa son múltiples, y su gravedad ha aumentado con los años”.

También en marzo, las autoridades turcas detuvieron y expulsaron al periodista de la BBC Mark Lowen tras retenerlo 17 horas, alegando que suponía "una amenaza para el orden público". Más tarde, Joakim Medin, periodista sueco, fue detenido por cargos de terrorismo cuando su avión aterrizó en Turquía. Permanece en prisión a la espera de juicio.

"La expulsión de Mark Lowen y la detención de Joakim Medin son un mensaje de las autoridades a los periodistas extranjeros de que no serán tratados de forma distinta a sus pares locales", dice Öğret. "Por desgracia, las violaciones a la libertad de prensa en Turquía, incluidas las detenciones, se han convertido en moneda corriente, lo que es una gran señal del deterioro".

Una situación cada vez más difícil

Ese deterioro no es nuevo en Turquía, y en la última Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras (RSF) el país ocupa el puesto 159 de 180 países.

"Desde las protestas de 2013, cada año es más difícil", dice Ilksen Mavituna, redactor jefe de la emisora independiente Açik Radyo. Creada hace 30 años, la radio contaba con más de un millón de oyentes diarios antes de verse obligada a cerrar su frecuencia de FM en octubre de 2024. Las autoridades turcas rescindieron su licencia después de que emitiera un programa en el que hacía referencia al genocidio armenio.

"Es realmente difícil adivinar por qué ahora el Consejo Supremo de Radio y Televisión de Turquía ha decidido cerrarnos", dice Mavituna. "Operábamos de forma completamente legal, cooperando y conociendo nuestros límites. La autocensura es una realidad muy dura en Turquía. Hay que encontrar formas creativas de expresar tus opiniones".

Los medios independientes son cada vez más escasos en el país; RSF señala que el 90% de los medios nacionales están ahora bajo control gubernamental. Las noticias sobre las protestas se mantienen a flote gracias a un puñado de periódicos y canales que operan fuera de las redes progubernamentales, bien financiadas.

Otro periodista, que pidió permanecer en el anonimato y trabaja como fixer para medios internacionales que cubren Turquía, advierte sobre el endurecimiento de las restricciones en los últimos años. “Están utilizando el proceso de acreditación de visado como herramienta para bloquear o retrasar la llegada de la prensa extranjera al país e impedir que trabajen sobre determinados temas”, explica. "Si no cubres una noticia justo en el momento en que ocurre, se pierde lo más importante, su impacto o relevancia inmediata".

Debido a estas demoras, tanto el periodista como sus colegas extranjeros cubrieron las recientes protestas sin acreditación. "Tenía mucho miedo de trabajar sin carnet de prensa", dice, señalando que las consecuencias para los periodistas locales son más graves. "A los periodistas extranjeros los deportan, pero si me detienen o me arrestan, no estoy seguro de que me liberen tan fácilmente".

Informar a pesar de todo

A pesar de los riesgos, Açik Radyo sigue informando a través de su sitio web y sus podcasts, gracias a las donaciones de los oyentes. La emisora, que emplea a algo menos de 30 personas y trabaja con otros 200 voluntarios, también inició procedimientos legales para recuperar su frecuencia de FM.

"Perdimos una cuarta parte de nuestra audiencia tras el cierre de nuestra frecuencia FM. Es una cifra enorme", explica Mavituna. "Buscamos una nueva audiencia en Internet, pero necesitamos recuperar nuestra frecuencia FM. Necesitamos la radio para comunicar en caso de un gran terremoto en Estambul, por ejemplo. Poder emitir en antena, no solo por Internet o GSM [Sistema Global de Comunicaciones Móviles], es una cuestión de vida o muerte".

El discurso del gobierno en el poder, agrega, alimenta la desconfianza hacia los periodistas extranjeros, lo que dificulta aún más su trabajo. “Algunos creen que los medios internacionales siempre están en contra de Turquía o del pueblo turco. Entonces, cuando salimos a la calle a buscar testimonios o hacer entrevistas, muchas personas nos rechazan diciendo: ‘Son un canal extranjero, solo vienen a mostrarnos como enemigos, siempre muestran lo peor de nosotros’”.

A estas preocupaciones se suma el temor de que la actitud y la retórica hacia la prensa del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sirvan de modelo y contribuyan a un clima aún más hostil para el periodismo en Turquía. “Estoy bastante seguro de que nuestro gobierno y nuestras autoridades adoptarán las ideas de Trump contra los medios de comunicación”, advierte Mavituna. “El futuro no va a ser fácil para nosotros, pero, por supuesto, seguiremos haciendo nuestro trabajo”.


Foto de Engin Akyurt vía Pexels.