Antes de viajar a Bangladesh en enero pasado, estudié informes acerca de los retos que enfrentan los periodistas locales. El terrorismo estaba en la lista.
Durante las reuniones que mantuve en la inmensa capital de Dhaka, hubo una pregunta recurrente: ¿Cómo cubrir el incremento del extremismo islámico en nuestro propio patio trasero? ¿Qué hacer y qué no al informar sobre terrorismo y militancia? ¿Hay alguna guía que pueda ayudar? ¿Cuáles son los peligros de lidiar con grupos que recurren a la violencia para lograr sus metas?
Los periodistas contaron que han aumentado los ataques contra la prensa. Un veterano reportero quedó incapacitado durante cinco meses después de una paliza cruel por parte de extremistas. Varios otros hablaron de amenazas e intimidación. Uno todavía llevaba un yeso en el brazo desde un asalto.
El 2 de febrero, Abdul Hakim Shimul, un corresponsal del periódico Samakal, recibió un disparo en la cara mientras cubría la crisis política. Murió un día después. Los periodistas especularon: ¿fue atacado directamente o quedó atrapado en un fuego cruzado cuando comenzaron los disparos?
"Bangladesh se ha convertido en un lugar peligroso para cualquiera que se atreva a cruzar la invisible línea establecida por extremistas islámicos con la intención de silenciar las voces disidentes con cuchillos y armas de fuego", informó CNN en abril de 2016. La situación no ha cambiado.
Durante meses, el periodista del Dhaka Tribune Adil Sakhawat recurrió a distintas fuentes con la esperanza de que lo llevaran a un grupo militante responsable del ataque de octubre de 2016, que mató a nueve guardias en la frontera entre Myanmar y Bangladesh.
Finalmente, recibió luz verde. Fue llevado en motocicleta a un lugar remoto, revisado y le vendaron los ojos. Tras dos horas de caminata por la selva, lo llevaron ante el segundo al mando del grupo.
El periodista se enteró de que los guardias fronterizos fueron víctimas para "saquear sus armas y municiones para nuestra formación guerrillera". La motivación del grupo, dijo el líder, era proteger a los Rohingyas, una minoría musulmana oprimida en Myanmar.
La historia fue publicada el 11 de enero pasado con el título "Pelearemos hasta la última gota de sangre".
¿Por qué Sakhawat, de 28 años, casado y con dos hijos, asumió semejante riesgo? "La militancia y la radicalización son las principales preocupaciones en todo el mundo. Tenemos que cubrir no solo a los líderes, sino a las raíces de estos grupos, sus seguidores y sus motivos”, dijo. “Confiaba en mis fuentes”.
Los recursos para cubrir el terrorismo que reuní para Bangladesh son aplicables en cualquier parte del mundo. Aquí hay tres que pueden ser útiles en la planificación de estrategias de reporteo:
La Global Terrorism Database (GTD) de la Universidad de Maryland ofrece una ventanilla única para la investigación de ataques terroristas. Según su sitio web, la lista de más de 150.000 incidentes es la base de datos desclasificados más completa del mundo sobre eventos terroristas.
Por cada uno hay fecha y ubicación, las armas utilizadas y la naturaleza del objetivo, el número de víctimas y –cuando es identificable–, el grupo o persona responsable. La GTD es parte del Consorcio Nacional para el Estudio del Terrorismo y las Respuestas al Terrorismo (START, por su sigla en inglés).
“La GTD ha tenido mucho tráfico de los medios en los últimos años, con millones de páginas vistas por mes", dice el director de START, Gary LaFree. En la tarde en la que hablamos, el Wall Street Journal lo llamó pidiéndole información sobre los siete países predominantemente musulmanes –Siria, Yemen, Irak, Somalia, Libia, Irán y Sudán– mencionados en la prohibición de viajar del presidente Trump.
LaFree señaló que la base de datos GTD muestra que no hay un solo caso de un ataque terrorista que involucre a un perpetrador de uno de esos siete países en el que un estadounidense haya sido asesinado en suelo de su país.
Otra fuente amigable es el Manual sobre Reporteo del Terrorismo, financiado por International Media Support de Dinamarca. En su lista de qué hacer y qué no hacer figura:
- Proporcione un contexto y no simplifique. Tales acontecimientos no ocurren en el vacío.
- ¡No especule en nada! Hable solo sobre hechos y de lo que se sabe y se puede verificar.
- Lo que informamos no debe poner en peligro la vida humana, y en muchos de estos casos necesitamos cooperar con las fuerzas de seguridad/funcionarios gubernamentales para evitar poner a otros en peligro.
- No utilice titulares de pánico y sensacionalistas.
- No use palabras inflamatorias, inapropiadas o despectivas.
- Asegúrese de que su historia incluya información de varias fuentes.
- Promueva la cohesión social, la paz y el patriotismo sin ser la voz o portavoz de ningún actor/agente.
- Cuente historias sobre la resiliencia de las comunidades, la buena intervención y otros ángulos positivos.
El Guía de Consumidores de Noticias de Último Momento de Alex Goldman ofrece asesoramiento a periodistas presionados por los plazos y la competencia.
"Publicar información no confirmada y rumores que circulan en las redes sociales es riesgoso. La información puede ser inexacta o fomentar mitos acerca de quién es responsable de la violencia ", escribe Goldman, productor de On the Media.
Entre los consejos del handbook’s terrorism edition se encuentran:
Por consejos de seguridad, los periodistas pueden recurrir al Comité para la Protección de Periodistas, al International News Safety Institute, a Reporteros sin Fronteras y al Rory Peck Trust, que brinda materiales para ayudar a los periodistas a evaluar peligros potenciales.
Imagen con licencia Creative Commons en Flickr, vía DVIDSHUB. Segunda imagen cortesía de la Global Terrorism Database. Tercera imagen cortesía de On the Media.