El poder construye barreras y el periodista busca derribarlas. Se trata de una regla no escrita, considerada por el escritor colombiano Gabriel García Márquez como la base de toda actividad periodística. Sin embargo, algunos gobiernos comenzaron a reducir voluntariamente estos obstáculos mediante la aprobación de una legislación diseñada para que la información sea más accesible a los ciudadanos.
Hasta la fecha, aproximadamente 90 países tienen leyes de libertad de información que establecen normas y plazos para facilitar la obtención de datos. Incluso en países (democráticos) que carecen de normas específicas, es asumido que el acceso público a la información es garantizado por el derecho a la libertad de expresión. Pero en cualquiera de estos estados las normas no garantizan la transparencia. En primer lugar porque la mayoría de las personas, incluyendo los periodistas, no son conscientes de que tienen derecho a acceder a la información generada por sus gobiernos.
Lo que sigue aquí son algunas sugerencias y consejos que pueden facilitar el trabajo de los periodistas al solicitarle información a las autoridades, incluso en aquellos países donde no existe una ley específica que regule el tema. Si los periodistas tienen acceso a datos precisos, sus reportajes tendrán una calidad superior y los ciudadanos estarán mejor informados a la hora de tomar decisiones que involucren al futuro de sus sociedades.
Algunos puntos clave a tener en cuenta:
- ¿Dónde está la información?
La primera tarea que deben hacer los periodistas es identificar qué instituciones del Estado tienen la información que necesitan. Comúnmente, diversas oficinas gubernamentales poseen la misma información, y en el caso de los países que no cuentan con legislación específica sobre el tema, estas oficinas también pueden regular en los hechos el acceso a esos datos requeridos. Es importante destacar que los periodistas deben tener en cuenta desde el principio que la información que están buscando podría no sólo ubicarse escondida en los escritorios de los altos funcionarios del gobierno, sino también estar disponible en bases de datos públicas. A veces también se pueden encontrar los datos en lugares menos burocráticos como instituciones privadas y oficinas regionales de los ministerios, entre otras posibilidades.
- ¿Es “secreta” la información?
Antes de hacer una solicitud formal, los periodistas deben asegurarse de que la información requerida no ha sido clasificada como secreto de Estado por la constitución, por alguna ley nacional o por cualquier otra norma. Toda la información que afecta a la seguridad nacional, que involucra secretos comerciales o financieros, investigaciones criminales (juicios sumarios) o la vida privada de los ciudadanos comunes que no ocupan puestos burocráticos se encuentra comúnmente restringida. Todo lo demás es público: estadísticas oficiales, ejecución de presupuestos y adquisiciones de empresas que tienen un contrato con el estado, por ejemplo. Aunque suene obvio decirlo, cualquier cosa que es pública nunca debe de ser secreta.
- Más es menos
Cuanto más precisa sea la solicitud de información, más probabilidad hay de que los periodistas reciban una respuesta que satisfaga sus expectativas. Cada solicitud tiene que estar escrita de una forma simple y debe identificar los datos requeridos con la mayor claridad posible. Es muy importante definir los parámetros: si los periodistas están interesados en obtener información para un período de tiempo específico deben indicarlo en su solicitud. También hay que aclarar de qué forma la información debe ser expresada en la respuesta: por ejemplo, anualmente, en reportes mensuales, etc.
- Una pregunta a la vez
Al solicitar información los periodistas deben hacer una pregunta a la vez para requerir sólo una respuesta de la administración pública. Es mejor hacer varias solicitudes de información en lugar de tomar el riesgo de escribir una larga lista de preguntas que podrán terminar sin respuesta.
- Amable pero fuerte
Siempre es recomendable mencionar la ley al hacer un pedido de información. Cuando escribas la solicitud, menciona las normas que garantizan el ejercicio de este derecho en cada país y los artículos específicos de la constitución o de las leyes de acceso a la información, dependiendo del caso. En aquellos estados en los que aún no ha sido aprobada una ley específica que garantice el acceso a la información, puedes apelar a algunos artículos de documentos internacionales sobre derechos humanos, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos (artículo 19), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (también el artículo 19) o, si te encuentras en el continente americano, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (artículo 4), la Convención Interamericana de Derechos Humanos (artículo 13) y la Convención Interamericana contra la Corrupción (texto completo).
En los estados democráticos los funcionarios públicos, independientemente de su rango, tienen la obligación de proporcionar información oportuna y precisa a los ciudadanos. Sin embargo, así como algunos funcionarios pueden olvidar este deber, los periodistas -a través de un lenguaje respetuoso y firme- deben recordarles el rol que deben tener ante cada solicitud de información.
- Prueba de la solicitud
Es esencial que, al hacer una solicitud de información, los periodistas obtengan una copia firmada y sellada de ésta por el organismo público o autoridad en donde hicieron el trámite, para demostrar que el pedido fue realizado y recibido. También es importante estar en contacto con el funcionario que responderá a la petición, para poder realizar un seguimiento de la solicitud y aclarar cualquier duda que pueda surgir sobre la documentación requerida o algún otro dato específico.
- Persiste, siempre persiste
Los periodistas deben ser persistentes. Si la primera consulta no fue contestada o su respuesta es incompleta o ambigua, presenta una segunda petición. Si los periodistas cometen errores en la primera solicitud (falta de claridad de la información requerida, por ejemplo) deben corregirla. En los casos en los que se necesite una segunda solicitud, el tono de ésta deberá ser aún más fuerte y enfatizar la obligación legal de todos los funcionarios públicos en los estados democráticos de proporcionar información a los ciudadanos.
- El silencio también es noticia
Aún cuando las leyes y los tratados internacionales obligan a los funcionarios a dar información precisa y oportuna, es común que las solicitudes de información no se respondan. Y si son contestadas, es frecuente que no cumplan con las expectativas de los periodistas porque la información resulta incompleta o confusa. Esto es particularmente común en estados en los que no hay un sistema para facilitar el acceso a la información pública. Pero en muchas ocasiones la falta de respuestas es una política deliberada del gobierno para negar el derecho a ser informado. En ese caso, el silencio administrativo también puede convertirse en una historia: un periodista puede, por ejemplo, preparar un reportaje basándose en el número de solicitudes que no han sido contestadas y denunciar la falta de transparencia de un tema en particular.
Maye Primera trabaja como corresponsal en Caracas de los periódicos El País (España) y Clarín (Argentina). Es autora de La Biografía de Diógenes Escalante, de un libro de entrevistas llamado La república Alucinada y del informe "Rostros y voces contra la impunidad".
Este post fue extraído de “Objetivos de Desarrollo del Milenio: Guía para Periodistas; cómo cubrir los compromisos de desarrollo para el año 2015 y más allá, publicado por el Instituto Internacional de Prensa. El post fue publicado originalmente en el sitio web del Global Investigative Journalism Network (GIJN), una asociación de 90 organizaciones sin fines de lucro de 40 países dedicadas al periodismo de investigación. Cada dos años, GIJN es co-patrocinador de la Conferencia Mundial de Periodismo de Investigación. Puedes seguir a GIJN en su Global Listserv, por medio de los boletines de la Global Network News, y en Twitter y Facebook.
Texto traducido del inglés al español por Andrea Arzaba.
Imagen con licencia de Creative Commons, via kevin dooley en Flickr.