Combatir la desinformación puede ser muy simple

May 29, 2024 en Lucha contra la desinformación
Lámparas

Este artículo se elaboró en colaboración con el programa Periodismo y Desinformación de PEN America. PEN America se encuentra en la intersección de la literatura y los derechos humanos para proteger la libertad de expresión en Estados Unidos y el mundo. La desinformación supone una amenaza fundamental para la libertad de expresión y la democracia. Para más recursos útiles visita Facts Forward hub.


En 2022, la periodista de ProPublica Melissa Sánchez conoció la desgarradora historia de un trabajador agrícola de Wisconsin que atropelló mortalmente a su hijo con una minicargadora de tres toneladas.

Sánchez estaba investigando muertes y lesiones en pequeñas explotaciones agrícolas de todo el país, con un interés específico en cómo afectaban esos sucesos a los inmigrantes. Ese reportaje se convertiría en una serie coproducida con Maryam Jameel llamada "America’s Dairyland".

Sánchez fue a Wisconsin y buscó a José, el padre del que había oído hablar. Empezó visitando un restaurante mexicano cerca de la granja. Sánchez, que habla español, describió el proceso de búsqueda de José en un diario en primera persona para ProPublica:

"[En el restaurante] fui directamente a la cocina y pregunté si trabajaba allí alguien de Nicaragua", escribió. "La suerte quiso que saliera un hombre del norte de Nicaragua y me dijera que una vez había trabajado con José en otra granja. Más tarde, durante su pausa para comer, fuimos a su departamento y le envió a José un audio de WhatsApp sobre mí".

El resultado de la tenaz investigación de Sánchez fue una revelación: José no había atropellado a su hijo. Otra persona de la granja había estado manejando la maquinaria.

La historia de un padre que había matado inadvertidamente a su hijo, con la que corrieron los medios de comunicación locales, era una información errónea, basada en la entrevista inicial de un ayudante del sheriff con José. Además del inmenso dolor de perder a un hijo, José cargó con una culpa injusta. Si no hubiera sido por una investigación a la vieja usanza, la información habría seguido circulando de manera inexacta.

Mis colegas del programa de desinformación y periodismo de PEN América han conversado con periodistas, editores y organizaciones relacionadas durante los últimos 18 meses sobre cómo están enfrentando la desinformación.

En 2021, PEN ya había encuestado a más de 1.000 periodistas y editores sobre el tema. Más del 90% afirmó que la desinformación ha afectado su trabajo en los últimos años, y el 81% dijo que era un problema muy grave. Pero cuando se trata de prácticas que pueden ayudar a los periodistas en sus esfuerzos por combatir la desinformación, muchos señalaron que sus redacciones no las estaban aplicando.

Parte de la razón puede ser que estamos sobrevalorando lo que significa combatir la desinformación con eficacia. Las técnicas más efectivas para desmentir no requieren una tecnología sofisticada, sino escuchar a la gente e idear formas innovadoras digitales y reales de involucrarla.

Ir al terreno

Mientras trabajaban en la serie Dairyland, Jameel y Sánchez reconocieron que llegar a los trabajadores agrícolas migrantes de las zonas rurales de Wisconsin iba a ser todo un desafío.

"Tienen turnos de trabajo de locos trabajan 60 u 80 horas, están muy aislados, no pueden conducir legalmente y viven en la granja", explica. Para llegar a ellos probaron varias cosas a ver qué funcionaba.

Sánchez primero hizo lo que llamó folletos "clip art" explicando en español que era una periodista que quería hablar con los trabajadores agrícolas. Con Jameel los distribuyeron en pequeñas tiendas de comestibles de todo Wisconsin, donde sabían que la gente iba a cobrar sus cheques.

Tras la publicación de la primera cobertura, el equipo visual de ProPublica creó folletos más sofisticados y uno de la historia para distribuir. El equipo también encargó versiones de audio en español.

"Fue para que la gente pudiera acceder a las historias, porque muchos tienen un bajo índice de alfabetización y no saben leer", explica Sánchez. José, por ejemplo, tiene estudios de primer grado. Le contó a Sánchez que escuchó la historia del accidente de su hijo varias veces.

"Fue escuchando el audio que pudo entender cómo había muerto realmente su hijo", dijo.

En la encuesta de PEN América, solo el 38% de los periodistas y editores afirmaron que establecían contactos directos con regularidad para desarrollar relaciones y confianza con su público. Esto puede deberse a que los reporteros trabajan con recursos cada vez más limitados, a la escasez de personal de apoyo y a la creciente presión para informar con rapidez sobre temas de actualidad, y es una de las razones por las que la desinformación es difundida inadvertidamente por las personas que más se preocupan por detenerla.

Como demuestra el ejemplo del folleto, generar confianza en la comunidad no tiene por qué ser caro ni complicado.

Algunos de los grupos demográficos más vulnerables a la desinformación son los ancianos, los habitantes de zonas rurales y las comunidades de inmigrantes. Los directivos de las redacciones pueden marcar una gran diferencia en la lucha contra el problema si dan a su staff el tiempo y libertad creativa para conocer a los miembros de la comunidad en la que trabajan. En muchos casos, la única manera de llegar al corazón de las historias es hablando con las personas implicadas.

En PEN, además de ofrecer orientación a los periodistas que luchan contra la desinformación a través de nuestro centro de recursos Facts Forward, también trabajamos sobre el terreno con la comunidad para ayudarlos a reconocer y combatir las narrativas falsas.

Estamos trabajando en tres ciudades clave que están experimentando cambios demográficos y políticos: Miami, Dallas y Phoenix. Invertimos en la resiliencia de la comunidad contra la información falsa y engañosa a través de reuniones comunitarias y asociaciones con los medios de comunicación.

Los consejos de Trusted Messenger de PEN ofrecen información útil sobre participación comunitaria para periodistas y editores, con ideas del staff de Resolve Philly, Politico, Texas Tribune y Votebeat.

Escucha con atención y "con la suficiente anticipación para que lo que escuches de la comunidad incida realmente en tu trabajo", dice Annie Yu, directora de engagement de Politico. "La gente responde a los humanos". Su redacción consiguió llenar vacíos informativos respondiendo a preguntas con regularidad.

La tecnología como herramienta

Las redes sociales son un caldo de cultivo para la desinformación.

En la encuesta de PEN, la gran mayoría de los periodistas dijeron que necesitaban aprender sobre herramientas para contrarrestar información falsa en línea, incluidas herramientas de detección de bots y de verificación de imágenes.

Recursos como Sensity.ai y la búsqueda inversa de Google ayudan a detectar fotos y videos alterados o descontextualizados. Organizaciones como The Markup y Bellingcat ofrecen a diario excelentes recursos sobre el uso de tecnología y técnicas de inteligencia de datos abiertos (OSINT) para localizar a los emisores de desinformación y corregir las falsas narrativas.

PEN America también ofrece información y actualizaciones sobre IA generativa y desinformación, así como guías para el uso de herramientas de verificación en línea.

Dicho esto, la tecnología no es necesariamente salvadora especialmente las primeras formas de IA generativa, y no todas las redacciones tienen los medios para experimentar y establecer normas para software y herramientas costosas. Hay motivos para ser cautos a la hora de utilizar nuevas tecnologías en la redacción.

Varios periodistas, entre ellos el nuevo director de iniciativas de IA del New York Times, han señalado que ChatGPT y otros modelos de aprendizaje automático pueden ser útiles en tareas como el análisis sintáctico de datos y la programación, pero siguen necesitando mucha supervisión humana para ayudar adecuadamente a los periodistas. Sin embargo, todavía no existe en el mercado una plataforma de detección de deepfakes fiable y de fácil acceso. Y las que existen pueden tener un costo prohibitivo para los medios con pocos recursos.

"Me preocupa que las redacciones pequeñas y con poco personal confíen demasiado en estas herramientas en momentos en que la industria periodística lucha contra los despidos y los cierres", decía el periodista de datos Jon Keegan en una columna reciente para The Markup. "Y cuando hay una falta de orientación por parte de la dirección de la redacción sobre el uso de estas herramientas, puede dar lugar a errores e imprecisiones".

La detección de bots y otras herramientas que pueden ser útiles para investigar posibles fuentes de desinformación se quedan obsoletas cuando las redes sociales cambian sus normas, amenazan con prohibirlas o las desmantelan. Ese fue el caso de Bot Sentinel, la antigua herramienta de análisis gráfico de Twitter WhoTwi y, más recientemente, la herramienta de monitorización de redes CrowdTangle.

Los metadatos la información adjunta a las fotos que indica cuándo y dónde fueron tomadas fueron en su día un método de verificación fiable, pero ahora la mayoría de las redes borran esos datos como medida de privacidad.

La conclusión es que el mundo de la tecnología para combatir la desinformación evoluciona rápidamente aparecen y desaparecen nuevas herramientas y, en muchos casos, significa operar al capricho de empresas privadas y de las decisiones que toman sobre sus plataformas.

En la encuesta de PEN, solo el 35% afirmó que sus redacciones estaban aplicando cambios para atraer y contratar a periodistas que garantizaran una amplia variedad de perspectivas en la redacción. Solo el 21% afirmó que sus redacciones dedicaban recursos a establecer relaciones en comunidades en las que hay buenas chances de que circule desinformación.

En vísperas de períodos electorales en todo el mundo, los medios harán bien en apoyar a periodistas reales es decir, humanos que posean los conocimientos culturales y profesionales necesarios para detener la desinformación allí donde nace. A la hora de desmentir, utiliza recursos tecnológicos pero da prioridad a las personas.


Foto de Hartono en Unsplash.