Sri Lanka aún no se recuperó de la guerra civil que terminó en 2009; las raíces del prolongado conflicto étnico del país siguen sin resolverse. Además, en los últimos años, esta nación insular de 22 millones de habitantes ha lidiado con la corrupción generalizada y el autoritarismo bajo el liderazgo de la familia Rajapaksa.
La crisis económica se ha convertido recientemente en una crisis política. Las protestas se han extendido por todo el país, dejando el futuro político en la incertidumbre. Periodistas que informan sobre la crisis han sido atacados por personal de seguridad del Estado. Aunque parece improbable que se produzca una represión más amplia en el corto plazo, la reputación de reprimir y suprimir la disidencia que tienen los Rajapaksas significa que no se pueden descartar mayores brotes de violencia.
Recurrimos a Kusal Perera, periodista y analista político radicado en Colombo, para que nos ayudara a contextualizar lo que ocurre. Perera, que solía escribir una columna regular para el Daily Mirror, ha escrito sobre la crisis en su blog personal, aquí y aquí.
¿Qué deben saber los periodistas sobre la crisis económica y política de Sri Lanka?
La crisis política de Sri Lanka tiene que ver con un creciente déficit comercial exterior. Desde que el presidente J. R. Jayewardene abrió el mercado al libre comercio en 1978, e introdujo lo que se llama comúnmente el "mercado abierto o libre", Sri Lanka nunca ha podido cubrir el coste de sus importaciones con los ingresos de las exportaciones.
El déficit del comercio exterior no ha dejado de crecer con cada gobierno votado desde entonces, obligado a buscar préstamos en dólares por numerosas vías para enjugar ese déficit, que crece sin que se preste atención a las importaciones desde la liberación del comercio.
La pandemia del COVID-19 fue utilizada como tapadera de la creciente crisis económica por el actual régimen de Rajapaksa, respaldado por la gran mayoría del electorado cingalés-budista. Continuaron con la corrupción, sin preocuparse por la disminución de las reservas de divisas. En solo dos años, las reservas se redujeron en un 70%, hasta los US$2.300 millones en febrero de 2022.
¿Cómo afecta la crisis económica a la vida cotidiana de la gente?
Sri Lanka no puede importar la mayor parte del combustible esencial, gas LP [petróleo licuado], medicamentos y otros artículos que cubren necesidades diarias. La grave escasez de combustible provoca, de momento, cortes de electricidad que duran de cinco a siete horas. La crisis lo es todo: escasez, inflación, aumento del coste de la vida, pérdida de espacio económico para la mayoría en el sector informal y la interrupción de la movilidad.
El colapso de los servicios, y la incertidumbre que eso genera, han dejado la vida de las personas totalmente sin planificar. Esa misma incertidumbre ha dejado a la industria manufacturera también en una situación desesperada. El sector manufacturero de exportación, especialmente el de la confección, se siente amenazado por posibles retiradas de compradores y marcas que prefieren estabilidad y una producción ininterrumpida. Esto hace que el empleo de miles de trabajadores corra peligro.
¿Cuáles son las demandas de los manifestantes?
Las primeras manifestaciones estallaron en las zonas rurales en septiembre-octubre de 2021, previo a temporada de cultivo de arroz, en protesta por la prohibición total de fertilizantes químicos y otros insumos agrícolas impuesta por el presidente Gotabaya Rajapaksa a fines de abril de 2021. Estas movilizaciones cobraron más fuerza cuando los pequeños productores de té también protestaron exigiendo insumos agrícolas. Allí afloró el gran debate sobre las divisas y la inminente crisis económica.
Cuando el presidente Rajapaksa se vio obligado a dar marcha atrás a su afirmación de fines de 2021 de que Sri Lanka sería el primer país limpio y ecológico en agricultura con fertilizantes orgánicos, y a levantar la prohibición de los fertilizantes químicos, las protestas remitieron, pero dejaron una sociedad agitada por la escasez de alimentos esenciales y el rápido incremento de los precios.
Con la grave escasez de combustible y gas LP que obliga a la gente a ir en busca de minoristas y hacer largas colas, y los cortes de electricidad que aumentaron de dos horas iniciales al día a cinco o más, el estilo de vida de la clase media urbana se desbarató casi por completo, lo que generó furia hacia los Rajapaksas. El enojo social fue lo que dio lugar al lema #GotaGoHome, que tuvo una gran campaña inicial en redes sociales y a través de grupos de WhatsApp y plataformas similares.
Si los Rajapaksas se van, las protestas de los jóvenes que comenzaron el 9 de abril en Galle Face Green enfrentarían un dilema en pocos días. Llevaron a la demanda de un "gobierno interino" formado en el seno del actual parlamento, que los mismos jóvenes condenaron inicialmente como un "parlamento canalla".
¿Qué tan probable es que Gotabaya Rajapaksa o el primer ministro Mahinda Rajapaksa dimitan?
Parece muy remoto, ya que las protestas de los jóvenes no hacen mucha mella en la política parlamentaria. Además, los partidos de la oposición no están dispuestos a hacerse cargo del gobierno con esta enorme bancarrota económica. La razón principal es que ellos tampoco tienen respuestas para esta crisis, a pesar de sus críticas.
Si acaso, sería un compromiso entre los Rajapaksas y las facciones revueltas en el gobierno lo que podría cambiar la jefatura de gobierno dentro del partido gobernante [Sri Lanka Podujana Peramuna] (SLPP), pero no la presidencia. La presidencia, con la 20ª enmienda de la Constitución, es lo que les da a todos ellos la palanca para manipular el poder político para mantenerse en el poder.
¿Qué supondría para Sri Lanka la abolición de la presidencia ejecutiva? ¿Es algo que ve como una posibilidad real?
Esto se demanda fuera del parlamento, en la clase media urbana y los círculos profesionales. La abolición de la presidencia ejecutiva se presenta como la única respuesta para erradicar la corrupción y la falta de transparencia, y esta suerte de autocracia de superpoderes.
Pero en Sri Lanka, sin un programa de desarrollo alternativo y pragmático respaldado por reformas estatales de gran alcance, la mera abolición de la presidencia ejecutiva para volver a un sistema de gobierno parlamentario no sería diferente al de la India.
Foto de Mariana Proença en Unsplash.