Hong Kong ya no es el bastión de la libertad de prensa en Asia-Pacífico que fue en el pasado.
Desde que Pekín impuso la Ley de Seguridad Nacional (NSL, por su sigla en inglés) en julio de 2020, se han producido redadas en las redacciones, detenciones de periodistas y cierres de medios de comunicación.
En este incierto escenario, Hong Kong Free Press (HKFP) es el único medio de comunicación independiente en lengua inglesa que queda. Fundado por el periodista Tom Grundy tras el Movimiento de los Paraguas en 2014, el equipo de redacción, formado por nueve periodistas, continúa con su misión de informar, aunque con cautela.
Hablé con Grundy sobre la situación actual de la libertad de prensa en Hong Kong. Esto es lo que tenía para decir.
¿Queda todavía libertad de prensa en Hong Kong?
Grundy: El gobierno de Hong Kong dice que nada ha cambiado y que la libertad de prensa sigue intacta, pero basta con leer la cronología golpe por golpe en nuestro sitio web. [Hong Kong] sigue siendo en cierto modo un centro de medios de comunicación, con oficinas internacionales como AFP, Reuters, AP y la BBC todavía presentes, aunque otras han decidido pasar de largo e instalarse en Taiwán.
[El periodismo] se ha convertido en un trabajo arriesgado. En Hong Kong Free Press recibimos a menudo asesoramiento jurídico y hacemos lo posible por anteponer la seguridad.
¿La Ley de Seguridad Nacional afecta en mayor medida a los medios de comunicación locales y a los periodistas independientes?
Supongo que muchos argumentarán que hay un mayor escrutinio de los medios de comunicación en lengua china, como ha sido el caso en la China continental durante algunas décadas.
Muchos medios son propiedad de empresarios con intereses en la China continental, o de conglomerados chinos, lo que a menudo dicta una postura bastante conservadora. Muchos temas han sido sensibles y obvios durante mucho tiempo, como Tíbet, Taiwán o Tiananmen.
Ahora, hay más sensibilidades en Hong Kong y no está claro dónde están esas líneas rojas; los términos parecen no estar fijados. Probablemente esto sea beneficioso para las autoridades, porque muchos medios de comunicación y la sociedad civil compensarán en exceso.
Esas borrosas líneas rojas pueden conducir fácilmente a la autocensura, ¿no?
Si pones la NSL al frente de tu mente, y la tradición periodística y el código ético en el fondo de tu mente, te vas a volver loco. Acabarás autocensurándote.
La autocensura puede manifestarse cuando ciertos temas se tratan de forma muy desequilibrada, se ignoran totalmente o se entierran en lo más profundo de la página 16 del periódico. Es difícil saber lo que ocurre en otras redacciones. No tenemos ninguna intención de infringir ninguna ley, evidentemente, pero procuraremos, no obstante, difundir las noticias.
¿Cómo gestionan eso?
Hemos tenido que ser más selectivos, pero no hay noticia local dura que no podamos hacer. Sortearemos esas líneas rojas y así es como sacamos las noticias diarias.
Al principio, nuestra misión era llenar el vacío entre el chino y el inglés. Poco a poco nos fuimos profesionalizando y ampliando. En 2019, retransmitimos en directo desde la primera línea de las protestas de una forma que otros medios no hicieron.
Luego llegó COVID-19 y más tarde la NSL. Ahora estamos informando sobre sus consecuencias, especialmente desde los tribunales. Como han desaparecido tantos medios de comunicación, también lo han hecho sus archivos. Proteger nuestro propio archivo se ha convertido en algo muy importante, y parte de nuestra misión es escribir ese primer borrador de la historia en inglés.
¿Es el control de los medios de comunicación una forma de controlar también el pasado de Hong Kong?
Hace unos días, el Gobierno suprimió una sección entera sobre la historia de Hong Kong de su anuario, que se publica desde hace décadas. En temas como las protestas de 2019, el Gobierno ha replanteado totalmente su postura sobre lo ocurrido. Hoy en día, las autoridades incluso dicen que Hong Kong nunca fue una colonia.
Es deber de los medios garantizar que si algo se afirma falsamente lo denunciemos, trabajando con hechos. Sé que no a todos los medios les resulta fácil, pero no estamos aquí para darles un megáfono a las autoridades.
¿Cómo podría afectar la futura legislación a los medios de comunicación de Hong Kong?
Ha habido cientos de condenas en virtud de la NSL, aunque las autoridades han procurado utilizarla con moderación y en los últimos años han recurrido a la Ley de Sedición de la época colonial, de redacción más vaga y más amplia. La Ley Fundamental de Hong Kong exige que la ciudad introduzca su propia ley de seguridad. Un intento de aprobarla en 2003 fracasó bajo el peso de las protestas masivas, pero algunos analistas sugieren que se activará el próximo año.
Hemos oído sugerencias intermitentes sobre una ley de crowdfunding y una legislación sobre noticias falsas. Sin embargo, cuando el gobierno se refiere a las "noticias falsas", tiende a dar ejemplos de civiles que publican cosas en las redes sociales, que es diferente de los medios de noticias. No hay muchas pruebas de que ningún medio de Hong Kong publique noticias falsas.
No sabemos cómo será ni cómo nos afectará. Probablemente habrá sentencias más duras y estoy seguro de que habrá algunos puntos de preocupación para los medios de comunicación.
¿Esperan encontrarse con más presiones en el futuro?
Lo que era impensable en el pasado se ha normalizado. Hay miles de millones de dólares en juego y miles de burócratas; creo que seríamos ingenuos si pensáramos que esto se va a calmar.
Basta con mirar a los primeros días de lo que estaba ocurriendo en China bajo el gobierno de Xi Jinping en términos de sociedad civil, represión de los abogados y censura de Internet. Se podría prever que en Hong Kong esto es sólo el principio. No soy particularmente optimista.
¿Por qué se quedan en la ciudad?
Decidimos quedarnos porque seguimos teniendo oportunidades y privilegios que, sin duda, no existen en China continental. Podemos ir a la asamblea legislativa, podemos seguir las audiencias judiciales, podemos asistir a ruedas de prensa y hacer preguntas difíciles a altos funcionarios, incluido John Lee, como hago yo cada pocas semanas.
Mientras podamos seguir haciéndolo, y encontremos la manera de informar sobre noticias duras, al menos desde nuestra posición privilegiada como medios de comunicación en lengua inglesa, entonces merece la pena quedarse y ocupar el espacio que nos queda. Puede llegar el día en que juzguemos que no podemos hacer nuestro trabajo y tengamos que replanteárnoslo.
Queremos registrar lo que ocurre en la ciudad. Todavía hay 7 millones de personas que viven en Hong Kong y mucha gente en el extranjero y en la diáspora china. Queremos mostrar lo que ocurre cuando una ciudad abierta, antaño libre y semidemocrática, da paso a una situación más autoritaria, por mucho que el gobierno haya dicho que la NSL es similar a las del extranjero y que ha traído paz y estabilidad.
Creo que una de las razones por las que seguimos existiendo es que nos hemos asegurado de no ser en modo alguno una plataforma de apoyo. Tenemos una postura estrictamente imparcial, normas éticas que compartimos en línea y una transparencia absoluta con nuestra financiación. Sólo informamos de los hechos y dejamos que los lectores decidan.
Foto de Cheung Yin en Unsplash.