Al tiempo que los medios intentan llegar a nuevos públicos a través de bots cada vez más sofisticados, boletines personalizados y videos orientados a las redes sociales, una revista francesa va en sentido contrario: trabaja para colocar historias largas y complejas sobre el papel.
Su formato no es tan innovador. Se ha utilizado para contar historias divertidas, sobre todo a los niños, durante décadas. Estamos hablando de los cómics.
El uso exitoso que La Revue Dessinée hace del formato historieta radica en el aprovechamiento de la narrativa visual y artística para hacer que las noticias sean más comprensibles y atractivas, sin que sean menos serias o creíbles.
La mayoría de las historias tienen alrededor de 30 páginas, y abordan temas complejos como políticas económicas, escándalos financieros, cuestiones de privacidad después de las filtraciones de Snowden o la prostitución en París.
Amélie Mougey, editora en jefe de la revista, ha visto cómo la revista trimestral ha evolucionado en los últimos tres años, pasando de un divertido proyecto dirigido por varios artistas de cómics a una revista de renombre y galardonada.
"Las instituciones serias que nos han premiado señalaron: 'Verificamos los historias, ya que son cómics, pero todo estaba bien'", dice. “Era difícil ser reconocidos al principio como un legítimo medio de prensa debido al formato, pero después de tres años, siento que hemos demostrado nuestra credibilidad”.
Para cada historia, un ilustrador y un periodista se unen para investigar o analizar un tema, generalmente asignado por los editores de la revista. Mougey compara ese trabajo con una sana combinación de dar y recibir: el periodista trata de convencer al artista para dar determinada información y detalles, mientras que el artista pone el énfasis en una narrativa más visual y agradable.
"Una narración co-construida nace de estos dos enfoques en que el imperativo del periodista es basarse en la realidad mientras que el artista quiere darle más énfasis a la narrativa visual”, dice Mougey. "Así que terminamos con historias en las que ambos aprendemos cosas y que se leen como un cómic, una novela o un objeto más cultural".
Los editores eligen tanto al periodista como a los artistas, centrándose en lo que estos podrían aportar a una historia específica. Algunas historias económicas muy complicadas pueden requerir a un artista de cómics con talento para conceptualizar conceptos abstractos. Los periodistas son elegidos por sus habilidades para dirigir investigaciones complejas, ya que la mayoría de las historias abarcan varios meses.
Mougey trabajó en una historia sobre desertores de la escuela secundaria que se reintegraron en un programa especial para ayudarles a conseguir su diploma. Ella siguió a una clase de estudiantes por nueve meses desde el primer día hasta que terminaron sus exámenes, y los visitó con el ilustrador dos veces al mes.
"El dibujo es una oportunidad para informar; facilita una relación de confianza", explica Mougey, quien también ha informado sobre prostitución. "Creo que permite un enfoque más suave y sutil, y genera autenticidad respecto de las personas en las historias".
Sin embargo, enfatiza que los mismos requisitos periodísticos que se usan en los informes tradicionales se aplican a su revista. Las fuentes son directas e identificadas, y solo son anónimas en casos extremos. Si el artista cuenta la historia con su propio estilo estético, no cambiará nada para satisfacer la petición de un entrevistado para "verse mejor", ni tampoco lo caricaturizará.
The Revue Dessinée está creciendo, tanto en ventas como en suscripciones. Y Mougey es optimista, especialmente cuando los lectores contribuyen con ideas y peticiones tales como "incluir a más mujeres artistas”.
La revista también ha comenzado a trabajar en colaboraciones con otros medios tradicionales franceses como Le Monde, Mediapart y Les Jours, que están mostrando interés en explorar nuevas narrativas visuales para sus artículos y redes sociales.
Imágenes cortesía de La Revue Dessinée.