El estancamiento de las tarifas de los freelancers ha empujado a algunos periodistas hacia trabajos en comunicación mejor remunerados. Mientras tanto, una nueva generación de creadores suele combinar ambas disciplinas desde el principio.
Esta convergencia plantea interrogantes sobre la independencia periodística, los límites éticos y la capacidad de las audiencias para distinguir entre información imparcial y mensajes patrocinados, especialmente a medida que las redes sociales se consolidan como fuentes primarias de información.
Hablé con Felicity Nelson, periodista científica y médica con artículos en Nature, Guardian Australia, Medscape y ABC News; Carl Smith, periodista científico de la Australian Broadcasting Corporation; Lee Constable, divulgador y autor de libros infantiles, y Phil Dooley, autor, presentador, realizador de videos y formador científico, sobre las diferencias clave entre sus campos y por qué la distinción importa.
En qué se solapan y en qué difieren
Aunque la línea que separa el periodismo científico de la comunicación científica puede parecer difusa, quienes trabajan en ambos campos señalan una diferencia fundamental basada en las prioridades y la financiación.
Dooley describe la comunicación científica como un campo amplio —"por cualquiera para cualquiera, en cualquier medio"— en el que el periodismo científico es un subconjunto. Constable está de acuerdo y afirma que "todo el periodismo científico es una forma de comunicación científica, pero no toda la comunicación científica es periodismo".
La distinción clave, sin embargo, es la lealtad. "El periodismo científico se define por su orden de prioridades. Su primer deber es la verdad. Su segundo deber es para con el lector", dice Nelson. En cambio, la comunicación científica no independiente tiene un deber distinto: "Su primera obligación es con el cliente que paga por el contenido que se produce. Su segundo deber es con la verdad y su tercer deber es con el lector".
Dooley lo dice más claramente: "La distinción depende de quién paga las facturas".
Aunque ambos campos exigen claridad y destreza, el periodismo científico se define por su compromiso con la imparcialidad. El papel de un periodista no es "vender" sino servir al público, dice Smith. "Un periodista debe informar de manera justa, imparcial y equilibrada, basada en hechos y sin prejuicios. No están ahí solo para celebrar la última innovación. También están ahí como observadores independientes en nombre del público para entender las fallas, hacer las preguntas más difíciles y buscar comentarios de expertos independientes".
Esta función crítica es lo que separa las disciplinas. Mientras que los comunicadores destacan en explicar la ciencia, los periodistas se encargan de interrogarla. "Es muy necesario que el periodista, como observador externo, analice la ciencia y descubra los problemas", señala Dooley.
Para freelancers: comprende qué sombrero llevas puesto
Para los freelancers que asumen proyectos tanto periodísticos como de comunicación, es necesario mantener unos límites éticos claros, siendo conscientes del papel que se desempeña en cada momento.
"Como freelancer, el dinero viene de muchas direcciones, así que terminas con un pie en cada bando", dice Dooley. "Yo he hecho las dos cosas, simultáneamente, y siempre he sido muy consciente de qué sombrero llevaba en cada momento; por eso es importante distinguir los sombreros".
No mantener esta distinción puede dañar la credibilidad. Smith propuso una situación común: "Si una empresa te paga para que le ayudes a vender su producto, ¿perjudicará eso a tu autoridad a la hora de informar sobre esa empresa o sus productos si también actúas como periodista científico?"
Y añade que, aunque un periodista crea que puede ser objetivo, la percepción de un conflicto de intereses puede ser igual de perjudicial. "¿Creerá el público que eres una fuente de información digna de confianza si sabe que la empresa que estás criticando te ha pagado?"
Por qué la distinción es vital
En una época de desinformación rampante, la necesidad de un periodismo creíble e independiente nunca ha sido mayor. La ciencia en particular se ha convertido en un campo de batalla político y de intereses creados.
"Vimos que fue así durante la pandemia, lo vemos en las discusiones por el cambio climático y, cada vez más, en las discusiones sobre inteligencia artificial. Hay muchos intereses creados", observa Smith.
Aunque los comunicadores desempeñan un papel importante en la comprensión del público, los periodistas ofrecen una línea de defensa única contra la distorsión. El "cuarto poder" ofrece una evaluación independiente de los hechos y obliga al poder a rendir cuentas.
"Es fundamental contar con periodistas científicos. Sobre todo ahora que nos adentramos en un panorama en el que cada vez es más difícil encontrar la verdad entre torrentes de opiniones parciales y fuertes".
Imagen de Michal Jarmoluk en Pixabay.