Una confrontación en un restaurante griego.
Una confrontación repleta de testigos en un estacionamiento.
Estas dos escenas fueron desmentidas por el Washington Post. Su responsable fue Jaime Phillips, una mujer que parece haber estado trabajando con el Project Veritas usando grabaciones secretas para intentar engañar a los periodistas del Post con el objeto de que publiquen una historia falsa sobre el historial de acoso sexual del candidato Roy Moore. ¿Qué hacemos cuando llegamos al punto en que no podemos saber si un video así es real?
La historia sobre la no historia sacudió al periodismo en Twitter hace pocos días, cuando el Post publicó casi 10 minutos de imágenes de la reportera Stephanie McCrummen presentándole a Phillips una copia impresa de una campaña de GoFundMe para ayudarla a trabajar contra los principales medios. El artículo con el video señalaba que "cuando McCrummen puso su bolso cerca del bolso de Phillips para bloquear una posible cámara, Phillips movió la suya". Después James O’Keefe, el fundador del Proyecto Veritas -criticado por utilizar tácticas engañosas y grabar intercambios para avergonzar a sus objetivos-, twiteó un video de un encuentro entre él y el periodista del Washington Post Aaron Davis, que el Post publicó sin edición posteriormente.
The Washington Post sends a reporter to question me, but take a look. Who's interviewing who? Full: https://t.co/nEe7g7Cfa8 pic.twitter.com/tcrLxE9a8i
— James O'Keefe (@JamesOKeefeIII) November 27, 2017
Filmar una confrontación es la manera más directa posible de hacer que algo resulte creíble: audio, video, todo está allí, a veces en vivo. Esa es probablemente la razón por la que el Post se aseguró de poner en el tercer párrafo del artículo que un camarógrafo había filmado todo el encuentro. Y también es por eso que O'Keefe tuiteó el video editado (cortando la pregunta del reportero del Post y destacando el cuestionamiento que hizo mientras el periodista se acercaba a su auto y se burlaba de él por intentar desbloquear un Mustang en lugar de su sedán) y pasó buena parte del lunes compartiendo videos encubiertos de otros reporteros del Washington Post, que hablaban sobre el tráfico que en el sitio generan las noticias sobre Trump. Caramba, esa es incluso parte de la razón por la que los agentes de policía en todo Estados Unidos llevan cámaras encima.
Sin embargo, los investigadores ya han demostrado que los videos falsos altamente realistas no están lejos. Hace poco la Universidad de Washington anunció que sus investigadores habían desarrollado algoritmos capaces de convertir los clips de audio en un video sincronizado con alguien que dice esas palabras, por ejemplo, Barack Obama. (Días antes, muchos fueron engañados por una foto del presidente Trump que se inclinaba para una discusión con Vladimir Putin en la cumbre del G-20, aunque en realidad nunca sucedió).
En su extenso informe sobre el desorden de la información, Claire Wardle y Hossein Derakhshan, ambos de First Draft, señalaron que la industria se centra en la desinformación basada en textos en lugar hacerlo a través de videos o imágenes:
Los imágenes pueden ser mucho más persuasivas que otras formas de comunicación, lo que las puede convertir en vehículos mucho más poderosos de información equivocada y desinformación. Además, durante los últimos meses, nos enfrentamos a implicaciones tecnológicas por las cuales audios o videoclips relativamente limitados pueden actuar como 'datos de entrenamiento' muy poderosos que permiten la creación de archivos de audio o video completamente fabricados, haciendo parecer que alguien ha dicho algo que no ha dicho.
A medida que continuamos investigando y trabajando en la búsqueda de soluciones, nuestro mayor desafío será la velocidad con la que la tecnología refina la creación de videos y audios fabricados... Mark Zuckerberg en la Conferencia de Desarrolladores de Facebook, F8, en abril de 2017, demostró la nueva tecnología de Realidad Aumentada que permite a los usuarios "agregar" funciones y filtros a sus imágenes o videos. Zuckerberg usó el ejemplo de agregar más vapor a la imagen de su café de la mañana. El ejemplo es inofensivo, pero las versiones más oscuras de la realidad aumentada son fáciles de imaginar.
Teniendo en cuenta que los efectos visuales tienden a volverse más virales que el texto, esta es un área de creciente preocupación. El periodismo sólido es importante, pero también lo es descubrir que otras formas de mostrar tu trabajo y tus enfrentamientos, más allá del video, podrían ser manipuladas no demasiado lejos en el futuro. David Fahrenthold, del Post, mostró su trabajo a través de imágenes tuiteadas de su investigación escritas en un block de notas y ganó un Pulitzer. ¿Cómo pueden los periodistas luchar contra las noticias falsas sin confiar en el video o la grabación de audio para decir la verdad?
Así que, en fin, ver no siempre es creer.
Esta historia fue publicado originalmente en Nieman Lab y es reproducida en IJNet con permiso.
Imagen con licencia Creative Commons en Flickr, vía Loowgren.