Este recurso forma parte del kit de herramientas para medios de comunicación en el exilio de IJNet, elaborado en colaboración con la Red de Medios de Comunicación en el Exilio (NEMO), y con el generoso apoyo del Fondo de Emergencia para Periodistas Joyce Barnathan.
Una agencia (comercial, creativa o como se prefiera llamar) es una unidad operativa —formal o no— que presta servicios a terceros, aprovechando capacidades preexistentes en un medio. Estos servicios pueden incluir desde producción de contenidos, diseño gráfico, desarrollo tecnológico o consultoría estratégica, hasta redacción, campañas o formación.
En los últimos años, varios medios independientes latinoamericanos en el exilio han encontrado en estas unidades una vía concreta para diversificar ingresos y sostener su labor periodística.
Lo que distingue a estas agencias no es su cartera de servicios, sino su propósito: sostener la independencia editorial del medio sin comprometer sus valores fundacionales.
El medio cubano El Toque creó en 2022 su agencia Mediaplus Experience, para aprovechar las habilidades del equipo propio y convertir en un negocio estructurado lo que ocurría de manera orgánica. Los miembros del equipo de El Toque prestaban servicios puntuales (consultorías, gestión de redes sociales, desarrollo de páginas web) a clientes esporádicos y hubo consenso en el equipo de que debían organizar esas prestaciones en forma de una empresa, que incrementara las oportunidades de percibir ingresos complementarios al salario, al tiempo que diversificara el modelo de negocios del medio.
Aprovechando el prestigio y las relaciones construidas por el medio, Mediaplus ha sabido posicionarse como aliada estratégica de causas sociales. Sus principales clientes incluyen ONGs, organismos multilaterales y medios semejantes a El Toque, con valores compartidos.
Sin embargo, la constitución de la agencia ha enfrentado una tensión recurrente. Cada nuevo servicio exige procesos de gestión y estructura que desafían los límites del equipo interno y generan conflictos de prioridades: ¿qué debe ser primero: un servicio a un cliente o un producto editorial para el medio propio? Mediaplus lo ha resuelto destinando una persona a la coordinación de los proyectos y construyendo un pool de candidatos para prestar servicios que van más allá de los profesionales de staff del propio medio.
Desde El Salvador, Alharaca encontró en la comunicación estratégica con enfoque de género una vía concreta para sostener su proyecto editorial. Durante 2021 y 2022, esta línea de servicios a organizaciones sociales llegó a representar hasta el 50% de su presupuesto operativo.
No obstante, ese logro vino acompañado de un alto costo personal para su fundadora, Laura Aguirre. “Casi pierdo el pelo. Terminé más agotada de lo que he estado en toda mi vida”, confiesa Aguirre.
La ausencia de un equipo operativo dedicado exclusivamente a esta área convirtió el éxito financiero en una sobrecarga crónica. Por eso, Alharaca tomó una decisión consciente: reducir la oferta de servicios, priorizar su salud organizativa y usar los ingresos comerciales para nutrir un fondo de emergencias.
Una agencia puede sostenerte, pero no debe desbordarte. El crecimiento exige estructura.
Con una identidad enfocada en la comunidad migrante venezolana, Soy Arepita encontró una veta de sostenibilidad en su especialización en newsletters. Desde hace algunos años, el equipo ofrece su conocimiento curatorial y editorial a otros medios, y a entidades sociales o del ámbito sanitario.
Más allá del ecosistema mediático, también están explorando colaboraciones con startups de tecnología y salud, ampliando su base de clientes sin perder el rumbo editorial. Un principio clave los guía: solo trabajan con organizaciones que no cubren periodísticamente, lo que garantiza su independencia y credibilidad.
Este límite ético entre lo editorial y lo comercial se ha convertido en una fortaleza. Es lo que les permite crecer con confianza.
Rialta, un medio cubano gestionado desde México, ha sostenido parte de su operación vendiendo servicios editoriales especializados a universidades mexicanas. Corrección, maquetación, diseño y producción de libros han sido algunos de sus productos.
“Nosotros hemos vendido no solo ejemplares, sino servicios editoriales. Y eso nos ha posibilitado mantener nuestro propio catálogo”, dice Carlos Aníbal Alonso, su director.
Gracias a esta línea de trabajo, Rialta ha podido seguir publicando libros, incluso cuando su venta directa no genera rentabilidad inmediata. Aunque no opera como una agencia formal, en la práctica cumple esa función, y lo hace con coherencia editorial y financiera.
Las historias de El Toque, Alharaca, Soy Arepita y Rialta comparten cinco retos comunes que deben ser tomados en cuenta por cualquier medio que considere esta opción como una de sus posibles fuentes de ingreso:
- Sobrecarga operativa: Cuando los equipos editoriales también asumen la operación comercial, el agotamiento es casi inevitable. Necesitarás al menos una persona para gestionar los contratos con los clientes y los procesos. Idealmente, el negocio debería crecer con un pool de contratistas externos y no usando siempre el personal interno del medio.
- Falta de estructura comercial: Sin procesos definidos de venta, fijación de precios o gestión contractual, muchas veces se navega a ciegas.
- Dificultades para escalar: Ampliar la cartera de clientes o servicios requiere personal, formación y tecnología adicional.
- Conflictos éticos: Prestar servicios a actores que también se cubren periodísticamente puede comprometer la independencia editorial.
- Desalineación con la misión: Si la agencia crece de forma desarticulada con los valores del medio, puede generar tensiones internas o desvíos estratégicos. Por el contrario, comunicar con transparencia el rol de la agencia en sostener el proyecto editorial es una fortaleza que funciona para atraer nuevos clientes que quieren que su inversión tenga mucho más impacto.
Imagen de Sigmund con licencia CC en Unsplash.
Nieves creó este recurso como parte de su beca ICFJ Knight.