Cómo informar sobre las secuelas del COVID-19

24 sept 2021 dans Cobertura del coronavirus
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En alianza con nuestra organización matriz, el Centro Internacional de Periodistas (ICFJ), IJNet conecta a periodistas con expertos en salud y redacciones internacionales a través de una serie de seminarios web sobre COVID-19 como parte del Foro de Cobertura de la Crisis Mundial de la Salud.

El presente artículo corresponde a nuestra serie sobre el coronavirus. Entra aquí para leer más.

En contra de lo que muchos creían al principio, muchas veces al paciente que se recupera de COVID-19 no se le acaban los problemas. Un alto porcentaje de alrededor de 80% de las personas que contrajeron la enfermedad quedan con secuelas que pueden prolongarse durante varios meses, según reveló un estudio científico que ha detectado más de 50 efectos a largo plazo del llamado Long COVID.

Rosalinda Sepúlveda, médica psiquiatra mexicana y una de las autoras del trabajo publicado en la revista científica especializada Nature, destacó que es fundamental que los periodistas profundicen en esta faceta de la pandemia, que sigue siendo desconocida por muchos, para que puedan informar a la población acerca de la necesidad de seguir buscando ayuda médica, aunque muchos crean que ya han dejado atrás la enfermedad.

Sepúlveda, junto a la pediatra mexicana Cipatli Ayuzo Del Valle, quien también participa de un estudio similar en niños y niñas, actuaron como panelistas del seminario online “Secuelas de la COVID-19: un tema urgente en la agenda periodística”, organizado por el Foro de la Crisis Mundial de la Salud, de ICFJ e IJNet.

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Sepúlveda compartió detalles de la experiencia investigativa. “En todo este tiempo se ha buscado comparar la COVID-19 con la influenza. A más de un año, nos hemos dado cuenta de que es una enfermedad completamente diferente. Si bien se transmite por la vía respiratoria, no es una enfermedad respiratoria, sino una enfermedad sistémica. Algunos autores lo llaman vascular, otros inflamatoria”, especificó.

En el estudio “Más de 50 efectos a largo plazo de COVID-19: una revisión sistemática y un metanálisis”, se Identificaron un total de 18.251 publicaciones y se realizaron 21 metanálisis, incluyendo a 47.910 pacientes, con edades comprendidas entre 17 a 87 años.

“Quedamos sorprendidos al encontrar que hasta el 80% de las personas, 8 de cada 10, se seguían quejando de molestias una vez recuperados. Era sorprendente, algo no visto en enfermedades virales habituales. Hasta el 60% se quejaban de fatigas. Le seguía el dolor de cabeza y algo que llamaban ‘trastorno de la atención’, que incluía varios síntomas: alteraciones de la memoria, alteraciones para poner atención, para seguir una conversación, para poder pensar concentradamente. Estamos hablando de casi un 30% y es muchísimo”, explicó Sepúlveda.

Los cinco síntomas más comunes detectados por el estudio en la fase post COVID fueron: fatiga (58%), dolor de cabeza (44%), trastorno de atención (27%), caída del cabello (25%) y disnea (24%).

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Cómo informar sobre el COVID largo

“Es importante que los periodistas se capaciten y conozcan a profundidad esta faceta de la pandemia para poder informar adecuadamente a la población sobre cuales son los riegos y la necesidad de buscar ayuda médica en esta etapa, porque muchos creen que ya no es necesario por haberse recuperado de la enfermedad, y no es así”, explicó Ayuzo del Valle.

Al igual que su colega Sepúlveda, Ayuzo del Valle compartió algunas recomendaciones para informar sobre las secuelas de la COVID-19:

  1. Ajustarse a los hechos. Las personas a quienes entrevisten deben ser fuentes confiables. Es conveniente verificar los registros o las cédulas profesionales de los médicos, ya que un médico puede estar en un área diferente a la especialidad sobre la que están informando y no manejar el tema con suficiente solvencia.
  2. Ser transparentes. Es conveniente proporcionar en los reportajes los links o enlaces de las fuentes en las que basan su información, para que la audiencia pueda verificar la veracidad, la confiabilidad.
  3. Saber distinguir. Es importante reconocer qué es una evidencia científica y qué no lo es, porque nos hemos enfrentado mucho a la alteración de la información, a la desinformación, la infodemia. La gente debe saber que no todo lo que se publica, principalmente en redes sociales, es real. El periodismo debe ayudar a buscar lo que hay más allá. Uno de los criterios para decir que un estudio es válido es que debe estar revisado por pares. 
  4. Enseñar a buscar ayuda médica. Es importante que la gente esté bien informada y entienda que no por haber superado la fase aguda de la COVID-19 se acaban los riesgos. Es necesario hacer caso a los efectos de la secuela y buscar ayuda con el médico de primer contacto, el médico de familia o internista, para hacer seguimiento a los efectos post COVID y buscar ayuda especializada según los casos.
  5. Ser tolerantes a la frustración. Siempre habrá haters, grupos antivacunas y personas que busquen distorsionar la información o distribuir noticias falsas. Mientras los periodistas se ajusten a los hechos, informando de manera verídica, las opiniones contrarías no deberían afectar lo que se está publicando.

Puedes ver el seminario web completo aquí:


Imagen de Taylor Brandon en Unsplash