Mientras trabajaba en revistas de alto perfil como Wired y Outside, el periodista freelance Scott Carney hizo algunos cálculos.
Podía obtener entre US$5.000 y US$8.000 por un reportaje exclusivo en una de esas publicaciones. Pero cuando se fijó en las tarifas de publicidad que esas revistas cobran, las cifras eran asombrosas: US$140.000 o más.
“Eso me hizo darme cuenta de que en la industria hay una inmensa cantidad de dinero, pero nosotros (los redactores) no estamos recibiendo nuestra parte", dijo a IJNet.
En efecto, los periodistas están mal pagados y son subestimados, y además se sigue perpetuando la idea equivocada del escritor como un artista muerto de hambre.
Carney, que ha estado en el negocio durante décadas y es un autor con publicaciones y prestigio, ha lanzado una campaña en Kickstarter que está generando entusiasmo entre los trabajadores freelance que intentan prosperar en el mundo de los medios.
La campaña es para financiar una iniciativa a la que él llama WordRates & PitchLab. Se trata de un espacio digital para que los freelancers compartan información sobre las tarifas de pago y los contratos que realizan las publicaciones, que a la vez le permitirá a sus usuarios evaluar a editores y medios, y crear un modelo para vender mejor sus artículos y piezas periodísticas.
“Es emocionante poder devolverle algo a la comunidad”, dice Carney. “Yo empecé con muy poco apoyo como freelancer. Fui parte de redes informales, pero nadie te enseña las habilidades del negocio que necesitas para trabajar mejor”.
Lo que también es interesante es que la campaña de Kickstarter no solo logró financiar la iniciativa, sino que superó la meta de US$6.500 por más de US$2.000. Ese dinero se destinará a posibilitar la creación del producto web. Carney planea lanzarlo en agosto. En total, 234 personas han respaldado el proyecto hasta ahora.
Pero, ¿cómo será este proyecto y que es lo que hará exactamente?
Consta de dos instancias. La primera que Carney menciona es WordRates, la plataforma que busca lanzar, muy parecida a la famosa Yelp. Allí se le dará espacio a los periodistas freelance para que compartan sus experiencias como colaboradores en distintos medios. Podrán postear sus comentarios acerca de cómo es trabajar con un editor específico o con una publicación en particular: lo bueno, lo malo y lo feo en cada perfil.
En esta plataforma los freelancers también podrán comparar los términos de los contratos que ofrece cada medio, un aspecto que hoy se encuentra poco analizado. De ese modo, podrán saber más acerca de quién compra el contenido producido por una publicación determinada, qué es lo que hace que los precios caigan y quién es el responsable de estas variaciones.
Una idea que se está barajando es poseer los correos electrónicos de los editores que figuran en WordRates, y que esta información sea solo accesible a los miembros que paguen. Carney todavía está trabajando en los detalles.
El PitchLab es la segunda instancia. Carney imagina una comunidad en la que cualquier freelancer puede enviar ideas de reportajes, principalmente propuestas sustanciosas y de largo formato. Una vez generadas las propuestas, un grupo de periodistas -Carney junto a un equipo que está formando en el uso de su red y que le ayudará en su tiempo libre- de gran experiencia y éxito como freelancers las evaluarán. Luego ayudarán a vender las ideas que tengan mayor potencial a los medios que actúen como mejores postores.
PitchLab sería, esencialmente, una agencia. Así se está diseñando. Carney, que ha trabajado con agentes, sobre todo en sus libros publicados, dice que siempre ha ganado más cuando otra persona está impulsando su trabajo.
Para los trabajadores independientes “es difícil defender el valor de su trabajo”, dice. “Si recibes una oferta por un determinado trabajo, decir 'no' es difícil cuando tu autoestima está atada a ella. Queremos freelancers que entiendan su trabajo como una mercancía y que aprendan a negociar más duramente".
A través de estos “agentes” caza talentos que venderán reportajes, Carney considera que podrá ayudar a los freelancers a ganar ingresos mayores y más justos, que es el objetivo primordial de la iniciativa.
Además del financiamiento proporcionado por Kickstarter, Carney cuenta que está recibiendo una gran cantidad de correos electrónicos de apoyo.
“Los periodistas saben que las cosas deben cambiar”, dice. Y los editores, a quienes se los puede criticar en WordRates por ser insensibles o complicados, entienden el valor de la plataforma, ya que comparten un mismo objetivo: descubrir grandes talentos y producir excelentes contenidos.
WordRates & PitchLab representa algo diferente, porque está intentando crear un modelo de negocio en torno al freelancing que sea más sustentable, dice Carney.
En este momento existen recursos como Mediabistro y Contently para ayudar a periodistas freelance, que dan consejos y proporcionan ejemplos de propuestas exitosas y de formas de comunicarse con los editores. Y otros sitios como Scratch Magazine tienen bases de datos nutridas generalmente por los propios freelancers, en las que se compara el pago que proporcionan las distintas publicaciones. Sin embargo “no son muchos los que están ensuciándose las manos e involucrándose en las negociaciones”, sostiene Carney.
En última instancia, el éxito de un sitio depende del involucramiento de la gente.
“Si los periodistas se unen a esta iniciativa, de verdad podría despegar. Si no tenemos una comunidad activa, no tendremos éxito”, dice. “Sin embargo, si el proyecto fracasa pero al menos logra que los freelancers empiecen a negociar más duramente el pago de su trabajo, eso será un éxito para mí”.
Imagen con licencia Creative Commons en Flickr, vía Christian Gonzalez.