Después de los ataques del 11 de septiembre los periodistas árabes que trabajaban en Washington se encontraban cubriendo una de las mayores historias de sus vidas en una sociedad recuperándose de la tragedia y en un entorno político en ocasiones hostil.
IJNet pidió a tres reporteros que contaran qué implicaba ser un periodista árabe luego de los atentados.
Joyce Karma, corresponsal en Washington de Al-Hayat, un periódico internacional árabe:
"Yo llegué a EE.UU. del Líbano sólo unos pocos días antes de los trágicos acontecimientos del 11-S y fui capaz de sentir de primera mano algunos de sus efectos. Como periodista, sin duda generó mucho interés sobre Medio Oriente en la administración de EE.UU. y los ciudadanos estadounidenses. La cobertura fue inmensa y a veces muy agotadora cuando las historias trataban de las guerras, los detenidos en Guantánamo y las cintas de Bin Laden. También generó una especie de recelo entre algunos hacia todo lo que sea árabe o musulmán, y generó un mayor esfuerzo de mi parte para ganar la confianza del americano medio [cuando realizaba entrevistas]".
Nasser Hussaini, corresponsal de Aljazeera:
"La mayoría de los periodistas árabes en los EE.UU. tenían una buena relación con los funcionarios de EE.UU. No era difícil contactarlos para obtener información y entrevistas. Después del 11-S, las cosas se pusieron más complicadas para mí como corresponsal de Aljazeera. Debido a la opinión que Estados Unidos tenía de Aljazeera se hizo más difícil para mí trabajar como reportero político en Washington. (Un periodista) podía informar sobre la economía y temas sociales, pero por cuestiones políticas se enfrentaba a obstáculos debido a que un grupo de funcionarios de EE.UU. tenía una posición en contra de Aljazeera. Podríamos llamar a funcionarios de EE.UU. para pedirles entrevistas o información y no teníamos respuesta. Este sentimiento anti Aljazeera se convirtió en parte de la cultura del gobierno de Bush, se convirtió en un tema político de la administración Bush el no colaborar con Aljazeera.
La aparición de Aljazeera Inglés cambió este sentimiento, pero en realidad no cesó hasta el segundo año de presidencia de Obama, cuando él decidió involucrar a todos los medios de comunicación. El gobierno de Obama tiene una política de tolerancia hacia Aljazeera en lugar de una postura anti Aljazeera, que no ayudó a ninguno de nosotros, ni a la administración de EE.UU., ni a la cadena de noticias, ni a la audiencia árabe".
Hisham Melhem, Director de la oficina en Washington de la cadena de televisión Alarabiya:
Sin embargo, a diferencia de Hussaini, Melhem tuvo una experiencia significativamente distinta.
"Los ataques del 11-S en los EE.UU. tuvieron efectos mixtos en los medios de comunicación árabes y los periodistas aquí en los Estados Unidos. El 11-S ayudó a que los periodistas árabes tengan un mejor acceso a los altos funcionarios de EE.UU. Los ataques hicieron que el presidente Bush redescubriera los medios de comunicación árabes y descubrió que este medio no es parte de la máquina de propaganda de los gobiernos árabes y que, después de todo, el gobierno de EE.UU. no había podido captar a la comunidad árabe [antes del 11-S] .
El gobierno de EE.UU. comenzó a darse cuenta de la importancia de los medios de comunicación árabes, especialmente la televisión por satélite. Y creo que consiguieron entenderlo. Entrevisté al Presidente Bush una vez y al secretario de Estado Colin Powell y a Condoleezza Rice cuatro veces cada uno. Esto fue parte de volver a comprometer los medios de comunicación árabes. Se dieron cuenta de que los medios de comunicación ya no eran portavoces de los gobiernos árabes".