Los periodistas que están en riesgo de sufrir ataques necesitan acciones y no sólo palabras

por Javier Garza
Oct 30, 2018 en Miscellaneous

Los delegados, periodistas y observadores que se reunieron durante el Consejo de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se centraron en un noble propósito: promover la libertad de prensa y la seguridad de los periodistas en todo el mundo.

Pero al mismo tiempo les quedó pendiente responder a una pregunta básica: ¿Por qué ha aumentado la violencia contra la prensa a pesar de años de esfuerzos para reducirla?

En sus intervenciones durante el encuentro, los representantes de los países hablaron de "voluntad política", un cliché muy conveniente para declaraciones inútiles. Por otro lado, periodistas y activistas exigieron "acciones políticas reales" para hacer frente a los ataques contra la prensa. Ambas partes parecían estar hablando de cosas muy diferentes.

El sublime Palacio de las Naciones en Ginebra/$first?OpenDocument) está muy lejos de lo que los periodistas enfrentan en muchas partes del mundo. En 2012, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) convocó a representantes de medios y organizaciones no gubernamentales para poner en marcha un "plan de acción" que formaría mecanismos de protección para periodistas de todo el mundo. Dos años más tarde, el director Adjunto de la UNESCO, Getachew Engida, tuvo la franqueza de admitir que el plan continúa existiendo "sólo en los papeles".

Mientras tanto, un periodista es asesinado en algún lugar del mundo cada 13 días. La mayoría de ellos (dos de cada tres) son homicidios directos (y no víctimas de fuegos cruzados), según las cifras que fueron presentadas en el Consejo. Estos homicidios registran una impunidad casi total.

Más tarde en el Consejo, durante un panel con Frank LaRue, relator Especial saliente de las Naciones Unidas para la Libertad de Expresión, me di cuenta de que uno de los obstáculos en la lucha por una mejor protección para los periodistas es la falta de seguimiento para determinar si los esfuerzos internacionales son exitosos o no.

Presencié esto de primera mano en México. LaRue destinó gran parte de su mandato a promover la seguridad de los periodistas en mi país. En respuesta, el gobierno mexicano creó un mecanismo de protección para periodistas en riesgo y un fiscal especial para delitos contra la prensa. Al menos para las Naciones Unidas (ONU) eso fue una misión cumplida. Pero el mecanismo de protección y el enjuiciamiento de criminales que atacan a la prensa resultaron inadecuados e ineficientes.

Incluso con la vigencia de estas dos instituciones que han estado trabajando para mejorar la situación hace ya dos años, las agresiones contra periodistas siguen en aumento. Dado que la ONU tiene que depender de la "buena voluntad" de cada país para castigar los ataques a la prensa porque no cuenta con medios para ejecutar lo que propone, muchos activistas le han insistido a esta organización a que "mencione y humille" a aquellos gobiernos que se niegan a reforzar la protección hacia los periodistas.

Pero periodistas y medios de comunicación no pueden esperar a que los gobiernos atiendan los ONU y tomen medidas, mientras reporteros y editores siguen siendo asesinados, secuestrados, golpeados, amenazados, demandados, hackeados o espiados. Tampoco podemos esperar una solución única que intente servir para todas las situaciones.

Los manuales de seguridad producidos por organizaciones como el Comité para la Protección de los Periodistas son una herramienta valiosa para los reporteros, pero no toman en cuenta las diferencias regionales que existen en el mundo y dentro de cada país, que derivan en diferentes tipos de riesgos para los periodistas. Un reportero en Siria se enfrenta a peligros muy diferentes en relación con un periodista en México. Incluso dentro de este país, un reportero de una región puede estar expuesto a riesgos muy distintos en comparación con colegas de otras zonas de México.

Los observadores internacionales que monitorean la situación de la prensa en todo el mundo necesitan mejores herramientas para supervisar las condiciones en las que trabajan los periodistas. También necesitan una forma más precisa para diagnosticar los problemas y determinar si los gobiernos nacionales mantienen sus compromisos con la protección de la libertad de prensa.

Una herramienta de estas características se está desarrollando en México por el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ, por sus siglas en inglés) y Freedom House. Mi colega, el director del programa de becas ICFJ Knight International Journalism Fellowship (y ex becario de éste) Jorge Luis Sierra, creó un mapa que rastrea ataques contra periodistas en función de las características de la agresión (física, psicológica, digital o legal), del agresor o del tipo de noticias que el periodista estaba cubriendo al momento de recibir el ataque.

La gran cantidad de datos que han sido recolectados desde que el mapa fue lanzado en 2012 nos permite producir mejores diagnósticos del entorno que debe enfrentar la prensa en México. Podemos poner una lupa en las dinámicas regionales de los ataques contra los periodistas dentro de México y en la forma en que evolucionan y cambian con el paso del tiempo.

Este análisis le permite a los periodistas de cualquier parte del país tener una mejor idea de los peligros más inmediatos que enfrentan, al conocer la naturaleza y las características de las agresiones que ocurren en sus regiones. De esta manera, podrán desarrollar planes y protocolos de protección acordes con sus propias realidades.

Como becario de la ICFJ Knight International Journalism Fellowship, uno de mis proyectos es analizar los datos producidos por este mapa, para el desarrollo de mejores protocolos de seguridad para periodistas, teniendo en cuenta las dinámicas regionales de los ataques contra la prensa. Los datos recogidos hasta ahora indican la existencia de necesidades urgentes de protección en varias regiones de México. Nuestro objetivo es convertir al mapa en una herramienta que le permita a periodistas y editores conocer más acerca de su seguridad.

Voy a profundizar más acerca de cómo planeamos utilizar los datos en futuros artículos pero, por ahora, todos podemos usar la herramienta para obtener una imagen instantánea de los ataques contra los periodistas en México. Realmente se necesita hacer algo al respecto.

Javier Garza es un becario de la ICFJ Knight International Journalism Fellowship que reside en Ciudad de México. Se especializa en temas de seguridad digital para periodistas.

La imagen fue cortesía de Javier Garza.