Lecciones de fact-checking tras las elecciones en Brasil

Jan 16, 2019 en Lucha contra la desinformación
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Antes de las elecciones presidenciales de su país, los periodistas brasileños se prepararon para contener una avalancha de desinformación. Un grupo de medios formó una coalición de verificación, los fact-checkers trabajaron sin parar y los periodistas utilizaron nuevas estrategias para informar. La escala y la velocidad sin precedentes de contenido inventado y diseñado para influir en las elecciones de 2018, combinadas con redes sociales poco reguladas, hizo que la tarea de verificación resultara abrumadora.

La elección de Jair Bolsonaro reveló el poder de las aplicaciones de mensajería -especialmente WhatsApp-, en la difusión de información online.

"Los periodistas ya sabían que tendrían que lidiar con la desinformación, pero no sabían que la tecnología sería el principal obstáculo", dice Sérgio Spagnuolo, fundador de la agencia de noticias Volt Data Lab y editor del sitio brasileño de fact-checking Aos Fatos. "Es muy difícil identificar y combatir la desinformación que se vuelve viral en WhatsApp debido a su comunicación directa entre usuarios y al cifrado. Es difícil saber qué ocurre dentro".

Spagnuolo ha sido uno de los líderes de la lucha contra la desinformación vía WhatsApp. Como becario ICFJ TruthBuzz ha elaborado guías para publicar en la plataforma adoptadas por el periódico Folha de S. Paulo, y realizó una investigación que reveló datos interesantes sobre los hábitos en WhatsApp de los brasileños.

Otro desafío es difundir información verificada en WhatsApp. "No se puede impulsar contenido allí", dice Spagnuolo. "No hay manera de garantizar que quienes difunden información falsa vean la información verificada”.

El director de innovación de ICFJ, Oren Levine, quien trabaja en el programa TruthBuzz, explica que fue un desafío para los medios de comunicación creíbles como Folha de S. Paulo o Aos Fatos inyectar sus mensajes en el "flujo" de WhatsApp, ya que no hay herramientas para que los editores publiquen mensajes a escala, lo que significa que tienen que confiar en sus lectores para difundir la información.

"La información objetiva y las noticias no parecen tener la misma base de fans virales que tiene el contenido electoral más emotivo, y por eso los mensajes que publicaron los medios de comunicación no se difundieron de manera rápida o extendida", dice Levine.

Incluso cuando la información era ampliamente desmentida por los fact-checkers, el sesgo de confirmación jugó un papel importante en lo que las personas creen y no creen.

"La historia sobre el kit gay, inventada y obviamente falsa, se usó hasta el final de la campaña de Bolsonaro... Si hablas con la gente en la calle, muchos todavía creen que el kit gay existió", dice Simone Cunha, directora de proyectos de Énois, una publicación que también estableció una iniciativa de verificación en WhatsApp, llamada ChecaZap, en un intento de llegar a las personas en los espacios donde consumían desinformación.

A pesar de estos problemas, los verificadores lograron refutar varias mentiras virales que estaban destinadas a dañar el proceso electoral. Por ejemplo, la coalición Comprova publicó un extenso informe en respuesta a un video de advertencia sobre un posible fraude de voto electrónico en Brasil. La coalición de periodistas mostró que las afirmaciones del video eran falsas o engañosas.

"Escuchamos a expertos y buscamos información sólida para desmentir ese video que alcanzó 1,5 millones de visitas en poco más de 24 horas", cuenta el editor de Comprova Sérgio Lüdtke. "Generamos más de 30 páginas de contenido para respaldar nuestro análisis".

Durante las 10 semanas de trabajo de la coalición, la prioridad fue la precisión, no la velocidad. Lüdtke describe al trabajo como de "refutación social", destinado a investigar el contenido viral de fuentes no oficiales en las redes sociales. En total recibieron 70.000 archivos de audio e imagen para verificar a través del canal de Comprova en WhatsApp.

"El proyecto también generó experiencia y conocimiento en periodismo colaborativo, y demostró que un propósito común puede ser más motivador que competir entre nosotros", dice Lüdtke.

Lo que vendrá

Si bien es imposible desmentir todas las falsedades que circulan en WhatsApp, tanto Cunha como Spagnuolo tienen consejos para reducir su impacto. Por ejemplo, sugieren producir contenido nativo en WhatsApp y tratar de viralizar las verificaciones haciendo que los informes sean tan divertidos y atractivos como las noticias fabricadas y los memes híper partisanos.

Antes de las elecciones brasileñas, Spagnuolo personalizó la herramienta Lunchbox de NPR para Aos Fatos, brindando a la agencia de noticias una nueva forma de crear gráficos para usar en sus publicaciones sociales, haciéndolos más atractivos y aumentando el compromiso de la audiencia

"Sabemos que las imágenes por lo general funcionan bien, especialmente las que tienen la marca de un periódico o una agencia de fact-checking", dice Spagnuolo. “También sabemos que los títulos más asertivos y explicativos ayudan, ya que muchas personas no hacen clic en los links”.

Levine también recomienda experimentar con formas de atraer lectores leales que se conviertan en "fanáticos" activos y que estén dispuestos a difundir información creíble de la misma manera en que las personas difunden rumores y noticias inventadas.

Las tácticas de desinformación cambian constantemente, por lo que los verificadores deben adaptarse y evolucionar también. "Investiga sobre el contenido y los hábitos de las redes sociales para guiar tus esfuerzos", recomienda Levine.

Aunque la intensa tarea de verificar información en las elecciones brasileñas ha llegado a su fin y varios equipos han sido desmantelados, la desinformación sigue siendo un problema, como siempre lo ha sido, y no solo en el ámbito político. Los periodistas brasileños ahora tienen la oportunidad de dar un paso atrás y mirar el panorama general, incluida la urgente necesidad de promover la alfabetización mediática.

"No hay forma de que el periodismo lo compruebe todo, que las compañías de tecnología asuman la responsabilidad o que el gobierno regule", dice Cunha, enfatizando que si bien la desinformación florece en un ambiente de ignorancia y desconfianza hacia los medios, también ocurre lo contrario. "Necesitamos brindar herramientas, habilidades y conocimientos a las personas para que puedan orientar su consumo de noticias".


Imagen con licencia CC, vía Max Pixel.