En los últimos dos meses, el mundo ha dirigido su atención a las protestas masivas en Estados Unidos contra el racismo y la brutalidad policial tras el asesinato del ciudadano negro George Floyd a manos de un policía blanco de Minneapolis. Los medios de comunicación en Kenia siguieron de cerca la cobertura, ya que el público se identifica con la situación de los afroamericanos en Estados Unidos.
Sin embargo, esos mismos medios han ignorado la brutalidad policial del propio país. En el transcurso de la pandemia de COVID-19 y el consiguiente toque de queda nocturno, la policía ha asesinado al menos a 15 personas, según la Autoridad Independiente de Supervisión de la Policía (IPOA), el equipo que audita el desempeño de las fuerzas policiales de Kenia. La mayoría de esos asesinatos han ocurrido en zonas de bajos ingresos de Nairobi, la capital del país. Incluso 31 personas más han sufrido lesiones graves después de ser encontradas al aire libre durante períodos restringidos en mayo y junio.
Los medios kenianos han seguido estos hechos, pero la cobertura no dura una semana antes de que la atención cambie a otra noticia.
"Hemos visto a periodistas en los Estados Unidos enriquecer sus historias, hablar con diversas fuentes y ofrecer más cobertura", dice Shitemi Khamadi, periodista y estudioso de los medios de comunicación de Kenia, señalando que en su país las coberturas respecto de la brutalidad policial no perduran. "Los periodistas de Estados Unidos están haciendo un mejor trabajo que los kenianos al dar protagonismo a lo que afecta a su sociedad".
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Joseph Muraya, un periodista especializado en crimen y derechos humanos e investigador de Capital FM de Kenia, está de acuerdo en que los medios del país se apresuran a abandonar de las historias que ocurren dentro de sus propias fronteras. En 2016, cubrió las protestas que siguieron al asesinato de Willie Kimani, un abogado de la Misión de Justicia Internacional que representaba a un cliente en una denuncia contra un policía. Kimani, su cliente y un taxista fueron asesinados por la policía de Kenia. Los manifestantes usaron el eslogan #IamWillie, pero no duró mucho tiempo.
Muraya ha cubierto la reciente violencia policial en Mathare, un extenso barrio marginal donde se han producido la mayoría de los asesinatos desde el toque de queda. Él dice que los medios de su país tienen varias lecciones que aprender de lo que está sucediendo en los Estados Unidos.
"Los periodistas allí dieron el oxígeno que tanto se necesitaba para que las protestas prosperen, y les dieron suficiente importancia", dice. "Vi consistencia en su trabajo, pero también profesionales bien equipados, algo que sigue siendo difícil en Kenia".
Muchos periodistas que cubren protestas y manifestaciones en Kenia también temen por su propia seguridad. Mientras que los periodistas en Estados Unidos cuentan con equipos de protección, los de Kenia temen que una vez que salgan de la redacción, estén solos. Incluso ha habido casos en los que los periodistas han sido atacados por su trabajo.
Muraya siempre ha tenido miedo a una agresión después de cubrir protestas y manifestaciones. "Si bien no he recibido ninguna amenaza directa me he preguntado qué pasaría si vienen por mí", dice. "Inconscientemente, me he vuelto más cauteloso con mi entorno".
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Gerald Anderson se ha desempeñado como reportero gráfico en Kenia durante los últimos 12 años. Durante ese período, ha cubierto varias protestas, incluidas las recientes contra la brutalidad policial en los barrios bajos de Mathare. Esas manifestaciones se produjeron justo después de las protestas contra el asesinato de George Floyd en Estados Unidos, y Anderson se sintió inspirado por la cobertura de los medios de ese país para observar con más atención las protestas locales en Kenia.
"Los manifestantes se detenían en los lugares donde habían matado a sus seres queridos; la gente lloraba y se arrodillaba cantando canciones", cuenta. "Por primera vez, vi personas mayores involucradas en una protesta".
Según Anderson, la mejor lección que los periodistas kenianos pueden aprender de sus colegas estadounidenses es la forma de mantener la historia circulando hasta que el público esté bien informado. "Aquí en Kenia, después de que sale una noticia, pasamos al día siguiente como si nada hubiera pasado", dice.
Khamadi está de acuerdo. Él siente que los periodistas kenianos necesitan expandir sus recursos y agrandar sus redes, así como establecer plataformas de intercambio de información. Aunque han progresado a lo largo de los años, señala que muchos periodistas locales cubren una gama tan amplia de historias que a menudo carecen de un conocimiento profundo sobre temas específicos.
Khamadi admira la forma en que los periodistas de los Estados Unidos se han interesado en los orígenes históricos de algunos de los problemas planteados después del asesinato de George Floyd.
"Tienen conocimientos históricos y son expertos por derecho propio", observa. "Aquí en Kenia buscamos formas rápidas de retirar a los periodistas mayores, pasando por alto sus redes y experiencia".
Khamadi también señala que acceder a la información puede ser arriesgado en el país, ya que las autoridades rara vez brindan información libremente, y suelen intimidar a los periodistas con arrestos si consiguen dicha información de fuentes no oficiales.
"Necesitamos un mejor acceso a la información en Kenia; una donde las personas puedan compartirla de manera voluntaria y donde no tengamos miedo de escribir sobre ella".
Kimani Chege es periodista y vive en Nairobi. Se ha especializado en ciencia y tecnología, cambio climático, energía, salud, negocios y finanzas. Su trabajo ha sido publicado tanto en Kenia como en el extranjero. Síguelo en Twitter.
Imágenes cortesía de Gerald Anderson.