La importancia de una cobertura responsable del COVID-19 en la era de las redes sociales

por IJNet
Mar 31, 2020 en Cobertura del coronavirus
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Durante crisis graves, las redacciones deben ser más cautelosas con la información que publican y tener cuidado de no alentar el pánico. Hay palabras que pueden generar ansiedad entre el público, pero también hay palabras que tranquilizan.

Lograr el equilibrio entre la necesidad de informar sin causar un miedo innecesario es una línea muy fina sobre la cual hoy caminan los periodistas.

La salud mental de los lectores

Informar sobre el virus mortal que ha infectado a más de seis millones de personas en los últimos meses está lejos de ser tranquilizador. Los artículos que se publican a diario sobre la pandemia pueden exponer a los lectores a una tremenda tensión psicológica, lo que a su vez puede afectar el sistema inmunitario.

Según un estudio de la Universidad Carnegie Mellon, el estrés aumenta la probabilidad de que las personas desarrollen un resfrío común. Cuando estás estresado, el cuerpo humano segrega un grupo de hormonas, como el cortisol, explica el informe, que interfieren con el sistema inmune.

Lo mismo se aplica al nuevo coronavirus, según un artículo de Yomna Ayman en la revista científica Nok6a.net. La difusión de malas noticias puede conducir a un estado de pánico que afecta nuestro sistema inmunológico.

"La exageración al informar sobre la pandemia de COVID-19 o ignorar y burlarse de las medidas de precaución, se derivan de la ignorancia y la falta de conocimiento científico real de la catástrofe", dice el investigador yemení y periodista científico Abdel Hakim Mahmoud. "Con las noticias sobre gobernantes y políticos infectados con el virus, la pregunta que me preocupa  en lo personal como profesional de los medios es qué mensaje transmitir al ciudadano común de una ciudad devastada por la guerra. ¿Cómo hacerlo viviendo en Adén, donde la economía, los servicios de salud, la seguridad y el medio ambiente se han derrumbado?

La desinformación puede ser fatal

Los periodistas deben evaluar la información para garantizar su credibilidad. Con el declive de las redacciones tradicionales y el creciente papel del periodismo ciudadano, este esfuerzo es más vital hoy en día.

"No solo estamos luchando contra una epidemia; estamos luchando contra una infodemia", declaró la Organización Mundial de la Salud en febrero pasado, refiriéndose a la enorme propagación de información falsa sobre el virus.

La información falsa generalizada y los rumores sobre el COVID-19 en las redes sociales llevaron a la revista médica The Lancet a realizar un estudio sobre un contenido que ganó una tracción significativa: la transmisión de la infección de una madre a su feto durante el embarazo. Muchos sitios se aprovecharon de la falta de conocimiento de la gente sobre el idioma chino para publicar noticias falsas al respecto.

Los resultados de un estudio realizado por un equipo de investigación de Wuhan señalaron que la infección no se transmite de la madre al feto. Si bien ese estudio, y su pequeño tamaño de muestra de solo nueve mujeres, no puede ser suficiente por sí solo para confirmar que el virus no se transmite de esa forma, es una buena indicación de que lo que se había publicado anteriormente era una noticia falsa.

"La información falsa representa un riesgo para la salud de las personas, no menos que la amenaza del coronavirus, y puede provocar la muerte", dice Osama Abu Al-Reb, editor de temas médicos en Al-Jazeera. "La información falsa que se viralizó en Irán, de que beber alcohol ayuda a curar el COVID-19, resultó en la muerte de 27 personas que se envenenaron con metanol. La subestimación del virus por parte del público y  el incumplimiento de las recomendaciones sanitarias, como el aislamiento, han llevado a la propagación del virus y a un registro de muertes deficiente o tardío".

La primera epidemia de este tipo en la era de las redes sociales

La epidemia de SARS estalló en China en 2003. La epidemia de gripe H1N1 se detectó por primera vez en México en 2009. En ambos casos, las redes sociales todavía no ocupaban el lugar en nuestras vidas que ocupan hoy. La información se difundió mucho más lentamente.

La OMS ha recurrido a plataformas como Facebook, Twitter, Tencent, Pinterest y TikTok para combatir la desinformación.

Moath Al Thaher, director de Fetbinoa, una plataforma en idioma árabe lanzada para verificar noticias en las redes sociales, señaló que la cantidad de información falsa y fabricada o titulares engañosos ha aumentado significativamente durante la pandemia. “Necesitábamos cambiar el enfoque de nuestro equipo. Las noticias sobre el coronavirus ahora son nuestra prioridad y ya hemos verificado más de 100 afirmaciones", cuenta.

Por su parte, el periodista mauritano Mohamed Al Habib señala que desde 2009 "la Organización Mundial de la Salud ha declarado emergencias de salud pública cinco veces, y los expertos de la OMS han monitoreado 1.483 epidemias en 172 países entre 2011 y 2018, pero ninguna de esas epidemias alcanzó el volumen de circulación de noticias que tiene el COVID-19".

"El hecho de que cada persona posea un medio para distribuir información en una escala casi inimaginable, junto con la habilidad del público para difundir información, muchas veces sin reflexionar acerca de lo que comparten online, ha aumentado el nivel de pánico e influido negativamente en el comportamiento de muchas personas en todo el mundo", agrega Al Habib. “Cuando una persona se decide a compartir una noticia significa que está convencida. Y eso la puede impulsar a cambiar su comportamiento".

Uso adecuado de las redes

Las redes sociales pueden desempeñar un papel útil durante esta pandemia. “Las redes también tienen un impacto positivo: facilitan la sensibilización y la comunicación entre funcionarios, profesionales y el público. Contribuyen a la difusión de información sobre la enfermedad y las formas de prevenirla. También contribuyen a presionar a los funcionarios para que aborden seriamente el problema”, dice Al Habib.

Para rastrear y monitorear lo que sucede en las redes sociales, los periodistas pueden recurrir a redes de análisis de big data o a herramientas como Talkwalker.

"Las redes han facilitado el proceso de comunicación y trabajo desde el hogar. También han ayudado a los medios a encontrar alternativas para la comunicación directa con fuentes y colegas, creando una red de información sin precedentes sobre una epidemia".


Abdul Kareem Aouir fue alumno del Centro de Mentoría Árabe IJNet 2019-20 para Startups en Medio Oriente y África del Norte.

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