A Şaban Vatan no le convencían los informes policiales sobre la muerte de su hija Rabia Naz, de 11 años, que indicaban que se había suicidado en Giresun, Turquía, en abril de 2018, saltando desde la terraza de su casa. Vatan decidió investigar el caso él mismo, y llegó a una conclusión diferente.
"Un Fiat Doblo negro atropelló a mi hija, pero el golpe no fue lo suficientemente fuerte como para provocar su muerte", afirmó. "Los que atropellaron a Rabia Naz llevaron su cuerpo cerca de mi casa para hacer que el incidente pareciera un suicidio". A contramano de los registros policiales, Vatan argumentó que el conductor del automóvil era sobrino del ex alcalde de la provincia, que es miembro del partido gobernante de Turquía (AKP), y que "el caso fue encubierto" después de que representantes del partido presionaran a los investigadores.
Así inició una campaña en Twitter para compartir sus descubrimientos con los principales medios de comunicación y funcionarios políticos. La única respuesta vino de Metin Cihan, un periodista ciudadano. Después de comunicarse con Vatan, Cihan realizó su propia investigación y llegó a la misma conclusión: que el incidente no se trataba de un suicidio, sino un accidente de tráfico fatal.
Cihan llevó el caso a la atención pública al contar con la ayuda de varios periodistas profesionales que trabajan en medios alternativos y convencionales. Juntos hicieron tanto ruido que los funcionarios se vieron obligados a reabrir el caso y lanzar una nueva investigación.
Este tipo de colaboración entre periodistas ciudadanos y profesionales ilustra una forma de abordar la crisis en la que la industria de las noticias se ha visto afectada por los recientes desarrollos tecnológicos y políticos, especialmente en países como Turquía, donde el cuarto poder goza de muy poca independencia.
La crisis del periodismo profesional en el mundo y en Turquía
La independencia editorial de los periodistas se ha debilitado y la confianza en los medios se ha deteriorado en todo el mundo en los últimos años. Espectadores y lectores consideran que la estructura actual de los medios les impide cumplir la promesa de una cobertura objetiva, imparcial, veraz y que represente diversos puntos de vista. La expansión de la desinformación ha puesto en peligro a los principales medios de comunicación. A su vez, las grandes compañías tecnológicas han ejercido una enorme presión sobre el periodismo al desviar los ingresos publicitarios a las redes sociales. Esas plataformas se están convirtiendo gradualmente en las principales fuentes de información y de noticias a medida que millones de ciudadanos se proveen de contenidos entre sí a través de sus propias cuentas.
La crisis del periodismo profesional es aun más profunda en países semidemocráticos como Turquía, que sufren nuevos mecanismos de vigilancia estatal, regulación de la información y censura, así como amenazas de arresto que fomentan una autocensura generalizada e insidiosa. En ese entorno, las formas más liberales, autónomas y creativas de periodismo son las iniciativas colaborativas independientes y de pequeña escala en medios alternativos u opositores.
Hoy en día, muchos periodistas profesionales turcos que se vieron obligados a abandonar los principales medios de comunicación y solo pueden trabajar en esas nuevas iniciativas, donde crean puentes de solidaridad y cooperan con los ciudadanos y los medios alternativos. Algunos escriben individualmente usando sus cuentas personales de redes sociales. Otros han establecido plataformas "híbridas" donde los profesionales se reúnen con periodistas ciudadanos de diferentes redes de la sociedad civil para trabajar en conjunto. Estas nuevas plataformas, que todavía son muy pequeñas y de estructura desorganizada, tienen como objetivo empoderar a la sociedad y defender los derechos y libertades básicos, como la libre expresión y el acceso a la información, que los medios dominantes del país no pueden resguardar.
Encuesta sobre periodismo ciudadano
La organización para la que trabajo, MEDAR (Media Research Association), organizó hace poco una encuesta en la que fueron entrevistados 306 periodistas profesionales de Turquía para comprender las áreas potenciales de cooperación entre periodistas profesionales y ciudadanos. Se pidió a los periodistas profesionales que describieran su percepción de los periodistas ciudadanos y su trabajo.
Aquí lo que encontramos:
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Los principales medios de comunicación generalmente no se adhieren a los ideales y la ética periodística. Más bien curan "noticias" para apoyar los argumentos y las políticas del régimen actual. Los periodistas que trabajan allí no pueden ejercer su profesión libremente. El periodismo imparcial, objetivo y centrado en los derechos queda relegado a plataformas de medios alternativos y opositores.
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El número de medios de pequeña escala, alternativos y opositores es grande, y está creciendo, en gran parte debido a la situación negativa de los grandes medios.
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Existe una clara diferenciación entre el perfil y las actitudes de los periodistas que trabajan en los medios convencionales y los que trabajan para portales de noticias independientes y medios opositores. Estos últimos están conformados sobre todo por jóvenes y mujeres, son usuarios más activos de las redes sociales, están más inclinados a seguir de cerca las publicaciones internacionales y tienen más conciencia social, mostrando un alto nivel de interés en temas relacionados con los derechos y el género.
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Dichas plataformas representan la única alternativa viable a los principales medios monolíticos de Turquía, y la única esperanza, en la actualidad, de una representación pluralista en la esfera pública.
¿Es el periodismo ciudadano una opción?
Se pidió a los periodistas profesionales que describieran lo que entienden por "periodismo ciudadano". Sus respuestas iniciales tendieron a definir el periodismo ciudadano como "ciudadanos que hacen noticias", enfatizando la palabra "ciudadano" en el sentido de "no periodista". También tendieron a pensar que hacen "noticias de interés para los ciudadanos". Asimismo, se mencionó el papel de las redes sociales. Por ejemplo, un encuestado dijo: "El periodismo ciudadano es una noticia que se hace en las redes sociales".
En las preguntas de seguimiento, sus respuestas cambiaron drásticamente. Hablaron del periodismo ciudadano más en términos de "ser voluntario", e información de testigos oculares con interés en los derechos y el activismo y habilitado por las nuevas tecnologías.
Cuando se les pidió que evaluaran los diferentes aspectos del periodismo ciudadano, los periodistas profesionales tendieron a enfatizar su potencial, particularmente como una manera para que los ciudadanos accedan a información sobre iniciativas de la sociedad civil que los principales medios ignoran. Sin embargo, también advirtieron sobre los riesgos que corren los códigos periodísticos profesionales. Muchos consideraron a los periodistas ciudadanos como inexpertos y carentes de habilidades periodísticas, y argumentaron que su contenido aún se encuentra en un estado bruto que requiere un mayor pulido antes de que esté listo para su publicación. La mitad de los periodistas encuestados expresó su preocupación de que si el periodismo ciudadano se establece y es más ampliamente aceptado, podría facilitar la difusión de desinformación.
Lo que le sucedió a Rabia Naz aún se desconoce. Pero gracias a la colaboración de un ciudadano y periodistas profesionales, el público turco ahora sabe sobre el caso y sobre el intento de los funcionarios por encubrirlo. Sus esfuerzos probablemente contribuyeron a la pérdida del AKP en las elecciones municipales de marzo de 2019. Y ahora que el público está interesado, su padre dice que seguirá luchando hasta que se encuentre a los perpetradores.
Yunus Erduran es el Director de Investigación de MEDAR (Media Research Association). También es el fundador de una red de periodismo ciudadano en Turquía, ha contribuido en numerosos medios de comunicación, y es coautor de tres libros.
La encuesta de MEDAR se realizó con el apoyo de la Guardian Foundation y la Social Sciences Association de Noruega, Samfunnsviterne, en Turquía en 2018.
Imagen principal con licencia Creative Commons en Unsplash, vía Pablo Heimplatz. El resto de las imágenes son cortesía del autor.