Jóvenes de Sri Lanka se convierten en embajadores de la alfabetización mediática

Oct 24, 2024 en Lucha contra la desinformación
Arzath Areeff dirige un taller de alfabetización mediática para jóvenes de Sri Lanka en Batticaloa

"Desarmar la desinformación", del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ), es un programa de tres años apoyado por el Scripps Howard Fund, que espera frenar la difusión de la desinformación a través de múltiples iniciativas relacionadas con el periodismo de investigación, el desarrollo de capacidades y la alfabetización mediática. Para desarrollar esta última iniciativa, el ICFJ se asoció con MediaWise, del Poynter Institute.

El programa de formación de formadores en alfabetización mediática aceptó a participantes de todo el mundo en dos cohortes distintas. Estos participantes, líderes comunitarios, serán los encargados de educar a otros sobre la importancia de la alfabetización mediática y cómo aplicar lo aprendido en la vida cotidiana. El siguiente artículo es una de las cinco historias de impacto seleccionadas de la primera cohorte, en celebración de la Semana de la Alfabetización Mediática.


Como activista por la paz de Sri Lanka, Arzath Areeff ha atestiguado el alarmante incremento de los discursos de odio y los conflictos en el espacio digital de su país, y cómo algunos individuos han abusado de Internet y las redes sociales para difundir información falsa e incitar a la violencia.

Areeff se sintió obligado a hacer algo por las tensas y fracturadas relaciones que se estaban desarrollando en su país. Aprovechando su experiencia en tecnologías de la información, en 2017 cofundó digizen, una plataforma que trabaja para apoyar la consolidación de la paz digital, y a través de la cual él y su equipo han promovido la alfabetización mediática en su comunidad.

Sin embargo, no fue hasta julio de 2023 cuando aprovechó la oportunidad de profundizar sus conocimientos sobre alfabetización mediática en una formación ofrecida por ICFJ y MediaWise.

"Aprendí no solo de los capacitadores, sino también de los propios participantes", cuenta Areeff. "La formación me ayudó a mejorar mis métodos para captar la atención del público y transmitir contenidos complejos de forma comprensible y atractiva".

 

A training session
Capacitación en Sammanthurai. Foto cortesía de digizen.lk

 

Tras completar la formación, Areeff se propuso ayudar a la gente a discernir mejor la realidad de la ficción. Decidió poner el foco en la formación de jóvenes de comunidades desfavorecidas de las provincias central y oriental de Sri Lanka, como la comunidad tamil malayaga. Para sortear las barreras lingüísticas, ha impartido sus talleres en la lengua materna de los participantes.

Para Areeff, ha sido fundamental comprender el contexto local e implicar a los alumnos a través de métodos interactivos. "Me sorprendió el trayecto que llegaron a hacer algunos participantes para asistir a los talleres: algunos viajaron largas distancias porque no tenían oportunidades similares en sus zonas", dice.

Comprender la dinámica sociopolítica y cultural de las comunidades con las que trabajó fue un desafío importante, pero esta comprensión le ayudó a crear materiales de formación pertinentes. Antes de los talleres investigó y se reunió con referentes juveniles locales para que el contenido de la formación reflejara mejor el contexto local y abordara cuestiones de desinformación relevantes para cada comunidad.

"A la mayoría de los participantes les sorprendió el contenido, sobre todo porque estaba directamente relacionado con la desinformación que encuentran a diario pero suelen pasar por alto", explica Areeff. "Guiándolos por ejemplos concretos, conectaron los puntos y se dieron cuenta de la prevalencia de la desinformación en sus vidas".

Captar la atención de cualquier audiencia durante dos horas y media es difícil, y más cuando se trata de jóvenes. Para mantener su interés, Areeff incorporó diversos métodos de aprendizaje interactivo, como debates en grupo, juegos de rol y actividades prácticas. En una de ellas, los participantes compitieron entre sí para desmentir la desinformación que se les presentaba.

A Areeff le entusiasma el efecto multiplicador que han tenido sus formaciones, especialmente a la hora de fomentar cualidades de liderazgo entre los jóvenes. Aunque más de 160 participantes han asistido directamente a sus talleres, el impacto indirecto se ha extendido más allá porque muchos han compartido sus nuevos conocimientos con amigos y familiares. Algunos participantes han asumido el papel de "embajadores locales de la verdad", organizando encuentros informales para impartir a otros lo que han aprendido. Un estudiante organizó un pequeño taller en su pueblo, en el que compartió las ideas clave del programa de formación y mostró a sus compañeros técnicas de fact-checking.

Areeff creó una comunidad de WhatsApp para que los participantes se comprometieran más y ampliaran el alcance y la repercusión de la capacitación. Este grupo se ha convertido en un espacio de apoyo continuo, en el que los miembros comparten y verifican juntos la información. El grupo ha creado una red de personas con ideas afines, ayudando a solidificar las relaciones construidas durante los talleres y permitiendo que los conocimientos adquiridos tengan un impacto duradero.

 

Youth at a workshop
Jóvenes talleristas de Norwood. Foto cortesía de digizen.lk

 

Para Areeff, el pensamiento crítico es una habilidad de alfabetización mediática esencial para desenvolverse en el mundo digital, ya que permite a las personas detenerse, cuestionar y evaluar la información antes de aceptarla o compartirla.

Dado que no podemos verificar toda la información disponible, y que en la vida cotidiana las personas no pueden chequear todo lo que leen o reciben, lo mejor que podemos hacer es que sean más conscientes de cómo detectar la desinformación en el futuro.


Brittani Kollar y Muskan Bansal contribuyeron a este artículo.

Fotos cortesía de digizen.lk.