El modelo de Pictoline para viralizar la información

por Mariana Marcaletti
Oct 30, 2018 en Periodismo digital

Si el nombre de Pictoline te suena, es porque posiblemente viste pasar algunos de sus gráficos inteligentes y divertidos en Twitter, Facebook o Instagram durante los últimos dos años. Conocida por sus breves explicaciones visuales –llamadas “bacons”, como guiño a la mascota de la compañía– y distribuida a través de las plataformas sociales, la empresa mexicana ha encontrado un modelo de negocio exitoso en el contenido patrocinado para apoyar su trabajo artístico.

Pictoline fue fundada en 2015, cuando entró a la escena de las redes sociales con animaciones y explicaciones cortas en estilo comic, dibujos animados e historias visuales basadas en datos que rápidamente llegaron a un público masivo (su página de Facebook, por ejemplo, más de 2,5 millones de seguidores).

Pictoline ha demostrado no solo ser sostenible sino también rentable: en 2016 obtuvo alrededor de US$1 millón en ingresos, según uno de sus cofundadores, Gustavo Guzmán.

La popularidad de Pictoline proviene de su capacidad para recortar el exceso información disponible online, según su cofundador y director artístico Eduardo Salles. Cuando hubo que competir por el tiempo de las personas conectadas, las imágenes resultaron ser el recurso perfecto.

“La ilustración tiende a ser concebida como un complemento del texto, como un agregado agradable. Para nosotros, las imágenes son más que eso: nuestras ilustraciones son el contenido mismo”, explica. “Pictoline ha recurrido a varios formatos: carteles, caricaturas políticas, animaciones, tarjetas, viñetas de estilo comic, infografías, GIFs y contenidos habilitados para la plataforma como los anuncios por secuencia de Instagram”.

Salles recuerda una conversación con el editor en jefe de BuzzFeed, Ben Smith, acerca de los recursos favoritos de los medios estadounidenses. “Ben me dijo que iban del texto al video y que las ilustraciones eran un paso en el medio que solían evitar”. En Latinoamérica, con conexiones 3G y velocidades de Internet más lentas, las imágenes se cargan más rápido que los videos, dice Salles, dando a entender que ese fue un factor importante del éxito de Pictoline.

Pictoline abarca una gran cantidad de temas: cultura pop, cómo funciona el cerebro, ecología, política local e internacional, arte y hashtags de tendencias diarias. Transmiten una combinación de noticias de última hora e información sensible al tiempo con mensajes de largo aliento. Sus producciones son progresivas en buena medida y atraen a una audiencia sobre todo milenial. Los fundadores de Pictoline no esperan que se convierta en un medio de comunicación, sino en una empresa que diseña información visual para diferentes propósitos, como conocimiento de marca o educación.

Dado que Pictoline no hace reporteo, se basa en otras fuentes de noticias para producir sus historias. El material que alimenta sus posts puede provenir de redes sociales, medios de comunicación de Estados Unidos y el Reino Unido, publicaciones en español, instituciones académicas y científicas, Google Trends y también de canales informales como grupos de WhatsApp y “gente de a pie” de Ciudad de México.

Hasta ahora están colaborando con dos socios para la creación de contenido editorial: UNICEF y The New York Times. Trabajando con el New York Times en Español, Pictoline fue responsable de una animación de principios de 2016 que explicaba las primarias de New Hampshire y de un explainer del supermartes. También produjo las tarjetas ilustradas de las “36 preguntas para enamorarse de cualquiera”.

Más recientemente, Pictoline y el Times colaboraron en una historia gráfica sobre la crisis en Venezuela y sobre cómo se le prohibió al corresponsal Nick Casey el ingreso al país. Salles cuenta que eligieron al Times como socio porque comparten un compromiso similar con el fact-checking, lo que refuerza la credibilidad de la organización. Además, Pictoline ayudó a UNICEF con su campaña "Stickers for Siria", destinada a recaudar dinero y crear conciencia.

Tiempo de negocios

Pictoline ha probado varias fuentes de ingresos a lo largo de su existencia, pero el contenido patrocinado ha demostrado ser el más exitoso. Pictoline es capaz de operar como una agencia creativa, según Guzmán. Ofrece a los anunciantes con los que trabaja una ilustración de marca, la distribución de este contenido a través de sus redes sociales y los derechos de la ilustración para que el anunciante pueda publicarla en sus propios canales.

“El proceso suele funcionar muy bien”, dice Raúl Pardo, ilustrador de Pictoline. “Hemos desarrollado un instinto. Somos muy reactivos a las conversaciones sociales y nos damos cuenta muy rápido de hacia dónde sopla el viento”.

El equipo es pequeño, considerando su carga de trabajo: 16 personas trabajan en Pictoline, incluyendo ilustradores, editores, escritores, estrategas de redes, desarrolladores y vendedores. Producen al menos cuatro piezas de contenido por día, lo que suma ya más de 1.500 desde su fundación (esta suma incluye tanto posts editoriales como patrocinados).

Dados sus logros en México y en toda América Latina, los planes de Pictoline para el futuro giran en torno a internacionalizarse. Son optimistas acerca de la posibilidad de conquistar una audiencia estadounidense, tanto si esto significa apuntar a toda la población o a centrarse en la audiencia hispana. Salles cuenta que Pictoline además está interesada en expandirse al Brasil de habla portuguesa, y Guzmán también menciona a la China de habla mandarín y a la India que habla hindi: todos grandes mercados con conexiones de Internet más lentas, donde las imágenes pueden consumir menos datos que los videos.

La compañía también está lanzando un programa de “embajadores” para traer talentos de otros países a México. A través de ese programa, invitarán a ilustradores extranjeros para que colaboren con nuevas ideas y puedan, a su vez, aprender del enfoque de Pictoline.

“Nos gustaría volvernos globales para fines de 2017 y comienzos de 2018”, concluye Salles.

Una versión completa de este post fue publicada originalmente en Nieman Lab. El texto es reproducido aquí con permiso.

Imagen: captura del sitio de Pictoline.