Malasia es un lugar complejo para dirigir una empresa de noticias. Los medios de comunicación impresos, radiales y televisivos son censurados y- por lo general- están íntimamente ligados a la elite social. Fuera de las principales ciudades, la infraestructura digital es escasa. Hay importantes barreras geográficas que limitan las posibilidades de reportear en comunidades alejadas. Y, como resultado, las minorías étnicas y religiosas no tiene voz y son usualmente marginadas.
Pero Malasia, también, es una nación en donde existe un vacío legal que permite informar en Internet sin restricción alguna.
Malaysiakini es una organización de noticias dinámica e influyente, con base en Kuala Lumpur, que saca provecho de ese vacío legal. Fundada en 1999 por Steven Gan y su actual CEO, Premesh ("Prem") Chandran, sus noticias se distribuyen únicamente a través de sus canales digitales.
Rápido e independiente, este sitio web -basado en suscripciones- apoya la justicia, los derechos humanos, la democracia y la libertad de expresión. La empresa está comprometida con la idea de desarrollar un reporteo basado en la comunidad y así elevar el nivel del diálogo en materias esenciales.
Aunque la plataforma principal de Malaysiakini es su sitio web - que tiene más de 37 millones de visitas y 1,6 millones de visitantes únicos por mes - sus ejecutivos están empeñados en encontrar otros canales de distribución.
"Muchos malayos carecen de acceso regular a Internet," dice su fundador Premesh. "Nosotros queríamos determinar dos cosas: cómo obtener noticias más locales, y cómo llevar más noticias a más gente"
El desarrollo del Periodista Ciudadano y CJ.my: El incremento del reporteo local
Un claro hecho en la economía de los nuevos medios es el siguiente: la economía de las web no es capaz de sostener organizaciones de medios más grandes o el pago de salarios altos.
Malaysiakini pretendía expandir el periodismo local, pero sus ejecutivos sabían que no podían tener reporteros en todo el país. A cambio, trabajaron en conjunto con el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ, en inglés), con cede en Washington DC, desarrollando un sofisticado programa para entrenar a los periodistas ciudadanos (CJs, en inglés), proporcionándoles tecnológicas herramientas. Desde octubre de 2008, ICFJ y Malaysiakini han reclutado y capacitado a más de 175 CJs de todo el país. Este equipo de comprometidos aficionados fue instruido en las técnicas del reporteo, narración de historias y grabación de vídeos. A aquellos ubicados en las zonas más alejadas de Sarawak, se les entrego una cámara de video Flip, por lo que volvieron a casa listos para trabajar.
Hoy en día, estos reporteros han producido casi 700 vídeos y cerca de la mitad están escribiendo blogs. Estos se publican en la página web de los propios periodistas ciudadanos, CJ.my, que está linkeada desde la página principal de Malaysiakini.
Alta-tecnología y Sin-tecnología. Sacando noticias desde el interior
En áreas donde los periodistas ciudadanos tienen buen acceso a Internet, ellos simplemente suben sus propias historias. En cambio, aquellos que viven en las comunas rurales de Sarawak (al este de Malasia, en la isla de Borneo), tiene acceso limitado a la electricidad, a los caminos, al transporte o al teléfono. Por ende, para ellos, el acceso a Internet es desconocido.
Sin embargo, el reporteo en estos sectores y los problemas a los derechos humanos que enfrentan, son prioridad para Malaysiakini. Son comunidades que viven sin vigilancia. Han sido víctimas de la invasión desenfrenada y de la tala ilegal de tierras; la destrucción de vastos terrenos terminó con muchas de sus fuentes de alimentos y de ingresos. Y todo esto ha ocurrido en la mas absoluta impunidad, considerando la continua discriminación del Gobierno hacia los Penan y su fracaso en prevenir el abuso con las tierras. Por lo mismo, el problema ha sido invisible para el mundo.
Malaysiakini ha contratado 8 periodistas ciudadanos de tres áreas de Sarawak. A estos CJs se les enseñó los principios básicos del periodismo y se les dieron cámaras Flip. Este simple elemento fue trascendental para conseguir sacar sus historias a la luz. Hoy, los 8 profesionales han producido en forma colectiva 23 reportajes, una cifra que puede parecer pequeña, pero que es sumamente importante considerando sus condiciones. Sin caminos, autos, transporte, electricidad ni acceso a Internet, filmar y compartir sus historias es una difícil tarea.
Dado que para ellos no existe un mecanismo para subir los vídeos a Internet, la cámara debe ser devuelta a Malasyiakini cada vez que un vídeo es completado. Pero conseguir ese objetivo es una travesía, ya que el viaje que deben hacer de vuelta a Kuala Lumpur no es fácil. Estas comunidades encarnan la palabra remoto: el único acceso que tienen a los Penan es a través del río Baram o de caminos forestales o senderos selváticos. Y el auto es extremadamente caro para estas empobrecidas familias.
El sistema que ocupan para llevar los vídeos es el siguiente: las cámaras son llevadas fuera de la selva por voluntarios. El camino desde la selva hasta la parte baja del Baram demora de dos a tres semanas. Un “tren” o una "posta" de voluntarios se pasa la cámara de mano en mano hasta que alcanza a Malaysiakini- a menudo- tras pasar por mas de seis correos distintos y habiendo tardado 30 días en llegar a un editor.
Una vez en Malaysiakini, el video es editado y subido, la cámara es revisada, las baterías repuestas... y luego retoma el mismo largo viaje de vuelta a casa…