En países como Nicaragua, donde los periodistas independientes viven bajo constante censura, amenazas y con temor de ser agredidos en cualquier momento, hay una cosa que persiste: su compromiso con contar la verdad.
Desde abril de 2018, cuando la población civil tomó las calles en protesta y se rebeló ante el régimen autoritario de Daniel Ortega y Rosario Murillo, al menos 120 periodistas han tenido que buscar refugio en el exilio, según cifras de la organización Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN).
Pero incluso desde fuera del país, los periodistas nicaragüenses se han destacado por desarrollar herramientas y redes de apoyo que les permiten continuar documentando el acontecer diario.
Recientemente, IJNet y CONNECTAS organizaron un evento titulado “La resistencia del periodismo en Nicaragua”. La actividad fue moderada por Carlos Eduardo Huertas, director de CONNECTAS, con el objetivo de intercambiar acerca de la experiencia de quienes siguen informando sobre los abusos del poder que se viven en el país centroamericano.
Los periodistas nicaragüenses Jennifer Ortiz, fundadora y directora de Nicaragua Investiga y Octavio Enríquez, periodista de investigación en Confidencial, compartieron sobre sus experiencias trabajando tanto desde el campo de batalla como desde el exilio. Asimismo, Santiago Sánchez, editor de IJNet Español, se unió para compartir detalles sobre el nuevo kit de herramientas de IJNet para reportar en contextos cerrados y autoritarios.
En uno de los ataques más recientes al periodismo independiente, periodistas del medio La Prensa se vieron forzados a huir del país por puntos ciegos y dejar sus trabajos por la persecución del gobierno. Ortiz comentó que es la capacidad de resiliencia y la esperanza de contribuir a un mejor futuro lo que impulsa a los periodistas a seguir cumpliendo su labor.
“A mí me da mucha satisfacción hacer lo que hago porque sé que es una profesión que ayuda a construir — que te ayuda a transformar también pensamientos que quizás nos van a sacar de esta rueda sin fin, de esta repetición de la historia constante, de esta historia de caudillos y dictadores”, compartió Ortiz.
Documentar para romper ciclos históricos
Pese a la persecución mediática y a los retos que implica trabajar desde el exilio, Enríquez asevera que es vital seguir documentando e informando de forma segura y responsable.
“No es fácil. Todos hemos pasado por esos episodios de depresión, tristeza, pero hay una convicción y hay un resorte de querer cambiar las cosas que nos mueven, que está ahí”, agregó Enríquez.
Una de las recomendaciones que Ortiz y Enríquez enfatizaron fue la importancia de que al momento de hacer publicaciones, los periodistas aseguren no solo su seguridad y la de sus allegados, sino también la de sus fuentes. De esta manera, se construyen redes de confianza y colaboración.
“A veces nos dan la felicitación a nosotros, pero la verdad es que sin puentes que todavía se atreven, nosotros no podíamos seguir contando historias. Y tenemos que hacer todo, absolutamente todo lo que esté a nuestro alcance para protegerlas en primer lugar”, comentó Ortiz.
Algunas prácticas que han adoptado es trabajar con fuentes anónimas y no firmar ciertas notas para minimizar represalias. Sánchez agregó que si bien el periodismo independiente en Nicaragua es un ejemplo que ilustra cómo contrarrestar la censura, no es el único caso. Países como Rusia, Venezuela y Cuba también han tenido que recurrir a métodos similares.
Chequeo de datos
En el caso de Nicaragua, la desinformación proviene del mismo gobierno, incluyendo el manejo casi monopólico de medios de comunicación, y el uso de trolles y perfiles falsos. Es tal la situación que en 2021 Meta eliminó más de 900 cuentas ligadas al régimen Ortega-Murillo.
Haciendo frente a esta problemática, desde el exilio medios como Divergentes ofrecen servicios de fact-checking de la mano con plataformas como TikTok, para alcanzar una mayor audiencia por su presentación creativa.
Ortiz mencionó que a medida que pasa el tiempo y los medios independientes han ido cultivando su credibilidad, la población civil ha comenzado a darse cuenta sobre las falsedades y manipulación de datos del gobierno por su propia cuenta.
Enríquez agregó que para proteger a sus fuentes y prevenir acusaciones falsas, el proceso de verificación y contraste debe ser tomado con cautela, y corroborar datos no con una sino con cuentas fuentes sean necesarias.
“Para poder llegar a la publicación de una nota, vamos más allá de poner en la pantalla lo que nos dijeron”, expresó Enríquez.
Espionaje y ataques cibernéticos
Ortiz mencionó que es difícil escaparse de los ojos de instituciones gubernamentales, pues hasta gestionar documentos de identidad, licencia para conducir puede levantar alertas y brindarles información personal.
Por lo tanto, muchos periodistas en Nicaragua han adoptado acciones de blindaje que implican “vivir como delincuente”: cambiar de domicilio todo el tiempo, no contratar servicios con su nombre como titular, huir del país y no hacer llamadas telefónicas convencionales, entre otras estrategias.
“No somos delincuentes, entonces no tenemos la mentalidad para estarnos cubriendo todo el tiempo, pero sabemos que estamos en un contexto casi de guerra y tenemos que protegernos a nosotros”, agregó Ortiz.
Con respecto a formas de espionaje digital, el kit del IJNet incluye consejos que incluyen medidas como apagar dispositivos móviles, instalar antivirus y formas para compartir documentos de forma segura, agregó Sánchez.
La resistencia
Enríquez considera que seguir ejerciendo periodismo desde fuera o dentro del país es una decisión difícil que los periodistas deben tomar de forma individual. Él afirma que tan válida es la decisión de quién decir seguir ejerciendo su carrera como de quien decide parar.
A pesar de haber tenido que exiliarse en 2021 por temor a ser encarcelado, Enríquez cree en la importancia de seguir informando y dejando un récord histórico para el futuro.
“Mi decisión personal es que un periodista preso no le sirve a nadie. Y nuestra función en la sociedad es denunciar y fiscalizar al poder”, agregó Enríquez.
La complicidad entre periodistas les permite seguir en pie con su labor. A través de colaboraciones, los periodistas nicaragüenses tienen mayor alcance en la sociedad civil y se protegen mutuamente al momento de exponer hechos.
“Nos hemos despojado de ese ego periodístico. No está la necesidad que tenemos como periodistas de decir ‘yo fui el primero que conté esta historia’”, dijo Ortiz.
Aunque el impacto de sus historias sea difícil de medir en base al número de clics y reproducciones, confían en que lo que le da valor a su trabajo es la capacidad de replicar y magnificar voces tanto dentro como fuera del país, comentó Ortiz.
“Lo único que puedo decir es que creo que el periodismo puede cambiar las cosas. Es algo que a uno lo mueve a seguir adelante pese a la adversidad”, finalizó Enríquez.
Puedes ver el seminario online completo aquí:
Imagen de Ralph Kränzlein en Flickr.