Desarmar la desinformación, del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ), es un programa de tres años apoyado por el Scripps Howard Fund, que espera frenar la difusión de la desinformación a través de múltiples iniciativas relacionadas con el periodismo de investigación, el desarrollo de capacidades y la alfabetización mediática. Para desarrollar esta última iniciativa, el ICFJ se asoció con MediaWise, del Poynter Institute.
El programa de formación de formadores en alfabetización mediática aceptó a participantes de todo el mundo en dos cohortes distintas. Estos participantes, líderes comunitarios, serán los encargados de educar a otros sobre la importancia de la alfabetización mediática y cómo aplicar lo aprendido en la vida cotidiana. El siguiente artículo es una de las cinco historias de impacto seleccionadas de la primera cohorte, en celebración de la Semana de la Alfabetización Mediática.
En 2018, Tamilselvi Natarajan vio un video que mostraba el secuestro de un niño y que circuló ampliamente vía WhatsApp en la India, desatando rumores sobre secuestros en todo el país y dando lugar a una violencia espantosa, incluidos linchamientos y ataques de turbas.
El video, en realidad, no mostraba secuestro real ni se había grabado en la India: era un anuncio de servicio público creado en Pakistán para crear conciencia sobre la seguridad de los niños.
"Este incidente me impactó profundamente", cuenta Natarajan, que en aquel momento se desempeñaba como profesora adjunta de Comunicación en Tamil Nadu, en el sur de la India. "Sentí la gran responsabilidad de abordar este tema y me propuse hablarlo regularmente en mis clases con los alumnos".
Como educadora en medios de comunicación desde hace casi 15 años, el episodio marcó el comienzo del viaje de Natarajan para ampliar sus conocimientos sobre cómo identificar y desacreditar desinformación.
Solicitó una formación especializada en fact-checking a través de un programa de alfabetización informativa dirigido por DataLeads. Entonces llegó el COVID-19. En plena pandemia, se topó con una información sospechosa que la llevó a poner en práctica su formación.
"Un post viral daba los supuestos números de contacto de más de 100 médicos a los que se podía llamar para pedir ayuda urgente", recuerda. Llamó a cada número y descubrió que ninguno era correcto.
En 2021, junto con Induja Ragunathan, editora de Tamil YourStory, Natarajan puso en marcha MeiFactory, inicialmente como una página de Facebook dedicada a desmentir desinformación sanitaria. MeiFactory evolucionó hasta convertirse en un auténtico sitio web de verificación de hechos, y hoy sigue activo gracias a las contribuciones de Natarajan y voluntarios. Un año después, Natarajan se mudó a Omán en busca de una oportunidad como profesora en el Bayan College.
No tardó mucho en conocer el programa de formación de formadores en alfabetización mediática de ICFJ, organizado en colaboración con MediaWise. La iniciativa se diseñó para que los participantes conozcan mejor las redes de desinformación, aprendan a llegar a nuevos públicos y se familiaricen con nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, que pueden difuminar aún más la línea que separa la realidad de los contenidos manipulados. "El programa me introdujo en varias herramientas avanzadas de fact-checking que me han ayudado mucho", dice.
Como docente, a Natarajan le resultó fácil llegar al público objetivo de estudiantes y personal universitario para los talleres de alfabetización mediática que organizó. Lo difícil fue convencerlos de que la desinformación en Omán existe. "Al principio, los participantes no estaban muy interesados en los talleres", cuenta. "Una vez que introduje ejemplos de la vida real, sobre todo los relacionados con su país, su actitud cambió".
Natarajan repasó contenidos falsos que afirmaban que las langostas pululaban por una mezquita de La Meca, desinformación sobre el cambio climático y la prevalencia de estafas financieras y su impacto en las víctimas.
Estos ejemplos captaron la atención de los alumnos y los ayudaron a hablar de información dudosa con la que ellos mismos se habían topado en Internet. "Un participante mencionó que había encontrado publicaciones en redes sociales que afirmaban que una cepa mutada del coronavirus causaba infertilidad en las mujeres", explica Natarajan. "Es falso".
Natarajan se ha enfrentado a la barrera del idioma durante sus cursos de formación, que imparte en inglés para participantes de habla árabe. "Me acompañó un formador para traducir algunos conceptos al árabe", cuenta. "También produje un breve vídeo en árabe para aumentar el impacto de la formación".
En las clases fomentó la participación de los alumnos, haciendo que hablaran de los retos a los que se han enfrentado para convencer a otros —especialmente a sus padres— de que hay ciertos contenidos que se hacen pasar por noticias y no lo son. Tras los talleres, los participantes sugirieron ofrecer la formación exclusivamente en árabe a padres y familiares mayores para ayudarles a comprender el impacto que la desinformación puede tener en sus vidas. "Este compromiso colectivo para combatir las noticias falsas subraya la importancia de fomentar una comunidad informada y comprometida críticamente", afirma.
Para mantener el impulso resultante, Natarajan, con el apoyo del Bayan College, creó un club de alfabetización mediática en la universidad, donde ahora los estudiantes organizan debates, talleres de fact-checking, campañas de alfabetización mediática digital y programas de divulgación.
"Estamos creando un impacto a largo plazo mediante la participación de más estudiantes y profesores en la conversación. Este mayor alcance garantiza que la alfabetización mediática se convierta en parte integrante de la cultura universitaria", explica.
De cara al futuro, Natarajan tiene previsto incluir la lengua de signos en sus cursos de formación para hacerlos accesibles a un público más amplio. "Espero crear así un entorno de aprendizaje integrador para las personas con discapacidad auditiva".
Su trabajo demuestra que combatir la desinformación es algo más que comprobar hechos: exige un esfuerzo de toda la comunidad para crear resiliencia digital. Y, en el centro de estos esfuerzos, está el pensamiento crítico. "El pensamiento crítico permite analizar y evaluar la información con la que nos encontramos, y cuestionar la validez de las afirmaciones", señala. "Esta habilidad es esencial no solo a nivel personal, sino también para avanzar hacia una sociedad más informada y responsable".
Renata Salvini y Brittani Kollar contribuyeron a este artículo.
Imagen cortesía de Bayan College.