Esta es la tercera y última entrega una serie sobre las principales conclusiones del informe "De la indignación a la oportunidad: cómo incluir las perspectivas ausentes de las mujeres de todos los colores en la dirección y la cobertura de las noticias". Puede leer el primer artículo aquí y el segundo aquí.
Hace un año, Dee* llevaba una vida modesta pero económicamente segura en Londres. Como cuidadora de niños y ama de casa, ella y su marido podían ahorrar un par de cientos de libras al mes y, de vez en cuando, ayudar económicamente a su hija adulta, madre soltera de tres hijos. Pero en los últimos meses, el aumento del precio de los alimentos y la energía hizo que Dee se preocupara por su capacidad para cubrir los gastos del hogar. Ha tenido que dedicarse a dos actividades secundarias y aumentar la ayuda a su hija, que no puede trabajar a tiempo completo por falta de guarderías asequibles.
"Es una verdadera lucha. Antes salíamos. Ahora tenemos que recortar gastos, trabajar más y apenas nos vemos ya. Ayer me llamó mi hija para decirme que había tenido que acudir a un banco de alimentos", cuenta Dee angustiada. Su historia —respaldada por brechas estructurales con las que lidian las mujeres— apenas aparece en las noticias.
En un artículo anterior, conté que menos de 1 de cada 5.000 noticias en todo el mundo entre 2017 y abril de 2022 incluían alguna referencia a siete importantes brechas de género, que mi consultora AKAS rastrea. Estos aspectos ausentes, analizados en detalle en mi informe De la indignación a la oportunidad, afectan profundamente a quienes están faltan en los medios y en la atención política cuando se trata de las grandes noticias de actualidad, como la crisis del costo de la vida.
Dado que la crisis del costo de la vida es un tema de actualidad en curso, a continuación presento tres aspectos a tener en cuenta para cubrir las perspectivas de las mujeres más afectadas.
La crisis del costo de vida afecta de forma desproporcionada a las mujeres
Universalmente, las mujeres están más preocupadas que los hombres por el impacto negativo del costo de la vida. Estudios realizados en países tanto en el Norte como en el Sur muestran un panorama coherente. Por ejemplo, en Estados Unidos, las mujeres están sistemáticamente más preocupadas por la economía del país, con un 72% de mujeres frente a un 64% de hombres que describen su estado como regular o malo. Otros resultados de encuestas realizadas en Estados Unidos han revelado que las mujeres se ven obligadas a sacrificar su salud a la hora de tomar decisiones de gasto difíciles, como retrasar la atención dental y los tratamientos médicos, y el 86% afirma no poder dormir por la noche preocupadas por el costo de los alimentos. Esto también se aplica al Sur Global, donde una gran mayoría de mujeres de Kenia (80%), Sudáfrica (81%) y Nigeria (84%) están preocupadas por la subida de los precios, ligeramente más que los hombres, cuya preocupación ha oscilado entre el 74% y el 77%.
En el Reino Unido, a la mayoría de las mujeres (56%) les preocupa que la situación del costo de la vida repercuta en su salud mental, frente al 48% de los hombres. Además, son más propensas que los hombres a creer que la crisis actual aumentará la demanda de servicios de salud mental (85% frente a 79%). "Me preocupo mucho", dijo Dee. "La única forma que tengo de mantener los gastos de la compra manejables es haciendo un trabajo adicional y un planificador semanal de comidas, cosa que nunca había hecho antes".
El vínculo estructural dificulta más la situación económica actual de las mujeres
Las diferencias salariales y de poder entre hombres y mujeres agravan sustancialmente los problemas a los que se enfrentan las mujeres en la crisis del costo de la vida. El Informe sobre la Brecha Global de Género 2022 del Foro Económico Mundial prevé que se necesitan 132 años para cerrar la brecha de participación y oportunidades económicas entre hombres y mujeres en 146 países, incluida la brecha salarial. Nuestra investigación también puso de manifiesto la devastadora trayectoria de algunos países, como Nigeria, donde es posible que nunca se alcance la paridad salarial entre hombres y mujeres.
La brecha salarial es solo una dimensión de la brecha de riqueza, que también incorpora el abismo entre hombres y mujeres en ingresos acumulados, pensiones, propiedad de bienes y negocios e inversiones. Todas estas diferencias aumentan con la edad, dando lugar a la brecha de edad, en la que las disparidades crecen con los años a medida que los hombres se hacen más ricos en comparación con las mujeres. A pesar de no ser citado como un problema por casi todos los líderes editoriales entrevistados para nuestro informe, el edadismo afecta particularmente a las mujeres, intensificando la desigualdad de género en múltiples dimensiones, incluyendo la participación en el trabajo, las tasas de remuneración y la representación de las mujeres en los medios de comunicación.
La manera en que las diferencias de riqueza, poder y edad afectan desproporcionadamente a las mujeres durante la crisis del costo de la vida debería ser una lente forense para el periodismo, pero, en cambio, la cobertura mundial está dominada por puntos de vista masculinos. En los últimos seis años, la voz de los hombres en los artículos en los que aparece el término "costo de la vida" ha triplicado a la de las mujeres, de acuerdo con el análisis de AKAS de los datos del proyecto GDELT. La proporción de voces de hombres y mujeres ha empeorado ligeramente, pasando de 2,9:1 en 2021 a 3,0:1 en 2022.
El periodismo debe poner de relieve los obstáculos socioculturales y estructurales a la igualdad económica
Existe una aceptación cultural significativa de la brecha salarial de género en todos los países investigados, tanto por parte de los hombres como de las mujeres, lo que hace que su erradicación o incluso su reducción sea mucho más difícil. En los países en los que se dispone de estudios sobre actitudes, hasta cuatro de cada cinco mujeres y hombres esperan que exista una brecha salarial.
Por ejemplo, la mayoría de los hombres y mujeres de India y Nigeria, la mayoría de los hombres de Kenia y Sudáfrica, y casi la mitad de las mujeres de Sudáfrica dijeron estar de acuerdo con la afirmación de que "es natural que los hombres ganen más que las mujeres, ya que deben ser los principales proveedores". Una de cada cinco mujeres y uno de cada cuatro hombres en Estados Unidos también están de acuerdo con la afirmación.
El papel del periodismo —actualmente incumplido— es poner de relieve las normas sociales que apoyan la ventaja salarial existente de los hombres sobre las mujeres como una barrera a la igualdad. Para ello, los periodistas deberían centrar algunos ángulos de sus coberturas en las preocupaciones, necesidades y circunstancias singulares de las mujeres. Además, es preciso explorar las barreras estructurales heredadas que dan lugar a la injusta ventaja económica de los hombres sobre las mujeres, como las normas sociales que los favorecen, las limitaciones en el cuidado de los hijos, las diferencias de poder y riqueza, todo lo cual tiene consecuencias económicas adversas.
Los periodistas también deben analizar los conjuntos de datos desglosados por género y buscar expertas, protagonistas y fuentes que sean mujeres de todos los colores y de comunidades infrarrepresentadas. Como Dee, cuya historia desvela una serie de desafíos estructurales que afectan a las mujeres y a sus familias de maneras múltiples e insondables.
*El nombre fue modificado para proteger su privacidad.
Imagen de Victoriano Izquierdo en Unsplash.