Unas horas después de que el expresidente de Ucrania Víktor Yanukóvich huyera de Kiev, comenzaron a circular informes de que había documentos en un lago de su palacio de 350 acres en las afueras de la capital. El lugar es conocido por los medios de comunicación por su difícil acceso.
Pero decenas de activistas del movimiento de oposición Euromaidan estuvieron allí para documentar la corrupción, aunque esa documentación se hundía lentamente en el lago. Alguien llamó a varios buzos que comenzaron a recuperar los papeles desde el fondo del agua. Los reporteros Dmytro Gnap del Slidstvo/TV Hromadske, Vlad Lavrov del Kyiv Post y Oksana Kovalenko del Ukrainska Pravda fueron los primeros periodistas en esa escena.
Había allí decenas de miles de documentos. Recibos de millones de dólares en efectivo, evidencias de Lavish gastando dinero en animales exóticos de zoológico y en grandes lujos, registros de las inversiones en expansión de Yanukóvich y una lista negra de la prensa local.
Gnap, Lavrov y Kovalenko rápidamente se dieron cuenta de que esos documentos no sólo eran importantes, sino que también corrían peligro de ser destruidos, robados o incautados. Muchos estaban agrupados en grandes pilas anegadas, otros habían sido quemados, incluyendo aquellos que los periodistas identificaron como una lista de las propiedades personales de Yanukóvich. A esta tensión se sumó el hecho de que nadie sabía por cuánto tiempo los periodistas iban a poder estar en ese lugar ni en qué momento las fuerzas de gobierno arribarían.
Los periodistas entonces hicieron algo extraordinario. Tomaron la decisión de que existiera una cooperación entre todos los medios de comunicación, primero de salvar la documentación y luego para informar sobre los hechos. No fue una decisión fácil. Pero era claro que si no actuaban, documentos críticos de la historia de su propio país podían perderse. El lugar ya se estaba llenando con otros reporteros ansiosos de poder tomar los documentos que pudieran e irse rápidamente. En cambio, el grupo fue acompañado por un puñado de otros periodistas afines: Anna Babinets de Slidstvo/TV Hromadske; Oleksandr Akymenko, ex periodista de Forbes, y Katya Gorchinska y Vlad Lavrov del Kyiv Post. Además, la reportera de Radio Free Europe Natalie Sedletska regresó de Praga para ayudar con el caso. Otros periodistas también se sumaron.
Lavrov, un experimentado periodista de investigación, se dio cuenta de que el equipo necesitaría más ayuda. Se puso en contacto con el Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP), un consorcio de centros de investigación de Europa y Asia Central en el que se desempeña como editor regional. Desde el recinto de Yanukóvich se contactó con sus editores de la OCCRP en Sarajevo, Bosnia, para pedirles dinero y apoyo. El equipo también contactó al veterano periodista Oleg Khomenok, un capacitador en investigaciones que se desempeña para dos organizaciones sin fines de lucro: Internews y Scoop. Khomenok arribó rápidamente al sitio con una laptop y aceptó actuar como coordinador logístico. Alguien llamó a archivos estatales y pidió una lámpara de calor para secar los documentos.
La mayor parte del trabajo del fin de semana fue invertido en extraer los documentos del agua y secarlos. Los periodistas pronto aprendieron que si las pilas anegadas no eran separadas y secadas se convertirían en una consistencia pastosa, por lo que la información nunca podría ser rescatada. El equipo se hizo cargo de una barcaza durante la primera noche y al día siguiente se trasladó a una opulenta casa de huéspedes para recuperar más documentos. Este lugar se convirtió en su cuartel general. Un letrero afuera decía: "Periodismo de investigación en proceso: no molestar”.
Ucrania es, de muchas maneras, el lugar ideal para que esto suceda. Aquí hay un prensa luchadora que ha perfeccionado sus habilidades durante años investigando los gobiernos turbios, su corrupción y sus propiedades en el extranjero. Durante los últimos 20 años los medios de Ucrania crearon una impresionante tradición de periodismo de investigación. Una media docena de pequeños centros de investigación funcionan de buena forma por todo el país. Con el respaldo de grupos como el Instituto de Desarrollo Regional de Prensa y donantes occidentales, los medios independientes de Ucrania llegaron a ser sede de la Séptima Conferencia Mundial de Periodismo de Investigación en 2011, recibiendo a 500 periodistas de 75 países en el corazón de Kiev. "La valiente prensa ucraniana ha tomado el periodismo de investigación de manera natural", dice David Kaplan, director de la Global Investigative Journalism Network. "Lo que se está viendo es el resultado de años de formación, creación de redes y publicación de reportajes en condiciones muy difíciles".
Puedes contactar al equipo de Kiev en yanukovychleaks (en) gmail.com.
Drew Sullivan es un periodista especializado en el desarrollo de los medios que ha trabajado por durante casi una década en Europa del Este y Eurasia. Fue cofundador y director del Programa de Información sobre Crimen Organizado y Corrupción, un consorcio regional de centros de investigación en el que actualmente se desempeña como editor asesor.
Este post es un extracto de un artículo que fue publicado originalmente en el sitio web del Global Investigative Journalism Network (GIJN) y es reproducido en IJNet con autorización.
GIJN es una asociación de 90 organizaciones sin fines de lucro de 40 países dedicadas al periodismo de investigación. Cada dos años, GIJN es copatrocinador de la Conferencia Mundial de Periodismo de Investigación. Puedes seguir a GIJN en su Global Listserv, por medio de los boletines de la Global News Network, por Twitter o Facebook.
Texto traducido del inglés al español por Andrea Arzaba.
Imagen con licencia de Creative Commons, via snamess en Flickr.