Cómo cubrir la violencia contra las mujeres en México

por Julie Schwietert Collazo
Oct 30, 2018 en Diversidad e inclusión

Si el número de periodistas que cubre la violencia en México es pequeño –y vaya si lo es– la cantidad de periodistas que se dedican a cubrir la violencia contra las mujeres es aun más pequeño. El tema está rodeado de peligros y se complejiza por el hecho de que muchas de sus víctimas están muertas. Pero además, aquellos que aún viven, sean familiares de las víctimas o de los perpetradores, no siempre desean colaborar.

Alice Driver, que ha trabajado para Vice, Al Jazeera English y otros medios, sabe mucho sobre este problema; estuvo siete años en Ciudad Juárez, México, estudiando los feminicidios y la violencia contra las mujeres que suele derivar en asesinatos. Su libro More or Less Dead: Feminicide, Haunting, and the Ethics of Representation in Mexico fue publicado por la editorial de la Universidad de Arizona este año.

Driver afirma que los medios son con frecuencia cómplices de la perpetuación de la violencia contra las mujeres, especialmente en Juárez, en donde las víctimas suelen ser retratadas como “prostitutas” o “malas mujeres” –que es el modo en el que las describe la policía–, y en donde “se culpa a la víctima del feminicidio de su propia muerte”.

Por correo electrónico, Driver proporcionó algunas enseñanzas y consejos para periodistas.

¿De qué modo tu investigación y tu libro pueden contribuir al trabajo de los periodistas que cubren feminicidios?

Su contribución es que resalta la historia de la cobertura periodística poco ética y sexista que han recibido en el pasado los feminicidios en Ciudad Juárez. De alguna forma, periodistas, cineastas y escritores siguen representando este tipo de crímenes de una manera sensacionalista y sexista, que pone mucha atención en los cadáveres y en la violencia física, pero poca en la investigación de los crímenes. El punto principal es que como sociedad tenemos que dejar de sexualizar los cuerpos de las mujeres de un modo que las culpabiliza por sus propias muertes.

Estos problemas no son solamente de México. En 2011, The New York Times publicó un artículo sobre la violación en grupo de una niña de 11 años, y el periodista que lo escribió incluyó una cita de un entrevistado, que preguntaba, “¿Dónde estaba su madre?", e indicaba que la víctima “parecía mayor, con su pelo largo y maquillaje oscuro”. Este es el tipo de declaraciones que se hacen sobre las víctimas de los feminicidios, culpándolas a ellas y a sus madres por los crímenes. 

¿Cómo encuadraste el tema del feminicidio para estudiarlo académicamente? ¿Cuáles fueron las preguntas que orientaron tu investigación?

Enmarqué el problema centrándome en el análisis de la segunda victimización: aquella por la cual los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales, han culpado sistemáticamente de las desapariciones y asesinatos a las mujeres y sus familias. En los periódicos, en la televisión, en las películas y en los libros, las víctimas de los feminicidios son por lo general descriptas en términos físicos: el tamaño de sus senos, el tipo de ropa interior que usaban o el color con que se pintaban las uñas.

Entrevisté a fotógrafos, periodistas, realizadores, activistas y artistas sobre cómo representar a las víctimas de un modo respetuoso para con ellas y sus familias, y acerca de cómo promover la justicia.

¿Cuál es el estado actual de la cobertura de los feminicidios en México, tanto en medios mexicanos como estadounidenses?

Tanto los medios mexicanos como los estadounidenses están comenzando a prestarle más atención al problema. Vice acaba de producir un documental sobre los feminicidios en México y Sin Embargo también publicó un artículo en tres entregas [acá puedes ver la parte uno, dos y tres] escrito por Sandra Rodíguez Nieto.

¿Hay algo que distinga al feminicidio en México del feminicidio en cualquier otro sitio?

Sí, hay muchas cuestiones complejas. En primer lugar, hay un nivel de sexismo que es una parte estructural de muchas instituciones importantes de México (la policía, el ejército, el sistema jurídico). Trabajé en derechos humanos cuando estaba en México D.F., y después de ver cómo jueces, abogados y guardias de prisión se comportaban con las mujeres en general y con aquellas que eran víctimas de delitos, no me quedó ninguna duda de que para ellas es mucho más difícil recibir un trato justo.

El sexismo está arraigado muy profundamente e impide el acceso de las mujeres a la justicia debido a que sus voces suelen ser ignoradas o menospreciadas. En muchos lugares de México las mujeres todavía están limitadas al espacio doméstico, de manera de que cada vez que se mueven en el espacio público o sufren un crimen en estos lugares, la pregunta siempre es “¿Por qué no estabas en casa con tus hijos?” o “¿Por qué estabas caminando sola, sin tu marido/novio/etc.?”

¿Hay otras consideraciones que sean particularmente importantes para los periodistas? ¿Qué hay de las fuentes de tu investigación y de los peligros que debiste enfrentar? ¿Cómo te protegiste a ti misma y a tus fuentes?

Lo que hizo posible mi investigación fue el hecho de haber establecido contactos locales como Julián Cardona, un fotoperiodista que ha estado viviendo y trabajando en Juárez durante los últimos 20 años. Su conocimiento y asesoramiento orientaron mis decisiones acerca de cómo moverme por Juárez en un momento en que era la ciudad más peligrosa del mundo.

En cuanto a las fuentes, ninguna de las mías pidió permanecer en el anonimato, pero eso se debe probablemente a que yo estaba escribiendo un libro académico que tiene un muy pequeño número de lectores y que demora años en publicarse, lo que implica un menor riesgo inmediato.

Imagen con licencia Creative Commons en Flickr, vía Dutch Simba. Imagen secundaria de Alice Driver tomada por Luis Garvan.