Este año en Colombia se creó una redacción intercultural para narrar las realidades de los más de 37.000 indígenas que viven en Bogotá. Ellos abandonaron sus territorios — zonas de montañas, selvas y desierto — a causa de la crueldad de las cinco décadas de conflicto armado, problemas de tierras, pobreza y falta de oportunidades.
Ocho periodistas -indígenas y no indígenas- más un fotógrafo documental trabajaron durante cuatro meses en Bogotá para encontrar los relatos, rostros y experiencias de las etnias que han sido invisibilizadas en medio del movimiento y ruido de una metrópoli en la que han tenido que adaptarse para sobrevivir como pueblos originarios.
El equipo de redactores, con el apoyo de desarrolladores y un analista de datos, fue convocado por el medio independiente Agenda Propia. A través de técnicas de co-creación y sesiones de participación abierta, definieron los temas y enfoques del especial Bogotá Indígena, un proyecto multimedia incluye crónicas, entrevistas, retratos, gráficos, fotos y videos.
En la primera historia se presenta el contexto del universo indígena de la principal urbe colombiana. En Bogotá, 14 pueblos o etnias de los 102 reconocidos en el país han creado sus cabildos —organizaciones sociopolíticas tradicionales— para lograr un reconocimiento en el Distrito Capital.
La segunda historia retrata la situación de desplazamiento forzado que vivieron 12.200 indígenas, que durante el periodo de 2002 a 2017 llegaron a Bogotá huyendo de la violencia.
La tercera muestra el drama del pueblo Embera: más de 1.000 nativos que desde comienzos de los años 90 resisten en medio de hambre, hacinamiento y mendicidad.
En otros reportajes se da a conocer el liderazgo de la mujer indígena; experiencias de vida de los jóvenes que se debaten en dos mundos, los de sus raíces y la oferta urbana; la fuerza laboral y la función de la guardia en contexto de ciudad.
Los aprendizajes
El primer reto de los reporteros fue comprender las dos miradas: la indígena desde sus cosmovisiones y la periodística con su misión de informar realidades. Para ello, realizaron encuentros que les permitieron conocer las realidades de las comunidades.
Luego se crearon las líneas editoriales que sirvieron como hoja de ruta para el trabajo periodístico, como reportear y escribir las historias con respeto y dignidad, visitar los barrios donde los indígenas reconstruyen sus procesos comunitarios, consultar diversidad de fuentes, solicitar información pública e incluir el aspecto diferencial de cada pueblo.
José Navia Lame, editor de la iniciativa, destacó que la participación de los colegas indígenas permitió un equilibrio en los temas. “Llegamos a consensos entre el interés de las comunidades y los periodistas, acuerdos intermedios que llevaron a que las historias tuvieran una mirada más documental, pero también con un gancho periodístico”, explicó.
Otro reto fue lograr reportear en conjunto. Las entrevistas, los derechos de petición de información y búsqueda de los datos se estructuraron colectivamente. “Al principio no fue tan fácil el diálogo por la diversidad de miradas, pero con el paso de las semanas el proceso avanzó”, mencionó el periodista Juan Pablo Tovar.
Los reporteros aprendieron que para cubrir historias con esta población es importante documentarse sobre las jerarquías y cómo funcionan. En Colombia, los cabildos son regidos desde lo colectivo y sus pueblos están representados por una organización y asambleas. Pero también hay líderes o autoridades tradicionales autorizados por su comunidad para entregar información.
Diana Jembuel, comunicadora del pueblo Misak del Cauca, explicó que para llegar a estas comunidades es necesario respetar los tiempos: “El tiempo del periodismo de afuera es contado, pero el tiempo de los pueblos indígenas es largo, por lo que hay que saber estar con ellos, andar y caminar, tratar de incorporar al lenguaje que ellos hablan y entenderlos”.
Para este tipo de cobertura es fundamental tejer la confianza. Así lo dijo Willander González Palmar, comunicador de la etnia Wayúu de La Guajira. “Los indígenas no estamos muy abiertos al mundo occidental. Somos muy cerrados para proteger nuestra sabiduría. Hay periodistas que nos visitan, hacen su trabajo y no vuelven más, y luego nos damos cuenta que informaron de manera equivocada. Por ello es importante mantener el diálogo”, explicó.
La iniciativa se desarrolló gracias al apoyo de la Organización de Estados Americanos, a través del programa Fellowship de Gobierno Abierto en las Américas, y contó con la participación de editores de la plataforma Connectas, y miembros de comunicaciones de la Organización Nacional Indígena de Colombia.
Más claves para narrar lo indígena
En Agenda Propia se construyó un manual y pautas de cómo cubrir historias de temas indígenas. Entre ellas se destacan:
- Revisar la legislación nacional e internacional que existe sobre los pueblos indígenas.
- Conocer las normas propias de cada pueblo o etnia.
- Realizar un listado de fuentes indígenas y no indígenas. Esto es importante para dar voz a otros actores y presentar los reportajes con equilibrio.
- Realizar entrevistas colectivas.
- Entender los símbolos, los rituales y las creencias, ya que allí es donde se plasman los saberes e historias de los pueblos.
- Preguntarle a los indígenas cómo quieren que los nombren con el fin de dignificar sus procesos e informar correctamente.
- Explicar los contextos históricos, sociales, geográficos y culturales de cada pueblo.
- Hacer un glosario para comprender los términos propios de las culturas.
- Caminar los territorios. Ello implica destinar tiempo y solicitar los permisos para ingresar a lugares y sitios sagrados, y acceder a las voces autorizadas.
Todo esto se logra siempre y cuando haya un tratamiento respetuoso del lenguaje. Para Fabio López de La Roche, experto en comunicación y periodismo de la Universidad Nacional de Colombia, es fundamental que los periodistas realicen un esfuerzo para superar el “exotismo o las visiones folclóricas”, ya que muchas veces los pueblos indígenas “son tratados como sujetos de la compasión o de la pobreza”.
La imagen principal muestra a un joven estudiante de la comunidad Arhuaco en Bogotá. Todas las imágenes son cortesía de Luis Ángel / Agenda Propia.
Edilma Prada es una periodista colombiana. Trabajo por 15 años cubriendo la historia del conflicto armado, la paz, los derechos humanos, el medio ambiente, las minorías étnicas y la región fronteriza. Coordinó la iniciativa “Bogotá Indígena” y es directora de Agenda Propia. Ha participado en proyectos de periodismo colaborativo con grupos indígenas y colegas de otra parte de América Latina. Actualmente está realizando en la Amazonía colombiana una consultoría para la Agencia de Investigación Ambiental (EIA). Además es instructora de DW.