Los momentos de intensidad informativa suelen traer también mucha desinformación. Fue el caso en el inicio de la pandemia de COVID-19, cuando junto a la información sobre el virus, cómo se contagia, qué medidas tomaban los diferentes países y cuáles eran las posibles curas, se colaba todo tipo de desinformación. Ocurrió lo mismo en el inicio de la Guerra en Ucrania y suele pasar también cada vez que hay elecciones en un país.
A medida que la fecha se acerca y los ciudadanos se interesan más en la contienda electoral, la desinformación prolifera. Y aunque cada país tiene sus propias dinámicas, hay ciertos patrones que se pueden observar en los distintos países y que la red de chequeadores de LatamChequea ha identificado. Entre ellos, están las desinformaciones que señalan supuestos fraudes en el proceso electoral.
Dentro de un proceso electoral que involucra a millones de personas, es habitual que ocurran ciertos errores o, incluso, irregularidades. Es posible que alguna de las autoridades se equivoque en un cómputo o que una persona intente hacer trampa. Por eso, los mismos sistemas electorales tienen mecanismos para identificar y resolver estas irregularidades.
Lo que ocurre muchas veces, es que quienes desinforman toman estos pequeños incidentes para utilizarlos como supuestas pruebas de un fraude masivo. Pero mientras que las irregularidades que aparecen habitualmente no favorecen a fin de cuentas a ningún partido, las que son parte de un fraude sistemático si buscan cambiar los resultados a favor de alguna agrupación. Un error durante las elecciones no siempre es prueba de fraude.
Los ejemplos en los últimos años abundan. Por ejemplo, en las elecciones de 2022 de Estados Unidos varias máquinas contadoras de votos en Arizona comenzaron a fallar. Ante este error técnico, circularon distintos mensajes diciendo que esto probaba que había habido fraude en esas elecciones. Si bien la empresa responsable del conteo de votos reconoció las fallas, aseguró que todos los votos serían contados manualmente, como explicó Factchequeado.
Y estas desinformaciones sobre las máquinas de votación no existen sólo en Estados Unidos. En las elecciones de 2022 en Brasil, circulaban desinformaciones que afirmaban que existía fraude en esas elecciones, basándose en que supuestamente al apretar “confirmar” en la máquina de votación el voto desaparecía o que la máquina directamente registraba el voto que quería y no el que había marcado la persona.
En el caso de Perú, en las elecciones presidenciales de 2021 circularon muchas desinformaciones sobre un supuesto fraude, como un tuit de alguien que decía que una de las actas a su cargo en la mesa aparecía reportada como ilegible de manera irregular, algo que no era cierto.
Algo similar ocurrió en la Argentina en las elecciones de 2019, donde circularon varias imágenes de telegramas -que se utilizan para el conteo provisorio la noche de los comicios y no tienen validez legal- con errores o inconsistencias, como tachaduras o una suma anormal, como supuesta prueba de fraude. Sin embargo, estos errores suelen ocurrir y representan un porcentaje ínfimo de los votos.
Es clave, cuando se cubre una elección, ser muy cuidadosos a la hora de reportar sobre estas acusaciones para dar el contexto necesario que advierta que se trata de una irregularidad, a menos que haya pruebas claras de que es parte de un fraude organizado.
Si una persona presenta una de estas irregularidades como prueba de un fraude y en la cobertura periodística esto se informa como un hecho, sin verificar si se trata de un hecho aislado o realmente de algo organizado, se puede ayudar a deslegitimar el proceso electoral en base a desinformaciones.
Por eso es importante analizar en detalle cada una de estas acusaciones antes de difundirla y, en caso de comprobar que se trata de una irregularidad aislada y que la autoridad electoral tiene mecanismos claros para solucionar esos errores, explicarlo y desmentir que hayas pruebas de un fraude.
Este trabajo incluso se puede comenzar antes de las elecciones. Explicar cómo funciona el sistema electoral, cuáles son sus complejidades, qué tipo de irregularidades pueden ocurrir y qué herramientas oficiales hay para solucionarlas, puede ayudar a prevenir a las audiencias para que no caigan en la desinformación cuando se crucen con este tipo de contenidos (que en inglés se denomina “prebunking”).
Para más información sobre los tipos de desinformación electoral, puedes consultar PortalCheck y en este sitio hay más recursos para periodistas.
Este recurso forma parte de un kit de herramientas para cubrir periodos electorales y detectar desinformación relacionada, producido por IJNet en alianza con Chequeado y Factchequeado, y con el apoyo de WhatsApp.
Imagen de Arnaud Jaegers en Unsplash.