Si eres un periodista interesado en usar drones para capturar videos y fotografías (tomas aéreas de protestas o de desastres naturales, por ejemplo), el fundador del Laboratorio de Periodismo Drone, Matt Waite, tiene dos sugerencias para ti: mantente seguro y sé inteligente.
Debido a que la tecnología drone –o vehículos aéreos no tripulados (UAV, por su sigla en inglés)– todavía es muy nueva en el mundo, Waite, que también es profesor de periodismo en la Universidad de Nebraska-Lincoln, dice que es un momento especialmente delicado para utilizarla. Mientras los legisladores piensan en la forma de regular los drones, los periodistas deben ser cautos.
“Sabemos que hay un uso legítimo y positivo de ellos”, dijo Waite a IJNet. “La cuestión de fondo es cómo manejar los aspectos de seguridad y garantizar de que no estamos violando arbitrariamente la privacidad. ¿Cómo podemos asegurarnos de que las personas los están usando correctamente? Cualquier cosa que salga mal ahora tendrá el riesgo potencial de hacernos retroceder varios años".
Organizaciones como el Laboratorio de Periodismo Drone y la Sociedad Profesional de Periodistas Drone están trabajando para promover el uso seguro y responsable de estos artefactos, que se están enfrentando a un marco regulatorio cauteloso en muchas partes del mundo.
Waite dice que el mundo puede dividirse en tres grupos de países en función de la normativa acerca del uso de drones:
1) Estados Unidos es el único país con una mentalidad de prohibirlo todo. Hasta hoy, en Estados Unidos hay una aplicación limitada del uso de drones para la producción de noticias, pero eso podría estar cambiando.
2) El siguiente grupo de países tiene reglas establecidas acerca del uso comercial de los UAV, e incluyen al periodismo dentro de ese uso comercial. En este grupo está Reino Unido, Australia, Japón, y "buena parte de la Unión Europea".
3) En el último grupo se encuentran los países que no tienen regulación alguna. Y son muchos.
“Con diferencias tan grandes entre los países es difícil establecer un conjunto de estándares o buenas prácticas sobre el periodismo drone”, dijo Waite. “Pero hay algunos conjuntos de ideas emergentes”.
Según dijo, para los periodistas lo más importante, para empezar, es lidiar con las ideas locales sobre la privacidad y la libertad de prensa.
“Cada país y región tiene sus propios consensos sobre la privacidad y la propiedad, y eso está bien”, dijo Waite. “Y cada país y región tiene su propia relación con el gobierno. Cuando lanzas al cielo un robot volador la reacción de las personas dependerá del lugar en el que te encuentres”.
Waite dijo que a menudo escucha que a la gente le entusiasma la idea de usar drones para cubrir grandes manifestaciones. Pero "lo último que quieres hacer”, dijo, “es volar encima de una densa multitud”.
“Si algo sale mal, no habrá ningún lugar en el que tu dispositivo pueda caer sin herir a alguien. Y si no tienes otra opción más que la de herir a alguien en una situación de emergencia, entonces ese no es un buen uso”.
Otra idea que escucha a menudo es la de enviar un drone a los campos de refugiados sirios para mostrar su tamaño. “Esa sería una aplicación fantástica”, sostiene Waite. “El problema es que se trata de personas que actualmente están traumatizadas y van a sentirse verdaderamente incómodas al tener encima un robot volador filmándolas. Se corre el riesgo de crear un pánico masivo de esa manera”.
En conclusión: usar un drone es un acto de provocación. Lo más seguro es que le moleste a las personas, al menos hasta que se hayan acostumbrado a convivir con esta tecnología.
Puede sonar obvio, pero es importante asegurarse de que sabes cómo manejar un drone apropiadamente. Utilizarlos en espacios abiertos o en entornos sencillos como zonas agrícolas o rurales, por ejemplo, puede ser una forma de aprender con rapidez, en uno o dos días. Lo principal es acostumbrarse a los controles, a la orientación espacial y a la gestión de la batería.
Pero desde el momento en el que te introduces en espacios con árboles, líneas eléctricas, edificios y cualquier tipo de entorno urbano, es necesario ser más cuidadoso. “Si eres el piloto a cargo, eres responsable de la seguridad de todos los que están a tu alrededor”, dijo. “Si no estás preparado para asumirlo, entonces no tienes nada que hacer manejando ese dispositivo”.
El fotoperiodista de Detroit Free Press Eric Seals dijo hace poco a Poynter que toma “un mes o incluso dos” aprender con fluidez a manejar drones. “Debes desarrollar una lista de verificación mental para revisar el motor, asegurarte de que estás volando por debajo de los 120 metros y de que no te encuentras demasiado cerca de un aeropuerto. Además debes saber sobre las condiciones del viento. No es un juguete y las personas que obtuvieron uno en Navidad tienen que darse cuenta de esto. Una gran cantidad de personas que recibieron como regalo esta tecnología comenzaron a usarlo sin ninguna práctica y se encontraron con que el drone volaba lejos y se perdía. Si no calibras la aeronave, puedes perderla en el vuelo y no verla nunca más”.
La Sociedad Profesional de Periodismo Drone también ha adoptado un código de ética. El código dice que los operadores de drones deben seguir los mismos códigos de ética del periodismo tradicional, incluyendo el código de la Sociedad de Periodistas Profesionales. Pero hay una ética adicional que tienen que ver con la fotografía drone, la noticiabilidad, la seguridad, el respeto a las leyes, los espacios públicos y la privacidad.
“Hay una gran parte de mí que está verdaderamente emocionado con todo esto, porque es fantástico", dijo Waite. "Hacer volar robots con cámaras es maravilloso”.
Pero también expresó que mesura esos sentimientos con la realidad de la tecnología: la gente se siente incómoda con los drones y estos presentan riesgos para la seguridad y la privacidad de las personas.
“Me aterra la posibilidad de que alguien haga algo estúpido con un drone”, dijo. “Solo falta que una persona cometa un error y entonces eso será realidad. Mantente atento”.
Imagen cortesía del usuario de Flickr Richard Unten, con licencia Creative Commons.