Luego que el mundo logró superar no sin dificultades y secuelas el momento más duro de la pandemia de COVID-19, un nuevo virus cobró el centro de la escena: la viruela del mono. La enfermedad declarada como una emergencia global por la Organización Mundial de la Salud contabiliza más de 45.000 casos alrededor del mundo, aunque un bajo número de muertes.
Para conocer más acerca de la viruela del mono, su peligrosidad y las fuentes a consultar para acceder a información certera, se desarrolló un seminario web del Foro Pamela Howard de Cobertura de Crisis Mundial del Centro Internacional de Periodistas, donde expuso la doctora especializada Zulma Cucunubá. La profesora del Departamento de Epidemiología Clínica y Bioestadística de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia y profesora visitante del Imperial College London del Reino Unido repasó distintas particularidades de la enfermedad y subrayó que estamos ante una situación de menor riesgo que el COVID-19.
Cucunubá expresó que desde la última pandemia “se hizo evidente” que “los humanos estamos cada vez más en contacto con virus que provienen de animales silvestres”. Se estima que hay unas 10.000 infecciones en el mundo animal y “condicionalmente” llegan a los humanos, al realizar un salto evolutivo que se denomina spillover (derrame en inglés). “Los spillover son una amenaza creciente para la humanidad”, indicó.
La especialista repasó distintas “epidemias” que surgieron a partir de virus engendrados en el mundo animal: el VIH y el ébola durante el siglo pasado, o el SARS en 2009 o la chikungunya más recientemente. “No son raros estos fenómenos, y el último es el monkeypox” o viruela del mono según su traducción, detalló.
Origen y nuevo brote
En 1958 se descubrió el primer caso de viruela del mono y en los 70 se detectó en humanos, aunque hasta hace poco tiempo su expansión estaba limitada a dos zonas de África. El virus pertenece al mismo género que otras viruelas, una enfermedad que se erradicó en los humanos en la década del 80 tras la aplicación de una vacuna.
Sin embargo, “hay un cambio en 2003, cuando se empiezan a reportar casos de viruela del mono por fuera de la zona endémica, siempre asociado a viajeros provenientes” de África, repasó la médica colombiana. Casi dos décadas después, en 2022, la especialista subrayó que hubo un quiebre cuando “empezó a verse una transmisión no asociada a contactos con el área endémica”, llegando así “el brote más grande” de viruela del mono.
Para declarar la enfermedad como una emergencia de salud pública de relevancia internacional, la OMS tuvo en cuenta -según señaló Cucunubá- que “hay una transmisión sostenida de humano a humano, algo distinto a lo que se veía hace años; que puede representar una amenaza para países y poblaciones vulnerables; y que se requiere colaboración global para su control e investigación”.
Síntomas y riesgos
Las afecciones asociadas a la viruela del mono son por un lado los “síntomas clásicos de cualquier virosis”, es decir fiebre, dolor de cabeza, fatiga y/o ganglios inflamados, lo que puede durar de dos a tres días. Pero se añade, planteó Cucunubá, un universo de lesiones “muy diversas” que van desde un sarpullido a heridas con forma de úlcera en distintas zonas del cuerpo, que pueden aparecer antes o después de los síntomas tradicionales.
Con la ola de casos recientes “vemos otros síntomas que antes no eran evidentes, como lesiones localizadas en sitios específicos, o una erosión dispersa o difusa que a veces se limita a una parte del cuerpo, o dentro de una cavidad o en la cara”, repasó. Las “principales complicaciones” médicas surgen por “la sobreinfección con bacterias de las lesiones”, lo que puede derivar en el consumo de antibióticos y la “hospitalización” de la persona.
Un dato a atender es que “una parte [de los afectados] tiene antecedentes de infecciones de transmisión sexual”. Esto lo relacionó a que el contagio de la viruela del mono entre humanos deriva “por el contacto cercano”, y los estudios plantean que debe haber “un contacto íntimo y prolongado, piel con piel donde hay lesiones, para que el virus se transmita”.
Otra cuestión que se observó es un cambio en la distribución por sexo, con “más del 90% o 95% de los casos en el género masculino”. A su vez, de los contagios actuales “más del 90% son de hombres que tienen sexo con hombres”, un aspecto que debe “comunicarse”, subrayó, aunque con los cuidados del caso, lo que implica un “reto comunicacional”.
Comunicación y fuentes de consulta
Acerca de los aspectos comunicacionales, la especialista planteó que la recomendación de la OMS es “hacer partícipes a las comunidades más afectadas” para llegar con mensajes claros, focalizados y respetuosos. Asociado a los riesgos de estigmatización, también surge el “reto de la vigilancia epidemiológica”, porque “las personas pueden no sentirse cómodas” de exponer que tuvieron la enfermedad, lo que lleva a subregistros y riesgos de contagios.
Para el seguimiento y transmisión de la información por parte de los periodistas, Cucunubá presentó una serie de fuentes de consulta certificadas. Para obtener datos sobre la viruela del mono está el sitio web en español del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos; para seguir la evolución de los casos hay información de la OMS y la web Our World in Data, además de registros de la Universidad de Oxford.
Por otro lado, aconsejó leer lo que recomiendan las guías de la agencia de salud pública estadounidense para reducir la estigmatización y prevenir contagios en actos sexuales.
Comparación con el COVID-19
Según los estudios preliminares, el número de reproducción efectiva de la viruela del mono se ubica entre 1,1 y 1,6, cuando por ejemplo el covid-19 comenzó con una tasa de reproducción de 2,5 y alcanzó entre 5 y 8 con la variante ómicron. “Si bien la epidemia (de viruela del mono) es creciente, no es el mismo nivel de propagación del COVID-19, es decir que crecerá (el número de casos) pero no a la misma velocidad, lo que le permite a los países prepararse”, concluyó Cucunubá.
Puedes ver el seminario online completo aquí:
Imagen de NIAID en Flickr.