El lugar de los antivacunas en la cobertura periodística sobre el coronavirus

بواسطة Stephanie Demirdjian
Sep 30, 2021 في Cobertura del coronavirus
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Combatir la desinformación se ha vuelto una tarea especialmente importante para los medios de comunicación desde que empezó la pandemia de COVID-19 y, junto con su propagación, se desató un flujo masivo de información falsa o engañosa al respecto. El abordaje periodístico de estos temas plantea sus propios desafíos, en tanto exige pensar una cobertura que pueda exponer las noticias falsas, pero sin amplificarlas o validarlas.

Entre los grupos que durante la pandemia divulgaron información falsa se encuentran los antivacunas, que buscan convencer a las personas de que las vacunas contra el coronavirus no son seguras y llaman a no vacunarse. En el actual escenario, se trata de discursos que pueden tener un impacto directo en la salud de la población. De hecho, ya en 2019 la Organización Mundial de la Salud incluyó las “dudas sobre las vacunas” como una de las diez principales amenazas para la salud mundial, porque atentan contra “el progreso realizado en la lucha contra las enfermedades prevenibles por vacunación”.

Ante este panorama, aparece en las redacciones la pregunta sobre qué lugar deberían tener los discursos de los antivacunas en la cobertura periodística. ¿Deberían, de hecho, tener un lugar? ¿O la mejor estrategia es no replicarlos? En caso de abordarlos, ¿qué herramientas, conceptos o fuentes tienen que estar incluidos?

Un caso que tuvo lugar en Uruguay a fines de julio sirve de ejemplo para analizar qué papel jugaron los principales medios nacionales, cómo eligieron abordarlo y cuáles fueron los debates internos.

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El caso de estudio

El pasado 29 de julio, el diputado uruguayo del Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI), César Vega, realizó una conferencia de prensa en el Parlamento en la que alertó sobre supuestos efectos de la vacuna contra el coronavirus, pidió que se suspenda la campaña de vacunación y propuso un debate entre científicos que están a favor de la vacunación y quienes están en contra, para que se tengan en cuenta “las dos bibliotecas”.

Entre otras afirmaciones, Vega dijo que Uruguay se maneja “a pura teoría” ya que no cuenta con un laboratorio de bioseguridad apto para aislar un virus, aseguró que para la producción de las vacunas se usan productos como el grafeno y el óxido de grafeno, y sugirió investigar si hay una relación entre la vacunación y el aumento de muertes en el país. Todas son aseveraciones que ya han sido refutadas por integrantes de la comunidad científica.

El momento que más llamó la atención fue cuando el legislador presentó a dos mujeres que supuestamente tenían objetos pegados al cuerpo porque estaban “magnetizadas” tras haber recibido la vacuna contra la COVID-19. Las mujeres posaron ante la audiencia con monedas, imanes y tenedores pegados en la cara y el pecho. “El pueblo se merece una explicación. Ellas se merecen una explicación”, dijo Vega mientras las señalaba.

La realidad es que la evidencia científica a nivel mundial demuestra que ningún componente de las vacunas genera atracción magnética. Por otro lado, unos días después de la conferencia, a raíz de una denuncia presentada por Vega contra un periodista uruguayo que lo acusó de “farsante”, las mujeres reconocieron que ninguna estaba vacunada contra la COVID-19.

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Los desafíos de la cobertura

La conferencia de Vega planteó el debate de la cobertura de este tipo de discursos a la interna de algunos medios locales. ¿No se cubre? ¿Se cubre? ¿Cómo se cubre? Analizamos el abordaje que realizaron tres de los medios de prensa escrita más leídos de Uruguay: El País, La Diaria y El Observador. Este último utilizó el episodio como excusa para contrastar los dichos de Vega con las opiniones de las comunidades científicas de distintos países, en un artículo que tituló: “La mentira de los imanes que llevó César Vega al Parlamento”.

En una línea similar, La Diaria publicó el día después un artículo titulada “Chequeado: evidencia muestra que los dichos de César Vega sobre el coronavirus son falsos o sin sustento”, en la que verificó una por una las afirmaciones vertidas por el diputado.

“Como medios tradicionales, tenemos el desafío de, por un lado, no otorgarle a los antivacunas y a los negacionistas de la pandemia una visibilidad a la par de otros discursos -como los discursos científicos, por ejemplo-, pero por otro lado tampoco podemos ignorar que es un fenómeno que existe”, explicó a IJNet la directora periodística de La Diaria, Natalia Uval. Según dijo, en el caso de Vega, se trata además de un diputado que hizo una conferencia en el Parlamento, por lo que “está revestido de una institucionalidad que es difícil ignorar”.

Según consideró, la cobertura en estos casos tiene que ser “verificando la información, chequeando o advirtiéndole a la gente de que lo que se está diciendo ahí no es cierto o no tiene ningún asidero por lo menos comprobable en la realidad hasta el momento”. Uval contó que la discusión sobre qué posición periodística adoptar frente a estos discursos se planteó a principios de año en la redacción de La Diaria y se llegó a la conclusión de que la estrategia tiene que basarse en un “justo equilibrio entre no ignorarlos o hacer que no existen, pero tampoco habilitarles demasiado espacio para que esto circule y se reproduzca”. “También es responsabilidad de los medios parar estos discursos negacionistas”, señaló.

El debate fue parecido en El Observador. “Hay hechos que no los podés obviar, porque suceden, llevan gente, entonces en ese caso los tenés que dar, pero siempre hay que darlos con la información verdadera atrás, poniéndole contexto y explicando lo que hay detrás de eso, eso es lo más justo”, aseguró la editora de Actualidad de ese medio, Natalia Roba. En su opinión “no se puede tener un criterio rígido y duro y usarlo siempre para todo”, sino que se trata de analizar el “caso a caso”. Lo de Vega tiene cierto “peso” porque “es un diputado, votado por la gente” y, además, la conferencia fue el Parlamento, lo que para Roba también “le daba otra trascendencia”.

Según dijo, lo primero que hizo el equipo periodístico fue buscar qué investigaciones había acerca del fenómeno de la imantación. “Ahí vimos que era una historia de fake news, pero nos pareció que no darlo era obviar algo que estaba pasando y que no se podía no dar, entonces fuimos por el lado de ‘la mentira que Vega llevó al Parlamento’”, explicó.

A diferencia de los medios anteriores, El País no cubrió la conferencia del diputado del PERI, aunque no fue una decisión intencional, explicó su director, Martín Aguirre, sino más bien circunstancial. “Quizás no teníamos gente o estábamos con otro tema, pero no recuerdo que haya habido una decisión jerárquica o decisión concertada de no cubrirlo”, señaló. Sin embargo, dijo que, en general, su posición respecto de los antivacunas es que la responsabilidad del medio “es dar la mejor información y confiar en que la audiencia tiene las herramientas como para evaluar eso de manera razonable y lógica”. En ese sentido, aseguró que le da “un poco de miedo” adoptar un rol de “censor”. “Es un camino muy riesgoso, porque te pones en una posición de superioridad y de definir a quién le das el micrófono y a quién no y, después, ¿dónde pones el límite?”, cuestionó.

Para el director de El País, siempre hay un porcentaje de la audiencia, aunque sea mínimo, que puede creer en esos discursos, aunque “le des toda la información y entrevistes a los científicos todos los días”, y eso puede llevar a “situaciones complejas” como que, en este caso, las personas no se vacunen. “Pero, ante la duda”, agregó, “tiendo a pensar que es mejor la libertad de difundir toda la información y confiar en la madurez de la sociedad para tomar decisiones”, incluso “asumiendo que no es así”, porque la acción contraria es “ponerte en un rol que eventualmente puede ser más peligroso que el mensaje de esas personas”. De todas formas, al igual que Roba y Uval, consideró que muchas veces la decisión depende de la situación, de las figuras involucradas y del contexto.


Imagen de Mufid Majnun en Unsplash.