El fenómeno de las noticias falsas o fake news está lejos de ser únicamente una preocupación del primer mundo. Las consecuencias que puede tener sobre el funcionamiento de la democracia, la libertad de expresión e incluso el trabajo de los periodistas estuvo arriba de la mesa en un panel organizado por Hacks/Hackers Buenos Aires el pasado 3 de mayo. A continuación, te presentamos un resumen de lo mejor de la jornada.
¿El fenómeno de las noticias falsas es algo novedoso?
Todas las exposiciones de la jornada dejaron en claro que las noticias falsas en realidad son algo tan viejo como las noticias mismas, y los medios de comunicación siempre acercaron o distorsionaron la realidad en su favor y en concordancia con sus intereses.
“Las noticias falsas existen desde el día en que existe el periodismo", dijo al comienzo de su presentación Eugenia Mitchelstein, directora de la Licenciatura en Comunicación de la Universidad de San Andrés. Para dar cuenta de esto, ilustró con un ejemplo que ella había vivido, con un toque de humor: "¿Quién se acuerda de cuando se murió Phil Collins? En 1992 fue la primera muerte de Phil Collins. ¡Y hasta el día siguiente creí que había muerto!”
Entonces, ¿qué es lo que cambió?
“Cambió la velocidad y facilidad para difundir información, y cambia la fuente en la que vemos estas noticias: antes las consumíamos en la radio o en la televisión, pero ahora cada vez más las consumimos en las redes sociales de manera incidental, cuando tenemos la guardia baja”, explicó Mitchelstein.
Y este cambio también se debe a que la comunicación de hoy en día pasa por unos canales muy diferentes a los de hace tan solo unos años. Esteban Magnani, director de la carrera Medios Audiovisuales y Digitales de la Universidad Nacional de Rafaela [Argentina], explicó que ante un modelo de comunicación clásico, con un emisor y varios receptores, “se podía decir ciertas cosas, pero había un límite de verosimilitud y un costo que es la credibilidad, que un medio tradicional tiene que cuidar”. En cambio, en el actual modelo algorítmico, “existen muchos emisores que buscan cómo entrarle a los receptores”, y eso lo hacen a través de los algoritmos. “Esto produce una falta de responsabilidad. ¿A quién se hace responsable por una noticia falsa que circuló?”, preguntó.
¿Qué consecuencias tienen las fake news?
“No solo los autoritarismos tienen su base en mentiras, la democracia también puede funcionar en base a mentiras. ¿Quién gana y quién pierde cuando se pasan a multiplicar las noticias falsas? ¿Cuándo nos empezó a preocupar tanto que se transformó en un tema de debate?”, preguntó la periodista, politóloga y consultora de estrategia digital Natalia Zuazo, al arrancar su presentación.
Con la mayoría de los medios en contra y con un discurso cuestionado por el grueso del sistema político, la victoria de Donald Trump en las elecciones de 2016 de Estados Unidos parece haber sido el factor que hizo emerger a las fake news como un problema de primer orden en el mundo de la comunicación.
En esa línea, Daniel Dessein, vicepresidente regional de la Sociedad Interamericana de Prensa, advirtió: “Con las redes sociales tenemos un fenómenos amplificado. Las consecuencias institucionales son muy graves”.
Dessein se refería a un estudio que luego fue detallado en mayor profundidad por Zuazo. La periodista y politóloga describió, en base a una investigación realizada por el Massachussets Institute of Tecnology (MIT) de la Universidad de Harvard, sobre el comportamiento de las noticias falsas en la campaña electoral de 2016 de Estados Unidos. El estudio analizó 1.250.000 historias durante las elecciones de Estados Unidos y concluyó que las redes crean “burbujas de noticias” que se expanden más “en votantes de derecha o de extrema derecha, ya que usan las redes para transmitir su perspectiva del mundo”.
Zuazo también cito otra investigación realizada por BuzzFeed: entre agosto y el día de los comicios, el 8 de noviembre, las 20 noticias falsas más compartidas sobre las elecciones en Facebook superaron en popularidad a las 20 noticias verdaderas más compartidas. Mientras que las noticias falsas fueron compartidas 8,7 millones de veces, las verdaderas alcanzaron apenas los 7,3 millones.
Las consecuencias de esta masiva propagación de la desinformación en plenas elecciones son evidentes. Magnani lo resumió en pocas palabras: “Tenemos un desafío grande para la democracia”.
¿Quiénes son los responsables y qué hacer?
El rol que tienen las redes sociales en este fenómeno está fuera de discusión. “Facebook ya no es un intermediario. Se ha transformado en un medio y es la principal fuente de información en determinados grupos etarios. No nombrarlo como un medio sería injusto”, consideró Zuazo.
Según Magnani, el hecho de que Facebook y Google concentren el 20% de la publicidad en el mundo ha hecho que lo que alguna fue una “comunidad de pares en Internet” se ha “pervertido”, en la medida que la web se ha convertido en un potencial negocio a partir de la “concentración de la circulación e información”. "Esos grandes nodos que absorben gran cantidad de información y han encontrado la forma de convertir esa información en dinero, han producido una hipertrofia y un desbalanceo brutal de internet”.
Edison Lanza, relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, contó que él y otros relatores de diferentes organizaciones aprobaron una declaración conjunta en la que se menciona a la responsabilidad de los intermediarios. “Hay herramientas tecnológicas que [los intermediarios] tienen que poner a disposición del público, por ejemplo, para ayudar a notificar noticias falsas para que el público pueda cuestionarlas o llamar la atención por la calidad de la información o de un medio”. También pidió “ser transparentes con el uso de algoritmos que puedan afectar el flujo informativo”: “Le reclamamos a los intermediarios del sector privado de internet que tengan una transparencia mayor con esas decisiones que puedan afectar la posibilidad de buscar información”, resumió.
Pero para Gino Cingolani, product media de Taringa y profesor de la Universidad de Buenos Aires, la solución pasa por otro lado. Según dijo, es necesario "encontrar la manera de volver a la distribución de contenidos de Internet mucho más basada en comunidades de intereses”, ya que Facebook “perdió todo tipo de lógica comunitaria”. En cambio, observó que no es casual que el fenómeno de las fake news en Twitter “se corte de forma mucho más rápida”.
El rol que pueden tener los periodistas en este tema no fue desestimado. Para Dessein “el periodismo también es responsable" de este fenómeno, "por la falta de rigor o por las carreras a la hora de dar ciertas primicias”. Zuazo estuvo de acuerdo, y dijo que el “mal periodismo” existe y es responsable. Además, llamó a no mirar ni reproducir contenidos “que están lleno de mentiras”.
La penalización legal para quienes producen las noticias falsas, en cambio, quedó descartada de plano, por entenderse que es una posibilidad que también puede ser distorsionada para afectar la libertad de expresión. “Hay que tener cuidado de que en nombre de la información veraz no se establezcan nuevas sanciones penales”, dijo Lanza, explicando que este tipo de herramientas pueden terminar en una “cacería de brujas” hacia aquellos que algún gobierno quiera intentar silenciar. También Mitchelstein cuestionó esta posible salida: “Si vamos a ser custodios por la veracidad de las noticias, tenemos que responder una pregunta que es muy vieja y ya se la hicieron los romanos. ¿Quién va a custodiar a los custodios?”.
Puedes ver el video completo de la actividad a continuación:
Imagen del panel organizado por Hacks/Hackers Buenos Aires, con licencia Creative Commons, vía Ramiro Chanes.