Proyecto chileno investigará el rol del periodismo durante la pandemia en nueve países

par Consuelo Ferrer
20 août 2020 dans Cobertura del coronavirus
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La periodista y académica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Claudia Mellado, empezó a estudiar los roles periodísticos hace 12 años. En 2012, reunió a 19 investigadores de América, Asia y Europa y analizó más de 35.000 noticias provenientes de 60 medios de comunicación. Encuestó, además, a más de 800 periodistas. Ese fue el primer ladrillo del proyecto Journalistic Role Performance, una iniciativa que ha seguido creciendo con los años y que a comienzos de julio recibió un espaldarazo importante: el financiamiento del Estado chileno para investigar lo que ha ocurrido con el periodismo durante la pandemia.

"Nuestro estudio monitoreará los efectos que factores políticos, económicos y sociales tienen en la calidad de la información generada en situaciones de crisis por los medios más leídos, vistos o escuchados por la audiencia en distintos continentes, comparando sus plataformas tradicionales con las redes sociales, que han sido altamente criticadas por generar comportamiento riesgoso de la ciudadanía, así como desinformación y falta de confianza entre los distintos estamentos sociales", explica Mellado.

"Ante cualquier proceso se dan ciclos mediales", agrega el coinvestigador Luis Cárcamo, de la Universidad Austral de Chile, que trabaja hace ocho años tratando de comprender el ecosistema medial chileno en redes sociales. "Aquí estamos seguramente frente al ciclo de atención mediática más grande de la historia del mundo y de mayor impacto geográfico, entonces resulta interesante ver cómo se comporta esa información con el avance de la pandemia".

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Lo que los investigadores han desarrollado es una clasificación taxonómica de los roles que el periodismo suele adoptar, que se definen por sus relaciones con el poder y su forma de aproximarse a la audiencia. Han identificado a aquel periodismo que trabaja como "perro guardián" del Estado, el que actúa como facilitador de propaganda, el infoentretenimiento, el que tiene un rol más cívico y el que funciona como un servicio. Al principio, Mellado tomaba las noticias y las etiquetaba con estas clasificaciones, pero el proyecto se ha escalado de la mano de la tecnología.

Ese es el rol que tiene Rodrigo Alfaro, un ingeniero informático que trabaja en minería de texto y que se encargó de integrar al proyecto el tratamiento automático del lenguaje. "Fundimos ideas y pensamos en construir una especie de monitor que permitiera rastrear el comportamiento de los medios en el proceso del COVID", dice Cárcamo. "Vimos la posibilidad de intentar hacer inteligencia artificial: programar una máquina de aprendizaje que etiquetara automáticamente las noticias", explica.

El proyecto se cierra con Daniel Hallin, de la Universidad de California en San Diego, que se especializa en temas de comunicación y salud. Junto a ellos, hay un equipo de investigadores de Brasil, México, Estado Unidos, Alemania, Inglaterra, España, Corea del Sur y Japón, que ya analizan las noticias que han aparecido desde enero. "Hay desde países que lo hicieron bien, como Corea del Sur, y países que lo han hecho mal, como Estados Unidos y Brasil. También hay países que han ido variando en sus posiciones, como Inglaterra, y otros que actuaron en una sola línea desde el principio, como Alemania", dice Cárcamo. "Eso nos permite hacer comparaciones".

Un monitor periodístico

La idea de fundir todas las iniciativas y convertirlas en un proyecto común surgió a principios de mayo, cuando el Ministerio de Ciencia y la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo chilenos anunciaron un fondo para proyectos de investigación científica sobre COVID-19, con el propósito de aportar al desarrollo de nuevas herramientas y estudiar el impacto del coronavirus desde todas las áreas del conocimiento. El monto total del fondo se acercaba a los tres millones de dólares.

El 1 de julio, el Estado anunció 63 proyectos ganadores, un 6% de los postulantes. La competitividad fue inédita: otros concursos que se realizan normalmente en el país eligen a cerca del 25% de los participantes. De todas las iniciativas seleccionadas, un 46% pertenece al área de la salud o la medicina, 31% a las ciencias sociales y 12% a la ingeniería y la tecnología. Este es el único que se centra en el periodismo.

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"Sospechábamos que esto iba a ser muy difícil, porque era un fondo abierto para todo el sistema de investigación en Chile. En esa postulación competimos con todos, así que sabíamos que iba a ser mucho más difícil. Cuando cerramos la postulación, sentíamos que teníamos un buen proyecto, pero no estábamos seguros de qué tan competitivos éramos frente a colegas de otras áreas. Lo veíamos con optimismo, pero no con seguridad", cuenta Cárcamo.

Con el financiamiento adjudicado, el equipo echó a andar la máquina, que ya está leyendo lo que hacen las redes sociales de alrededor de 100 medios de estos países a todas horas del día. "Sería un logro que pudiéramos identificar el porcentaje de noticias de infotainment frente al porcentaje de cívicas, porque eso nos permite mapear, hacer visualizaciones gráficas. Va a ser entretenido de hacer, pero también muy esclarecedor de los procesos comunicativos", dice Cárcamo.

"Claudia y yo somos periodistas y efectivamente creemos que se pueden hacer cambios y aportar a construir un mejor periodismo. Somos bastante críticos del periodismo existente, en Chile más aún. Además vemos que la sociedad hoy en día depende mucho de los procesos informacionales, que ya no consisten en leerse el diario de punta a cabo, sino leer noticias por redes sociales y elaborar juicios a partir de ahí rápidamente. Cómo se ejecute ese proceso de comunicación va a influir mucho en la civilidad", adelanta Cárcamo.

El hito más próximo vendrá en octubre, mes en que el equipo deberá contar con un artículo que compare el comportamiento de los medios en redes sociales. Lo que buscan entregar, explican, son herramientas para entender el periodismo y ejecutarlo de mejor manera. "Supongo que vamos a encontrar un periodismo mucho más cívico y otro más espectacularizante en dos polos opuestos, y eso va a dar cuenta de cómo las sociedades podemos apreciar cuál es resulta más útil para la sociedad".


Imagen con licencia Creative Commons en Unsplash, vía Nathana Rebouças.