Avances y retrocesos del periodismo científico centroamericano

23 févr 2022 dans Periodismo ambiental
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El periodismo científico es un proceso creativo que se basa en la investigación profunda, la responsabilidad social, la promoción de actividades y la difusión y socialización de la ciencia. Es clave que los medios de comunicación permitan y apoyen la formación de sus periodistas, al tiempo que designan espacios específicos para la publicación de estos contenidos.

No es sorpresa que la mayoría de los noticieros, periódicos e informativos dediquen más espacio a temas más tradicionales como la política o el deporte, relegando la ciencia y la tecnología al contenido de relleno. “Eso aleja al conocimiento de nuestra gente, y vemos las repercusiones sociales que esto tiene en salud, medio ambiente y recursos naturales”, se lamenta Will Monterroza, periodista científico freelance salvadoreño, quien realiza divulgación a través de su canal en YouTube.

A diferencia de países como México, Argentina, Colombia y Brasil, por mencionar algunos, en Centroamérica no hay una gran tradición por cubrir temas científicos o generar periodistas especializados. Las universidades no tienen esta veta entre sus ofertas, y los espacios dedicados a la ciencia y la tecnología en los medios suelen estar reservados a temas más triviales.

Propuestas prometedoras que se perdieron con el tiempo

A principios de la década del 2000, en Panamá se vivió una “época dorada para el periodismo científico”, cuenta Sofía Kalormakis, antigua editora de la sección de ciencia de La Prensa en Panamá, y actual vicepresidenta de la Asociación Panameña de Periodistas y Comunicadores de Ciencia (APANPECC), liderada por La Prensa y su sección de ciencia y tecnología. Pero, con la crisis de los medios en 2017-18, la necesidad de reestructuración llevó a tener que dejar ir a periodistas no esenciales para el modelo de las empresas informativas.

Eso provocó que los temas de ciencia fueran cubiertos por periodistas no capacitados en la temática, lo que conlleva el riesgo de tratar la información de manera errónea y desinformar al público. “Los temas de ciencia se venden como la buena noticia, pero no tienen la rigurosidad que el periodismo científico necesita”, añadió Kalormakis.

Costa Rica es el único país centroamericano que apuesta seriamente por la investigación desde su presupuesto nacional, en donde cuentan con 345 investigadores a tiempo completo por cada millón de habitantes -- en comparación con Guatemala, por ejemplo, donde ese número desciende a los 13. El diario La Nación siempre abanderó el periodismo científico en el país pero, al igual que en Panamá, fue golpeado por la crisis de los medios.

“Hace unos 15 años se creó una sección de ciencia en La Nación, Aldea global, que fue un gran semillero para una camada de periodistas que hoy están liderando otras iniciativas con enfoque científico. Sin embargo, ese espacio desapareció, por lo que los nuevos periodistas ya no tienen un lugar para formarse”, cuenta Diego Arguedas, periodista de ciencia de Costa Rica.

El periodismo, una forma de comunicación para el desarrollo

Las audiencias están cansadas de las narrativas informativas enfocadas en narcotráfico, migración y corrupción, lo que se presenta como una gran oportunidad para que los periodistas centroamericanos introduzcan temáticas nuevas, que sean a la vez informativas, entretenidas e interesantes. La ciencia lo permite.

“Los temas de ciencia tienen un componente de entretenimiento que hay que aprovechar”, dice Michelle Soto, periodista científica costarricense. Sin embargo, el acercamiento hacia el público debe hacerse de forma innovadora, apelando a nuevas plataformas de comunicación. “Debemos hacer periodismo desde las redes sociales, y así podremos conocer quiénes son nuestras audiencias y qué es lo que buscan consumir”, coincide María Almillategui, comunicadora y actual presidenta de la  APANPECC.

Un sendero interesante en este sentido son los canales de comunicación como TikTok o YouTube, que tienen modelos de monetización que permiten a los creadores hacerse de recursos para vivir y seguir informando. “Los medios no ven al periodismo científico como negocio, y ahí estamos perdiendo la carrera”, añadió Soto. 

Es preciso tener en cuenta que, en Centroamérica, el bajo nivel educativo, las condiciones de pobreza y la falta de acceso a medios alternativos de información, son factores que los periodistas locales deben considerar al momento de crear sus contenidos. “Se pueden abordar temas políticos, económicos e incluso de deportes, con enfoque científico”, apunta Soto.

La labor del periodista científico de Centroamérica también puede señalar la falta de apoyo que la investigación tiene en la región. Por poner un ejemplo, en 2019, Guatemala invirtió $1,23 por habitante en I+D, El Salvador $7,01 y Panamá $22,34, comparados con los $84,74 que gastó Uruguay. “Hay que denunciar y hacer ver a los tomadores de decisiones la importancia de invertir en ciencia”, enfatiza Monterroza.

Los recursos económicos y las alianzas

“El periodismo debe trascender el hallazgo. Si algo nos ha enseñado la pandemia, es que aprendemos todos los días, porque hay tantas cosas que pasan al mismo tiempo, tantos focos de crisis que convergen. Hay mucha información que está segregada y desconectada una de otra y el periodismo científico es clave para unir los puntos”, explica Soto al señalar que, si bien se publican algunas historias relacionadas con la investigación, esto se hace sin la profundidad y rigurosidad que estos temas requieren.

Al igual que le ocurre a los científicos, los periodistas dedicados a estos temas tienen que lidiar con la escasez de recursos económicos para crear y sostener espacios informativos especializados. Ante esa realidad, la solución pasa por estar al tanto de becas y otros apoyos económicos de parte de organizaciones internacionales, que ayudan a la visibilidad de este tipo de temáticas.

“Las becas y oportunidades internacionales son clave para crear y fortalecer las redes de periodistas científicos”, dice Kalormakis. Un ejemplo de ello son las convocatorias que hacen entidades como la Fundación Gabo, la Earth Journalism Network, el Centro Pulitzer e InquireFirst, por mencionar algunas, que promueven los trabajos colaborativos y transfronterizos. Por otro lado, algunas industrias del sector privado pueden ser buenas aliadas para este tipo de periodismo. “Acercarse a la iniciativa privada, mediante sus programas de responsabilidad social empresarial, y promover espacios para generar contenidos enfocados en temáticas específicas”, añadió la periodista panameña.

Otra solución, es crear junto a los y las científicas, contenidos informativos que sean de utilidad para el público en general. Programas como el Coastal Solutions Fellows o algunos impulsados por el Programa de Naciones Unidas Para el Desarrollo ya consideran la inclusión de componentes de comunicación en sus proyectos.

Por último, y esto no es una realidad exclusiva para los periodistas centroamericanos, la creación y fortalecimiento de las redes de periodismo, es clave para alcanzar nuevas fronteras. “Las asociaciones te permiten capacitarte, tener acceso a recursos internacionales, a descubrir temas que no conocías”, señala María Almillategui.

A pesar de todo lo dicho, lo cierto es que, si existen esfuerzos por hacer del periodismo científico algo relevante en Centroamérica, estos aún son demasiado pequeños para que puedan tener un impacto a nivel local o regional.

“Tenemos que replantearnos al periodismo como modelo de negocio. Hoy en día tenemos que ser nosotros el medio. Es por eso que es importante crear redes, y seguir capacitándonos, porque no podemos quedarnos estancados”, concluyó Almillategui.


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