Voces del mundo en desarrollo: el modelo periodístico del Global Press Institute

por Jenny Manrique
Oct 30, 2018 en El ABC del periodista

Las pocas historias que los grandes medios cuentan sobre las zonas del mundo que reciben menos cobertura no suelen tener en cuenta las voces locales, no comprenden el contexto, perpetúan estereotipos y rara vez hacen un seguimiento de los temas una vez que la noticia principal se termina. Con ese diagnóstico en mente, y con el objetivo de ayudar a las mujeres a ser periodistas profesionales, Cristi Hegranes fundó el Global Press Institute (GPI) hace 10 años.

“Nos topamos con historias locales únicas más que con tragedias, a diferencia de lo que ocurre con los corresponsales extranjeros, que suelen llegar para el desastre e irse rápidamente”, dijo Hegranes durante el evento de celebración de los 10 años del GPI, realizado en San Francisco el Día Internacional de la Mujer. La celebración incluyó una exposición fotográfica con 60 retratos de mujeres reporteras de GPI, así como proyectos terminados de tres de sus 41 oficinas: la de República Democrática del Congo (RDC), la de México y la de Nepal.

"Estamos buscando historias con una perspectiva comunitaria”, dijo Hegranes. "Nuestras periodistas tienen un acceso extraordinario a ideas y fuentes porque están dentro de sus respectivas comunidades y hablan sus propias lenguas”.

Desde su fundación, el GPI ha entrenado y empleado a más de 160 mujeres en 26 países. Su plan educativo incluye 24 módulos que abarcan de todo: desde técnicas para hacer entrevistas, reporteo y escritura, a fotoperiodismo, video y redes sociales.

"Enseñamos un periodismo ético para producir información precisa e imparcial," añadió Hegranes. "Manejamos cinco niveles de verificación y estamos dispuestas a retrasar una historia hasta que esté completamente bien. En 10 años, solo hemos tenido que hacer 14 correcciones”.

Más allá del estereotipo

Periodistas locales en lugares como Panajachel en Guatemala, Bukavu en la RDC y Lucknow en la India han establecido mesas de noticias y pueden ganar hasta US$1.000 por mes por producir historias. Los artículos se publican en el Global Press Journal, una iniciativa en varias lenguas que brinda contenidos a más de 100 países en 13 idiomas diferentes.

"Es impresionante cómo algunas de estas periodistas comenzaron aprendiendo herramientas básicas como Microsoft Word, y ahora están contando historias que nunca leerías en un periódico de Estados Unidos”, observó Ivonne Jeannot Laens, una editora argentina que hace poco fue nombrada coordinadora de formación global de GPI.

Según una investigación interna, menos del 2% de las fuentes de los medios internacionales consiste en mujeres no-anglófonas. Como parte de su formación, estas mujeres periodistas reciben cámaras y grabadores digitales para capturar voces que rara vez aparecen en los medios de comunicación.

“En Argentina siempre dio temor entrar a una villa. Incluso era difícil para las ambulancias. Ahora tenemos voces locales que nos cuentan cómo es realmente vivir allí, lejos de los estereotipos”, agregó Jeannot Laens.

Si hay un lugar en el mundo del que se habla solo en términos de estereotipos, es África, dijo Wairimu Michengi, editora regional del GPI para este continente. La República Democrática del Congo, por ejemplo, es descripta con frecuencia como la capital mundial de la violación o como un lugar consumido por la violencia y el caos político.

“Ahí es donde los medios se equivocan," dijo Michengi. "Incluso si queremos que nuestras historias sean rápidas y furiosas para encajar en la revolución digital, debemos centrarnos en hacerlas bien, porque los daños que provoca una inexactitud a veces no sanan nunca”.

Michengi vive en Nairobi, Kenia, donde ha construido una red de fuentes de confianza que hablan su mismo idioma y no la consideran una extranjera que "se sorprende" por lo que ocurre a su alrededor.

“Cuento con el contexto social y político para comprender sus principales luchas y su humanidad” dijo. Como resultado, Michengi ha escrito artículos de investigación sobre un contrabandista keniata que ayudó a inmigrantes ilegales en Europa, o sobre un sacerdote que acoge a personas de la comunidad LGBT en su iglesia.

“El periodismo es un trabajo difícil”

Para trabajar en entornos hostiles, las periodistas se capacitan en técnicas de seguridad y crean planes de gestión de riesgos. Sin embargo, otro desafío que enfrentan es el auge del periodismo ciudadano.

"Entendemos que en general este periodismo se hace desde el punto de vista del activismo, razón por la cual muchas de sus historias no tienen equilibrio editorial”, dijo Manori Wijesekera, editora regional de GPI para Asia, con sede en Sri Lanka. "Por el tipo de historias que cubrimos, tenemos que decirle que no a ese tipo de periodismo. Es como tener médicos ciudadanos: no todos estarán dispuestos a entrar en una sala de operaciones. El periodismo es un trabajo arduo; tienes que estudiar”.

Wijesekera recordó la verificación de la historia de un periodista ciudadano que afirmaba que siete millones de niñas en la India estaban sometidas a trabajos forzados. Su artículo citaba un informe de UNICEF de 2013, haciéndolo pasar por uno de 2015, cuando en realidad esa cifra provenía de un estudio de la Organización Internacional del Trabajo hecho en 2002. “En ocasiones, incluso la información que suena muy verosímil tiene que ser verificada con fuentes sobre el terreno", explicó.

“Asia es un lugar complejo y cambiante, al igual que el resto de los lugares que cubrimos", añadió. "Nuestras historias están llegando a una audiencia global, junto con nuestra lucha por la igualdad de género y las normas morales. Ese es el valor de lo que hacemos”.

Imágenes por Jenny Manrique.