Cubrir los diversos aspectos del extremismo violento es uno de los desafíos más grandes a los que los periodistas se enfrentan hoy en día. El nuevo manual de UNESCO, "Terrorismo y medios de comunicación", está diseñado para ayudarlos a atravesar estas complejidades.
La publicación afirma que el terrorismo y el contraterrorismo “se han convertido en elementos importantes de la política nacional e internacional, con los medios de comunicación al frente, especialmente cuando los ataques están dirigidos contra la población civil”.
El manual de 110 páginas no está pensado solamente para quienes se especializan en la cobertura de temas de seguridad. En el mundo de hoy, cualquier periodista puede encontrarse en la situación de tener que informar sobre un atentado terrorista.
Por ejemplo Christopher Hope, corresponsal de política del Daily Telegraph para Londres, se encontraba en la sala de prensa del Parlamento en la tarde del 22 de marzo cuando un fuerte ruido llamó su atención.
Se asomó a la ventana y comenzó a twittear: “Disparos fuera del Parlamento. Fuerte explosión, luego tiros. Un hombre yace frente a la puerta del Parlamento. La policía está llegando…”.
El testimonio de Hope sobre el ataque del británico Khalid Masood en el puente de Westminster se expandió por el ciberespacio. El manual de la UNESCO ofrece consejos, recursos e investigaciones que son adecuados tanto para veteranos como Hope como para periodistas principiantes.
Su autor, el periodista y profesor universitario Jean-Paul Marthoz, utiliza estudios de casos y una buena dosis de historia para examinar la cobertura mediática del terrorismo.
El primer capítulo explora las diferentes formas de terrorismo y proporciona una lista de organizaciones terroristas.
Marthoz señala dos puntos importantes: “El terrorismo de inspiración religiosa es el que más atrae la atención; las organizaciones que generan la mayor cobertura mediática son las que dicen obrar en nombre del Islam”.
Además, los medios a menudo no informan que “estas acciones violentas suelen estar dirigidas principalmente contra poblaciones musulmanas, ya sea directamente, como en Irak y Siria, o indirectamente”. Él observa que hubo musulmanes entre las víctimas de las explosiones en Bruselas en marzo de 2016, y unos meses más tarde en el atentando de Niza, Francia.
Ciertas preguntas vienen a la mente: ¿Hasta qué punto los medios cubren el ciberterrorismo, el terrorismo mafioso y el narcoterrorismo? ¿Cómo evitan los periodistas los clichés y estereotipos al informar sobre grupos terroristas? ¿Cuándo es apropiado usar las etiquetas “terrorista”, “yihadista” o “combatiente”?
El capítulo 5 lleva a los lectores a un territorio desconocido: cómo interactuar con agrupaciones terroristas, incluyendo visitar las áreas que controlan, entrevistarlos cara a cara, informar sobre las investigaciones en curso y cubrir los juicios de quienes estén acusados por crímenes.
¿Cómo decide un medio si buscar o publicar entrevistas con terroristas?
El manual apunta algunas reglas básicas, entre ellas:
- Tener completo control de la misión periodística, y rechazar cualquier límite a las preguntas que el grupo terrorista quiera imponer.
- Favorecer un formato documental en lugar de la típica entrevista de preguntas y respuestas, ya que esta da menos margen para agregar contexto, complejidad o correcciones a las declaraciones de los entrevistados.
- Explicar al público de manera clara y transparente las razones por las que se solicitó la entrevista y las condiciones en que se realizó.
- Corregir las declaraciones falsas o falaces que puedan haber sido pronunciadas por los entrevistados y dar voz a los demás actores involucrados (autoridades, víctimas, etc.).
El capítulo 6 explora cuestiones de seguridad y los riesgos que los periodistas corren de ser ejecutados, secuestrados o hackeados. “Hoy en día, la hostilidad terrorista hacia los periodistas se ha convertido en la norma”, escribe Marthoz. Hay un enlace a la versión actualizada de la "Guía Práctica de Seguridad para Periodistas" que Reporteros sin Fronteras publicó en inglés, francés, español y árabe.
En el prólogo, el Subdirector General de Comunicación e Información de la UNESCO, Frank La Rue, describe lo que los medios deberían –y no deberían– hacer en caso de un evento terrorista.
- Los medios deben tener una perspectiva global y ser cuidadosos con las palabras que usan, los ejemplos que citan y las imágenes que muestran.
- Deben evitar la especulación y no apuntar con el dedo en medio de la confusión que siempre hay después de un ataque, cuando aún no se sabe nada pero la demanda de información es fortísima.
- Deben considerar el hecho de que hay algo inherente al terrorismo, y es que provoca un temor muy desproporcionado con el nivel real de riesgo.
- Deben hacer todo esto mientras se aseguran de que no se están poniendo a sí mismos o a sus colegas en peligro.
- Y sobre todo, deben evitar fomentar la división, el odio y la radicalización en ambos márgenes de la sociedad.
El manual está disponible en inglés y francés.
Otro recurso que vale la pena revisar: el Rory Peck Trust ha publicado un nuevo curso interactivo de evaluación de riesgos diseñado para freelancers, pero que puede resultar útil para cualquiera que trabaje en zonas peligrosas. El curso contiene cuestionarios, videos y descargas, y está disponible en inglés, árabe y persa de forma gratuita.
Imagen con licencia Creative Commons en Flickr, vía Julian Schüngel.