De vez en cuando escuchamos afirmaciones no científicas -basadas en una verdad parcial-, que aseguran que el periodismo ha terminado o que está en vías de extinción. Esto no es cierto y se parece a las predicciones que hubo sobre la muerte de la radio cuando apareció la televisión. Incluso actualmente estamos asistiendo a una renovación del interés por la radio.
Para explicar mejor este asunto tenemos que entender que el periodismo no está conectado a la prensa impresa, que sí está sufriendo un retroceso en el número de ediciones que se distribuyen y venden. La realidad es que los consumidores del periodismo, inclusive los contenidos que se producen para la prensa escrita, han aumentado mucho.
Se puede argumentar que los ingresos del periodismo han disminuido, y que esto se debe al hecho de que algunos anunciantes menosprecian la importancia y el alcance de las plataformas electrónicas. Este contratiempo temporal, sin embargo, se podría resolver con la condición de que el contenido del periodismo, ya sea de forma impresa o digital, evolucione y mejore. En este sentido, cabe destacar que la capacidad del consumidor de elegir una determinada historia, noticia o investigación utilizando plataformas electrónicas ha aumentado considerablemente. Este aumento eclipsa la fidelidad que los lectores solían tener hacia un periódico o un medio de comunicación en particular.
La capacidad del público para buscar y elegir determinados reportajes tendrá un efecto negativo en la prensa tradicional en lengua árabe que, por una variedad de razones, ha venido sobreviviendo gracias a la lealtad tradicional del apoyo del público. Este cambio está destinado a dejar su huella en la forma en que los periódicos árabes y otros medios se relacionan con periodistas profesionales capaces de producir reportajes de alta calidad, noticias e investigaciones que el nuevo público entendido busca y prefiere.
La mayor parte de la prensa árabe -tanto impresa como online- depende en gran medida de lo que las agencias de noticias nacionales o internacionales producen. La única inversión real se vuelca en columnistas cuyas opiniones y análisis reflejan la línea editorial del medio y de sus propietarios.
Este apoyo desproporcionado hacia los columnistas en detrimento de los periodistas se ilustra claramente cuando le pides a cualquier lector de medios árabes que nombre a un reportero o periodista de investigación de un medio determinado.
Si miras las portadas de la mayoría de los periódicos árabes –impresos o digitales– rara vez identificarás de manera recurrente a un periodista especializado que escriba exclusivamente para un medio. Sin embargo, te encontrarás con columnistas reconocidos. Casi toda la tapa del diario y muchas otras páginas estarán llenas de noticias provenientes de agencias de noticias nacionales e internacionales.
Es muy raro que te encuentres con un reportero que escriba exclusivamente sobre un tema político o diplomático local. En su mayor parte, la prensa árabe depende de los columnistas. Muy pocas veces verás la firma de un periodista.
Si sigues los informes radiales diarios de BBC Arabic, notarás un extraño fenómeno. Cuando informan sobre lo que dicen los periódicos en lengua árabe publicados en Londres, por lo general citan sus titulares. En cambio, cuando informan sobre la prensa británica en inglés, escucharás detalles de noticias exclusivas. Esto significa que la única cosa que es original en las primeras planas de los periódicos en lengua árabe vistos por el personal de la BBC son los titulares. Las coberturas en profundidad las publica la prensa británica, que a lo largo de los años ha desarrollado una sólida reputación en el periodismo profesional.
Uno de los tipos más importantes de coberturas que hace la prensa británica son los reportajes de interés humano. La prensa árabe, en cambio, está más enamorada de los números que de las historias personales. Por ejemplo, en la prensa árabe podrás leer que unos 40 iraquíes fueron asesinados, que 20 casas en el Sinaí están siendo demolidas o que en Arabia Saudita juzgarán a 15 extremistas, pero nunca conocerás nada sobre la vida de ninguna de esas personas.
Humanizar esas historias hace que los números se conviertan en sujetos de carne y hueso. Te da la oportunidad de saber la historia de uno de aquellos iraquíes cuya vida se vio truncada por la explosión, o sobre el sudor, las lágrimas y los recuerdos de una familia en el Sinaí cuya casa es ahora escombros. Humanizar la historia te diría cómo ese extremista que ahora está siendo juzgado llegó a hacer lo que hizo. Mirar más allá de los titulares nos coloca ante historias que importan y que necesitamos saber, y no solo ante números.
Puede que algunos lectores disfruten de la lectura de este artículo, pero es importante saber que esto es simplemente un artículo de opinión. El periodismo no es columnas y opiniones, sino noticias exclusivas, fotografías, análisis e investigaciones originales.
Seguimos y leemos miles de publicaciones impresas o electrónicas en el mundo árabe. Pero si esos medios de comunicación publicaran solo reportajes exclusivos, ¿cuántos de ellos perdurarían?
Daoud Kuttab fue profesor de Periodismo en la Universidad de Princeton. Es el fundador/director de la Red de Medios Comunitarios de Amán y es el presidente de la Arab Reporters for Investigative Journalism.
Este post fue publicado originalmente en el Middle East Monitor y la Global Investigative Journalism Network, y es reproducido por IJNet con permiso.
Imagen principal con licencia Creative Commons en Flickr, vía Melissa Wall.