Prácticas periodísticas que fomentan la interacción con la comunidad

por Josh Stearns
Oct 30, 2018 en Miscellaneous

El periodismo digital ha hecho posible algunas narrativas increíbles en los últimos años. Coberturas visualmente impresionantes sobre temas tan diversos como la violencia con armas de fuego, los desastres ambientales y la vigilancia han cobrado vida en la pantalla. Sin embargo, los periodistas experimentan cada vez más con innovaciones que sacan al periodismo de la pantalla y lo ponen en manos de la gente.

Esta primavera, RadioLab publicó un reportaje sobre un antiguo cráneo y las preguntas que éste ayudó a responder acerca de los orígenes de la humanidad. Es una historia fascinante, pero giró en torno a detalles minúsculos que los científicos habían descubierto y que una audiencia radial no podía ver. Entonces, el equipo de RadioLab tomó un escaneo del cráneo, lo imprimió con una impresora 3D y puso este material disponible online para que otros también pudieran imprimirlo. Así que ahora puedes sentir los surcos y las marcas del cráneo a los que se refieren los científicos, descubriendo nuevas facetas de éste junto a los narradores de la historia.

Estoy fascinado por el potencial de este tipo de “objetos periodísticos” que ayudan a involucrar a las comunidades con las coberturas y fomentan la empatía con el público. Así que empecé a recopilar ejemplos de lo que yo en inglés llamo “hands-on journalism" (que serían prácticas periodísticas que fomentan la interacción con la realidad).

Veo a esta clase de periodismo como un tipo particular de interacción comunitaria, que puede implicar la colaboración con la comunidad, pero que sobre todo pone el énfasis en el descubrimiento y el aprendizaje, específicamente ese tipo de aprendizaje que se logra con el hacer.

Las cosas que guardamos

En 2010 California Watch (parte del Center for Investigative Reporting) publicó un importante reportaje sobre los minoristas que vendían joyas con niveles ilegales de plomo (un metal tóxico especialmente peligroso para mujeres embarazadas y niños). Inmediatamente después de su publicación, California Watch auspició tres eventos de detección de plomo para que la población pudiera llevar a examinar las joyas que tenían en sus casas.

Un reportaje sobre el envenenamiento por plomo tiene una resonancia muy distinta si te enteras de que tus joyas o las de tus vecinos contienen altos niveles de plomo. El reportaje entra a los hogares de manera diferente, a la vez que provee un servicio importante para la gente. Más recientemente, el Center for Investigative Reporting imprimió la novela gráfica “The Box” ("La Caja"), como parte de su investigación sobre adolescentes en confinamiento solitario. Mientras que Internet parece no tener límites, leer sobre el régimen de aislamiento en un medio que ha sido decorado especialmente para el caso ofrece una experiencia muy diferente a la hora de abordar la historia.

 

Jessica Clark, directora de Dot Connector Studios y curadora del Tumblr The Revenge of Analog ("La Venganza de lo Analógico"), argumenta en un post en Medium que “lo digital no es tan bueno como decían”. “Nuestro deseo por lo offline, lo tangible, el cara a cara, está fastidiando las predicciones acerca de un futuro totalmente digitalizado y dando lugar a una alternativa mucho más compleja e interesante”, escribe.

A medida que creamos objetos físicos y experiencias para aumentar la narrativa digital, también estamos impregnando a los objetos físicos de conectividad a Internet, algo que, según Clarck, “erosiona las historias que nos contamos a nosotros mismos acerca de la dualidad de la vida online y offline, y sobre las funciones innatas de plataformas específicas”.

Creando un periodismo vivido

En 2008 Clark estaba probando proyectos “locales”, centrados en sacar a la gente a la calle con reportajes auditivos guiados por GPS y mapas interactivos. Este año, la ex reportera de Associated Press (AP) Samantha Gross lanzó StoryTour que se autodescribe como “una revista personal que lleva a la audiencia a desconectarse para experimentar historias de primera mano a través de narraciones en el lugar de la escena”.

StoryTour le da a los periodistas la oportunidad de -literalmente- llevar a la gente dentro de la historia, al conectar buen periodismo con personas curiosas y lugares increíbles. Un reciente StoryTour llamado The Land of Slow Food Startups ("La Tierra de los Emprendimientos Gastronómicos Locales") llevó a los participantes a un edificio de Brooklyn en el que se unen “la comunidad del ‘hazlo por ti mismo’ y los emprendimientos que buscan cambiar la cultura gastronómica”. En una línea similar, Postmedia Network de Canadá creó Gastropost, que “envía a sus miembros a misiones gastronómicas semanales, que pueden consistir en encontrar un ingrediente específico, un estilo particular de cocinar o algo que produce una determinada emoción”.

En una entrevista, Gross me dijo que cuando se desempeñaba para AP, “la mejor parte de mi trabajo era algo que el público nunca llegó a ver”. Ella quería mostrarle a la audiencia los rostros y las voces detrás de sus historias, darles la oportunidad de hacer sus propias preguntas y que vieran de primera mano los elementos constitutivos de cada relato que elaboraba. Pero esta nueva clase de periodismo es a menudo un esfuerzo para llevar al público más allá de la historia y promover una conexión más profunda con los temas y las personas. Cuando Benjamen Walker lanzó este verano su nueva aplicación móvil, Boardwalk Stories, sobre las consecuencias del huracán Sandy, dijo: “tratamos de hacerla de manera que atrajera tanto a las personas interesadas en Sandy como a otros que no entendieran a ciencia cierta por qué la gente quiere reconstruir lo que pasó”. La aplicación lleva a los usuarios a un recorrido a pie por las zonas devastadas por el huracán en la costa de Nueva Jersey, a través de historias de audio geoetiquetadas con GPS.

El crecimiento del interés por el "hands-on journalism" también se hace evidente en el aumento de los eventos periodísticos organizados por varios medios a lo largo de todo Estados Unidos. Estos eventos ayudan a posicionar físicamente a los medios digitales como centros operativos dentro de las comunidades. También logran una conexión más humana con sus lectores y amplían su capacidad de cobertura.

Mezclar noticias, arte y tecnología

Esta clase de periodismo también crea nuevas oportunidades para que artistas, técnólogos y periodistas colaboren entre sí. Por ejemplo, para ayudar a visualizar una investigación en Winsconsin sobre la producción lechera y los residuos agrícolas, Wisconsin Watch compartió sus datos con la artista Carrie Roy, quien creó esculturas para representar las historias que se obtuvieron de allí. El Center for Investigative Reporting ha trabajado con jóvenes en el OFF/Page Project, para que escriban poesía a partir de sus coberturas. Y en 2013, RadioLab creó un sensor de suelo fácil de armar y lo distribuyó entre sus oyentes, para que pudieran monitorear por sí mismos la llegada de los grillos en el Noreste del país.

El "hands-on journalism" puede ayudar a descomponer problemas complejos a través de tareas, proyectos y experiencias en primera persona. No solo nos ayuda a ver los problemas con mayor claridad: también ayuda a revelar nuevos aspectos, ángulos y perspectivas de un tema que puede no haberse abordado en un artículo. Por esa razón, creo que esta modalidad de periodismo es especialmente interesante como herramienta para realizar la cobertura de lo que el profesor de periodismo de la Universidad de Nueva York, Jay Rosen, ha llamado “problemas perversos”.

No todas las historias se prestan a estos enfoques, pero lo emocionante acerca del "hands-on journalism" es que anima a los periodistas a imaginar de qué manera sus historias pueden difundirse a través de diferentes plataformas, online y offline. Esta clase de periodismo no privilegia a lo físico por sobre lo digital, sino que reconoce cómo ambos aspectos pueden trabajar juntos productivamente. En el futuro, las historias que más nos movilizaron podrán permanecer en nuestra memoria como recuerdos de buenas experiencias o como objetos en nuestras estanterías, y no solo como sencillos enlaces en nuestros navegadores.

Josh Stearns dirige el proyecto de sostenibilidad del periodismo de la Fundación Geraldine R. Dodge, diseñado para desarrollar nuevas estructuras y estrategias para apoyar un futuro sólido para las noticias. Síguelo en Twitter: @jcstearns.

Este post fue publicado originalmente en MediaShift y Local News Lab, y es reproducido en IJNet con permiso.

Imagen principal con licencia Creative Commons en Flickr vía Adam Fagen.