La semana pasada aparecieron grandes titulares en Estados Unidos cuando los multimillonarios propietarios del Washington Post y Los Angeles Times bloquearon los editoriales que habrían respaldado a Kamala Harris. Lo que siguió: renuncias en el Times, artículos de opinión y una petición de los redactores del Post.
USA Today, que apoyó a un candidato presidencial por primera vez en sus 38 años en 2020, regresó a la neutralidad. El Wall Street Journal no ha respaldado a un candidato desde Herbert Hoover. Si cambiara de rumbo en los próximos días, sería una auténtica sorpresa.
Eso deja al New York Times solo entre los periódicos nacionales que siguen dando su respaldo a un contendiente (a Harris, varias veces).
Yo ya venía observando los periódicos regionales, donde el alejamiento de tomar partido en las elecciones presidenciales se ha convertido en una epidemia. Las mayores cadenas —Gannett y Alden Global's MediaNews Group y Tribune Publishing— han dejado de hacerlo (Hearst y Advance Local siguen dejando la opción a sus periódicos).
Los medios independientes, de propiedad local, dominan la cada vez más reducida lista de los que resisten aunque aquí, también, la retirada se está convirtiendo en tendencia. El prestigioso (y recientemente rebautizado) Minnesota Star Tribune avisó a sus lectores el 23 de septiembre de que no manifestaría ningún apoyo. El Tampa Bay Times de Poynter también ha abandonado su tradición de recomendar un candidato presidencial.
El Star Tribune publicó una explicación que, en mi opinión, es como muchas otras: brumosa y llena de excusas. La nota del editor de opinión Phil Morris decía: "Examinaremos las posiciones y ofreceremos análisis políticos de los candidatos a los dos cargos más altos del país. Tomaremos nota, pero nos abstendremos (...) de juzgar lo que podría considerarse un comportamiento electoral descalificante. Confiamos en la capacidad de los ciudadanos informados para decidir a quién quieren votar basándose en lo que ven, oyen e investigan".
Abstenerse de manifestar un apoyo presidencial forma parte de una tendencia más amplia de los medios regionales. Las razones son varias:
- El personal y el espacio son escasos y algo tiene que sacrificarse. En Gannett, estudios revelaron que los editoriales, al menos en formato digital, estaban entre los contenidos menos leídos.
- Gannett también llegó a la conclusión de que "los lectores no quieren que les digamos lo que tienen que pensar". Convocar debates de opinión sobre asuntos locales con el staff y colaboradores invitados sigue siendo una alternativa aceptable.
- Un periódico regional no habla con autoridad de asuntos nacionales. Los estudios han demostrado que el respaldo de un medio de comunicación tiene poca repercusión en el voto de la gente.
- No importa cuántas veces se aclare que el consejo editorial y la redacción funcionan por separado, muchos lectores no ven la distinción o no creen que exista. Esto es especialmente cierto en el formato digital, donde las páginas editoriales son más difíciles de separar que en las ediciones impresas.
Consulté a cuatro editores de periódicos que aún manifiestan su respaldo, preguntándoles por qué lo hacen y pidiéndoles, si así lo deseaban, que comentaran sobre las publicaciones que han dejado de hacerlo. A continuación, sus respuestas.
Richard Jones, director de opinión del Philadelphia Inquirer:
Nuestro consejo cree firmemente que los avales son una parte vital de la misión de servicio público de los periódicos y que —especialmente en unas elecciones tan reñidas como las de este año en Pensilvania— pueden ser una importante herramienta para los votantes.
En cuanto a otros medios que han renunciado a dar su apoyo, cada organización de noticias tiene que hacer lo que considere mejor, pero se volvería terreno resbaladizo si los consejos editoriales empezaran a tomar esas decisiones por motivaciones financieras o por temor a otro tipo de reacciones.
Kate Riley, editora de la página editorial de The Seattle Times:
Seguimos manifestando a qué candidato apoyamos y nuestros lectores lo valoran mucho. Evaluamos las políticas que proponen y cómo afectarán a problemas particulares del estado de Washington. Como estado que depende del comercio, nos importa lo que piense el próximo presidente sobre ese tema, la geopolítica de la cuenca del Pacífico e incluso el Ártico.
En cuanto a los periódicos que dejaron de manifestar su respaldo, me decepcionan porque resulta en una menor perspectiva sobre lo que piensa una comunidad. Pero no puedo criticar, dado lo que le ha ocurrido a nuestra industria. Para hacerlo bien, el esfuerzo es duro, agotador y lleva mucho tiempo.
Josh Brodesky, editor de la página editorial del San Antonio Express-News:
Para nosotros, una recomendación presidencial es una oportunidad de hacer una declaración sobre determinados valores cívicos y expectativas de gobierno. Tenemos voz y plataforma, y las utilizamos. Esperamos que nuestras recomendaciones generen reflexión y brinden orientación.
Therese Bottomly, editora de The Oregonian y Oregon Live:
Evaluamos constantemente el mejor uso de nuestros recursos locales. Es legítimo preguntarse si un apoyo nacional tiene sentido para un periódico local, y sin duda volveremos a plantearnos esa cuestión en el futuro.
Para este ciclo, nuestro pensamiento fue similar al de 2020, cuando dijimos: nuestra decisión de apoyar en esta carrera invierte nuestra política de 2012 y 2016. Hemos escuchado alto y claro la decepción de la comunidad por no haber manifestado a quién apoyamos en el pasado. Especialmente en este precipitado momento, reconocemos tanto el privilegio como la obligación que tenemos de defender al candidato que mejor pueda hacer avanzar a nuestro país.
Los cuatro medios respaldaron a Harris. Los apoyos a Donald Trump han sido más raros. Según la recopilación de Wikipedia, solo hay media docena de publicaciones con Trump, encabezadas por Las Vegas Review-Journal, cuyos propietarios son la familia Adelson, prolíficos donantes republicanos.
Críticos dentro y fuera de los medios han planteado la hipótesis de que Jeff Bezos, del Post, y Patrick Soon-Shiong, de Los Angeles Times, están protegiendo sus intereses empresariales no periodísticos, o cubriéndose cobardemente contra las represalias de Trump por sus publicaciones si gana. Los propietarios no lo dirían si fuese cierto. Pero lo contrario tampoco es demostrable.
No soy un espectador neutral en la retirada de los periódicos regionales de los apoyos presidenciales. El argumento de moda sostiene que los votantes solo deberían recibir información a través de las páginas de noticias y editoriales para luego decidir por sí mismos. ¿Falaz? Si leyeran la recomendación del periódico, como sugirieron los editores con los que hablé, los votantes igual decidirían por su cuenta.
Entiendo que estos son tiempos polarizados (aunque quizás no tan únicos). Pero la idea aquí es evitar ofender a la mitad de la audiencia que votará por Trump. Tener miedo de tus propios lectores me parece una postura poco firme. Y ser indeciso no es una buena posición para los medios de comunicación.
Este artículo fue originalmente publicado en Poynter y es reproducido y traducido en IJNet con permiso.
Foto de Jennifer Burk en Unsplash.