En 2014, el periodista húngaro András Pethő denunció en el popular sitio Origo.hu una serie de onerosos viajes realizados por el jefe de gabinete del primer ministro Viktor Orban.
El gobierno de Orban nunca apreció el periodismo crítico. Durante su gestión, Hungría ha caído al puesto 67 del Índice de Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras. Como el Comité para la Protección de los Periodistas ha señalado, el gobierno de Orban ha concentrado recursos en medios de comunicación que favorecen al gobierno mientras que utiliza presiones financieras y demandas legales para desalentar a los medios críticos.
A pocos días de la publicación de esa historia, el jefe de redacción de Origo, Gergo Saling, renunció, presumiblemente por la presión política ejercida sobre la compañía de la que depende Origo, Magyar Telecom. Pethő y buena parte del staff renunciaron poco después en solidaridad con Saling.
Pethő, Saling y otros periodistas que habían trabajado en Origo fundaron un nuevo sitio de investigación: Direkt36. Hasta ahora, Direkt36 ha denunciado casos de corrupción en el gobierno municipal de Budapest, contratos del Estado ganados por una empresa que es propiedad del yerno de Orban y una red de prostitución exclusiva para legisladores y altos funcionarios del gobierno.
Direkt36 contribuyó con la investigación de los Panama Papers, exponiendo a los políticos y empresarios que tienen empresas offshore. Pethő conversó recientemente con Ines Kagubare, de Global Journalist, sobre los desafíos de iniciar un medio periodístico y acerca de las amenazas a la libertad de prensa en Hungría.
¿Direkt36 está sometido a la misma presión política que padeció Origo?
En realidad no. Nuestro mayor problema ha sido acceder a archivos públicos. Cada vez es más difícil. Hace poco una de mis colegas estaba trabajando en una historia donde tenía que buscar registros de propiedad. Estaba buscando información acerca del área donde el primer ministro y su familia poseen propiedades. Después de un tiempo se le denegó el acceso a esa información y se le anunció que ya no podría conseguir más registros. No sabemos con seguridad si esa prohibición se ha debido a razones políticas, pero es posible.
Cuéntanos sobre los eventos que te llevaron a renunciar a Origo.
Durante mucho tiempo Origo fue un buen lugar para hacer periodismo. Teníamos un propietario estable financieramente, teníamos toda la libertad del mundo para escribir sobre política y nunca habíamos sentido ninguna interferencia de parte del gobierno.
Pero las cosas empezaron a cambiar en 2013. Se hizo evidente que ya no contábamos con mucho apoyo de la compañía. Sospecho que la compañía misma fue sometida a algún tipo de presión política, pero no tengo pruebas.
Todo comenzó con una historia muy simple y rutinaria sobre los gastos del gobierno durante viajes oficiales. Descubrí que el jefe de gabinete de ministros había hecho tres viajes donde los costos del hotel eran mucho más altos que en otros viajes. También descubrí que estos viajes eran algo misteriosos: no había registros de ellos. Empecé a hacer preguntas pero el gobierno se negó a responder.
Así que hicimos una petición formal de acceso a la información y como no obtuvimos respuesta alguna, llevamos el asunto a la corte. Iniciamos un pleito contra la oficina del primer ministro, que pidió posponer la primera audiencia del juicio. La empresa dueña de Origo no quería que continuáramos con la historia. Realmente no fue una sorpresa que mi editor se haya visto obligado a renunciar un par de meses después de que se publicó la primera historia. Varios periodistas de Origo renunciamos. Así fue como nació Direkt36, de manera que algo bueno salió de todo ese asunto.
¿Cuáles son los desafíos de ser periodista de investigación en Hungría, y qué hace Direkt36 para sortearlos?
Tenemos bastantes desafíos legales, así que tratamos de conseguir buenos abogados. La mejor manera de trabajar es asegurarte de que todos los hechos que manejas sean ciertos, hacer las preguntas correctas y tratar a la gente con imparcialidad. Hasta ahora, nadie nos ha demandado.
Por supuesto, existen desafíos menos concretos. Hay mucho temor entre las personas que tienen información. Y no están dispuestas a compartirla porque o bien tienen miedo o bien piensan que no vale la pena contar nada porque aunque la información sea publicada, no habrá ninguna consecuencia. Eso es muy difícil de abordar, porque ¿qué puedes decirles? En Hungría, a veces muy buenas historias de investigación apenas tienen consecuencias directas.
¿Cómo ves el futuro del periodismo de investigación en Hungría? ¿Va en la dirección correcta?
Sí, probablemente. Por ejemplo, usar el periodismo de datos en las investigaciones es cada vez más común y cada vez hay más periodistas interesados en aprender esas habilidades.
Pero cuando veo el mercado, el panorama es mucho más oscuro. El espacio para este tipo de periodismo se está achicando. Hay empresas de medios privados que están bajo presión del gobierno; el negocio de los medios de comunicación está en crisis y el modelo de negocios está patas arriba. Además de eso, tenemos un clima político que no es muy amigable con el periodismo.
Una versión extendida de este post fue publicada originalmente en Global Journalist y es reproducida en IJNet con permiso. Ines Kagubare es productora asistente en Global Journalist.
Imagen principal de Budapest, con licencia Creative Commons en Flickr vía, Milos Golubovic. Imagen secundaria de András Pethő, cortesía de Global Journalist.