Ojo Público: cómo hacer verificación de datos en medios de la crisis política y ambiental de Perú

May 8, 2023 en Lucha contra la desinformación
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Al año de su fundación, Ojo Público creó la primera unidad de verificación periodística en Perú. Allá por 2015, en ese país no se practicaba el fact-checking aún. David Hidalgo, director del medio, cuenta que cuando empezaron a hacer verificaciones, los políticos lo veían como “contenido sesgado”. Les llevó mucho tiempo demostrar que lo que usan es una metodología rigurosa que minimiza cualquier tipo de subjetividad.

Cuando se habla de Perú a nivel internacional se repite la misma fórmula: seis presidentes en seis años. Desde 2016 que ningún presidente de ese país ha logrado terminar su mandato. Todos estos años, Ojo Público ha utilizado la metodología de verificación para evidenciar el uso de la desinformación como herramienta política, y cómo esta afecta a la sociedad.

El fact-checking en período electoral

Las últimas elecciones presidenciales en el país se desarrollaron en el 2021. Frente al aumento de los discursos de odio como herramienta de campaña electoral, Ojo Público lleva adelante un proyecto de monitoreo del discurso público. Para ello han utilizado Emonitor+, una herramienta de inteligencia artificial creada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo que identifica de manera automática y masiva los discursos de odio y la violencia basada en género en la conversación política digital.

Según Hidalgo, Emonitor+ se desarrolló “en países árabes y fue adaptada al contexto peruano. El software capta los mensajes de Twitter y envía esta información a nuestro equipo de monitoreo. Ellos filtran si estos mensajes se basan en discursos de odio. A partir de esta clasificación se hace un informe cada mes”.

Un ejemplo del monitoreo es este recorrido que analiza los mensajes del actual alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, cuando era postulante a ese cargo. En el artículo establecen que el político ultraconservador recurre de manera sistemática a “la polarización como una fórmula electoral para captar adeptos”; a “teorías de conspiración”; y a “campañas de desinformación contra las políticas del Estado en temas de igualdad de género y derechos sexuales”. 

A su vez, en el último periodo electoral Ojo Público y otros medios peruanos crearon la Red Ama Llulla (palabra quechua que traducida al español significa “no mientas”). Una alianza entre 11 medios digitales de Lima y otras regiones de la costa peruana, además de 20 medios radiales de la zona andina y amazónica. Esta fue la primera vez que se implementó en el país la cobertura de un proceso electoral con metodologías de verificación, en una modalidad colaborativa.  

“Todos aportamos a la generación y difusión de los contenidos”, dice Hidalgo. Según describe, fue “un trabajo intenso” porque llegaron a ocho regiones del país en seis lenguas originarias diferentes. El objetivo era el de “proporcionar información confiable a comunidades de origen indígena que, en general, no tienen acceso a información sobre la campaña electoral (y la crisis política) que les permita tomar decisiones con información”.

Para Ojo Público, Ama Lulla es la continuación de otro proyecto que impulsaron en 2020 y que llamaron “Chequeo en lenguas”. Esta fue la primera iniciativa de verificación de contenido en lenguas originarias en América Latina. Con el apoyo de organizaciones de la sociedad civil y de otros medios, difundieron información contrastada y confiable sobre el COVID-19 en diferentes regiones del país. Hidalgo lo recuerda así: “Teníamos diferentes aliados y con diferentes alcances. Hubo casos conmovedores como el de una comunidad en San Martín (zona amazónica) donde los contenidos eran difundidos en una radio parlante que se colocaba en la plaza central del pueblo”.

El Fact-checking en la crisis política y en la crisis ambiental   

Hidalgo asegura que la crisis social y política que vive Perú ha estado plagada de desinformación. En Ojo Público han cubierto “el autogolpe del expresidente Pedro Castillo”, así como la desinformación en torno a “la supuesta intervención militar de otros países en la crisis, y a las protestas sociales en las calles”. Un ejemplo es el contenido falso que se viralizó sobre que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, “anunció apoyo bélico a Bolivia ante una eventual guerra contra Perú”.  

A la par de la crisis política en el país, en marzo del 2023 se desató una crisis ambiental a raíz del ciclón Yaku. Este atravesó la costa del norte peruano y, sumado a la temporada de lluvias, generó desborde de causes de agua e innumerables afectaciones a poblaciones vulneradas. “Hay mucho contenido que trata de generar alarma en una situación que de por sí ya es alarmante. Por ejemplo, se difunden escenas de desastres ocurridos en otros países” como si hubieran ocurrido en Perú, explica Hidalgo.

Así se viralizó en redes sociales un video con imágenes de un supuesto derrame de lodo y tierra que afectó a un puente en la región de Áncash. Luego de verificar el contenido, Ojo Público determinó que ese desastre correspondía a una inundación que ocurrió en Pakistán. Este es solo un ejemplo de muchos otros contenidos falsos.

Detrás de estos contenidos, Hidalgo considera que “en muchos casos se intenta generar viralidad, y lo consiguen: los mensajes que verificamos tienen 800 mil vistas”. Si bien el director de Ojo Público no puede asegurar que haya una estrategia detrás de este contenido falso —aunque dice que no le “extrañaría”— sí considera que existe “una difusión interesada y coordinada de desinformación” en el ámbito político. “Muchos de esos contenidos son compartidos en redes sociales por personajes políticos y por determinadas cuentas anónimas”.

El principal desafío que tienen los medios de comunicación que realizan verificación, según Hidalgo, es “encontrar la manera de obtener la misma viralidad que la desinformación”. Para el director de Ojo Público, “la desinformación obedece a una lógica que facilita que los mensajes se hagan virales: apela a la emoción y a la capacidad de la persona de escandalizarse o emocionarse, aunque el contenido sea falso. Pero el periodismo apela al dato y a la mesura. Lo que queda para el periodismo es explorar formatos y experiencias innovadoras para poner información veraz al alcance de las personas”.


Imagen cortesía de Ojo Público, sobre un chequeo difundido en una de las lenguas originarias de Perú.