La Copa Mundial del fútbol comienza esta semana en Brasil. Mientras los jugadores se ponen en forma y los aficionados abastecen sus refrigeradores, los medios se están preparando para manejar el enorme reto logístico que significa cubrir este evento.
Pero tanto los periodistas brasileños como los extranjeros que cubren lo que sucede fuera de los estadios se enfrentan a un escenario muy diferente al de la emoción de los partidos.
En el período previo a la Copa del Mundo, un conjunto de activistas realizaron numerosas protestas contra el gobierno en las principales ciudades de Brasil. Los periodistas se han visto con cada vez más frecuencia en medio de enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad. Decenas de reporteros han sido golpeados, hostigados o detenidos, ya sea por la policía o por los manifestantes.
La violencia llegó a su punto máximo en febrero, cuando un camarógrafo murió al ser alcanzado por una bengala durante una protesta contra el aumento de precios en el transporte público de Río de Janeiro.
Cubrir un evento como la Copa del Mundo es una tarea enorme para cualquier medio, pero la inestabilidad social de Brasil ha obligado a los periodistas a centrarse en algo más que los goles y los gritos de los aficionados. Los medios se preparan para la posibilidad de más protestas y violencia en las calles.
Algunos editores de medios brasileros han compartido sus preocupaciones acerca de los riesgos que sus reporteros enfrentan al realizar este tipo de coberturas. Si bien Brasil ha luchado contra los obstáculos de la libertad de prensa en el pasado, muchos casos de censura judicial y ataques criminales han quedado impunes. El Comité para la Protección de los Periodistas publicó recientemente un informe especial acerca de estos problemas en Brasil.
De cualquier manera, los peligros de cubrir estas protestas sociales son relativamente nuevos en Brasil. Incluso los periodistas están en riesgo de ser atacados por ambos lados (tanto por los manifestantes como por la policía), dependiendo de a quiénes no les guste la cobertura.
La situación en Brasil y las violentas protestas en otros países como México, Ucrania y Venezuela ponen de relieve la necesidad de abordar los problemas relacionados con la seguridad de los periodistas.
Los medios deben tener en cuenta las diferentes formas de agresión que pueden suceder en este entorno: físicas, psicológicas, digitales o jurídicas, pero también prestar atención a la forma en la que estos riesgos pueden relacionarse entre sí.
Por ejemplo, un equipo de protección podría proteger a un periodista durante un ataque físico, pero si su smartphone es robado o dañado y no ha tomado medidas de seguridad digitales adecuadas con antelación, su información personal estará comprometida. En otra situación, un periodista podría ser detenido ilegalmente y necesitar asesoramiento legal. O, en un escenario aún más preocupante, un periodista podría sufrir lesiones graves y posteriormente desarrollar un trauma psicológico que necesitaría ser tratado.
Algunos medios adquieren equipos especiales como cascos, chalecos y máscaras de gas para que sus periodistas puedan llevarlos a las protestas.
Este es un buen comienzo, pero se precisa más. Los periodistas necesitan capacitación en primeros auxilios, así como también en la creación de copias de seguridad de datos para equipos tales como smartphones o tabletas. Los medios deben desarrollar protocolos para periodistas que le proporcionen a sus editores información del paradero de estos y de la situación de seguridad de los lugares donde realizan las coberturas. Además, los periodistas necesitarán apoyo en cuestiones legales o en posibles situaciones traumáticas que puedan afectarlos.
Marcelo Rech, ejecutivo de RBS (un medio de la ciudad brasilera de Porto Alegre), me dijo que su firma también está capacitando a periodistas sobre cómo comportarse en ambientes hostiles. La empresa incluso está contactando tanto a las autoridades como a los grupos radicales en un esfuerzo por promover el respeto a la prensa.
La Copa del Mundo nos da la oportunidad de apreciar cómo los medios deben empezar a pensar en la protección y seguridad de los periodistas, en un entorno que en el pasado fue percibido como inofensivo.
Y para los periodistas brasileños será una prueba para los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro, ya que las protestas no parece que vayan a frenarse en la brevedad.
Javier Garza es un becario de la ICFJ Knight International journalism Fellowship que reside en Ciudad de México. Se especializa en temas de seguridad digital para periodistas.
Texto traducido del inglés al español por Andrea Arzaba.
La imagen es cortesía de Javier Garza.