Arzu Geybulla trabaja en uno de los lugares más difíciles del mundo para ejercer el periodismo, pero el hecho de que sea mujer hace que su trabajo sea todavía más difícil.
La periodista azerbaiyana, actualmente radicada en Turquía, ha lidiado durante años con el acoso y el abuso online, e incluso con amenazas contra su familia, todo debido a su género y al foco de su trabajo, que revela casos de violaciones a los derechos humanos en su país de origen. El año pasado, los medios azerbaiyanos la acusaron de traición debido a su trabajo en Agos, un periódico armenio publicado en Estambul.
Ella es solo una de las muchas mujeres periodistas que han sufrido este tipo de trato. En septiembre, Geybulla se unió a un grupo de cerca de 80 periodistas, expertos en medios y funcionarios políticos para discutir soluciones respecto al abuso online dirigido a mujeres periodistas. En la cumbre de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE, por su sigla en inglés), los asistentes elaboraron una lista de recomendaciones para gobiernos, medios y plataformas sociales.
"Estamos en el siglo XXI, y la cacería de brujas y los abusos no deberían ser más un tema de discusión en esta era”, dijo. “Las mujeres merecen tener la misma voz que los hombres y que la comunidad LGBTQI. Todo se resume a tener voz y libertad para expresarte. Esto debería ser igual para hombres, mujeres y otros”.
IJNet habló con Geybulla sobre sus experiencias, sobre la cumbre de la OSCE y acerca de qué debería hacerse para proteger a las periodistas del acoso online.
¿Qué problemas de acoso online habías tenido antes de la cumbre de la OSCE?
En pocas palabras, hubo muchos tipos de acoso, desde personal a sexual.
El año pasado el asunto se puso bastante feo cuando no solo me acosaron a mí, sino que también utilizaron a mi familia como instrumento. En Azerbaiyán el concepto de familia es sagrado. Si alguien te quiere humillar y afectarte en serio, usarán a tu madre, a tu padre y a tus hermanos para dañarte un poco más.
En mi caso, todos los miembros de mi familia fueron atacados, incluyendo mi padre, a pesar de que murió hace tres años y medio. Él fue miembro del Parlamento después de la independencia de Azerbaiyán y se dedicó activamente a la vida política del país. Hubo quien dijo que no podía creer que yo fuese su hija, o que no era posible que un hombre de tal experiencia pudiera tener una hija como yo, que no es más que una vergüenza y una deshonra para la sociedad. La peor utilización de mi padre, y la que más me hirió, fue una caricatura que alguien hizo y fue ampliamente compartida en las redes sociales, en la que yo salía de brazos del presidente armenio y en el fondo estaba mi padre en su tumba, cubriéndose la cara avergonzado por mis actos.
¿Qué haces para proteger tu seguridad física y digital?
Normalmente encripto los emails y uso textos autodestructivos cuando estoy preocupado a por el contenido de lo que envío. También utilizo VPN/TOR cuando me preocupa que mi IP sea rastreado o cosas así. Pero no importa cuánto proteja mi seguridad online, no existe ninguna medida que pueda adoptar para proteger mi seguridad física, a menos que contrate un guardaespaldas, cosa que no creo que pueda hacer nunca.
¿Qué recomendaciones de la reunión de la OSCE podrías destacar? ¿Crees que involucrar a los gobiernos, los medios de comunicación y las plataformas sociales ayudará a impulsar el cambio?
Creo definitivamente que involucrar a esos tres actores impulsará el cambio, porque este debe producirse en todos los niveles de la sociedad.
Los gobiernos deben modificar sus políticas para proveer a las personas de los mismos derechos y de la misma protección, tanto online y offline, en todas las plataformas y en todas partes; las mujeres no deberían tener miedo de ser amenazadas, abusadas, violadas o acusadas. Punto. A menos que el gobierno tome serias medidas para combatir esta situación y trabaje con las comunidades en todos los niveles, esto no cambiará.
Los medios deben contar con un mecanismo de protección. Deben asegurarse de que sus mujeres periodistas estén seguras y no se conviertan en objetos en manos de alguna persona enferma. Y aún más importante, deben apoyar a sus empleadas mujeres.
Y, por supuesto, las plataformas sociales son un buen lugar para comenzar con este cambio. Allí se puede combatir el acoso y exponer el lenguaje abusivo utilizado contra las periodistas por el simple hecho de ser mujeres.
Todo esto requiere educación, trabajo comunitario y muchas reformas, pero puede hacerse, siempre que exista un interés genuino por hacerlo, claro.
¿Qué consejo darías a las mujeres periodistas?
El único consejo que puedo darles es que sean fuertes cuando sufran de situaciones de acoso y que cuenten con alguien que pueda ayudarlas a atravesar esta situación. Al principio lidié sola con todo esto. Tenía a mi editor, mis amigos y una comunidad que me apoyaba, pero al final del día, si no puedes lidiar con algo así o no tienes la resistencia para lograrlo, es muy difícil, sin importar cuánta gente te apoye. Así que la fortaleza interna y la habilidad de no dejar que estas cosas te afecten son cruciales.
Después de eso viene la decisión de hacerlo público. Por un tiempo, tenía miedo de compartir públicamente lo que me ocurría y hablar sobre ello. Sentía que mi voz se había ido. Pero en cuanto me di cuenta de que todavía tenía la capacidad de hablar, me puse en pie y simplemente comencé a compartir lo que me estaba pasando, a hablar sobre mi experiencia y a darme cuenta que no soy la única: hay muchas otras periodistas que se enfrentan a lo mismo.
Esta entrevista ha sido condensada y editada.
Imagen cortesía de Arzu Geybulla.