Las revoluciones tecnológicas han tomado por sorpresa a los medios de comunicación que, en vez de adelantarse a los avances, reaccionaron tarde y ahora luchan por sobrevivir.
Ésa es la reflexión de Daniel Mazzone, magíster de periodismo por la Universidad de San Andrés, Argentina, catedrático de periodismo digital y coordinador académico adjunto de Periodismo en la Universidad ORT, Uruguay.
Mazzone disertó sobre periodismo y su aplicación en las redes sociales durante el IX Seminario: "Periodismo de las nuevas plataformas digitales", organizado por el Grupo de Diarios América (GDA) durante el 24 y el 25 de agosto en Santiago de Chile.
En entrevista con IJNet, reflexionó sobre la difícil relación entre los avances tecnológicos y los medios de comunicación.
Para el catedrático estamos pasando de una cultura monologal a una cultura relacional, de una cultura ROM o archivística a una cultura RAM o basada en conexiones. El futuro ya no es previsible y la conversación y fragmentación son los elementos que marcan esta nueva época.
Mazzone identifica dos fases de esta cultura relacional. La primera comienza en la década de los noventa, con la batalla de los indexadores como Lycos o Altavista por la distribución de los contenidos. Esa fase culmina con Google marcando su supremacía.
En su opinión, los medios de comunicación llegaron tarde a la revolución tecnológica. Google no produce información y, sin embargo, actualmente atenta contra el negocio de los medios de noticias.
Él se pregunta por qué una organización como la Asociación Mundial de Periódicos (WAN, por su sigla en inglés) no pudo adelantarse a este fenómeno y crear un buscador de información propio. "Porque piensa con la inercia de otro tiempo", dijo.
La segunda fase de la cultura relacional comenzó en el 2000 y estuvo marcada por una batalla por la organización grupal. Según Mazzone, esa etapa culmina con el surgimiento de las redes sociales, y los medios –nuevamente- se vieron sorprendidos.
“La audiencia le dijo a los medios: nosotros queremos leerte desde aquí, no desde tu sitio. Los lectores fueron los que llevaron a los medios a las redes sociales, no al revés”, explicó.
Mirando hacia el futuro. Para Mazzone las organizaciones de noticias deben cambiar de actitud y dejar de sorprenderse por las nuevas fases tecnológicas.
“Hay que ponerse a tiro con los nuevos desarrollos y replantearse la actitud de los medios. El desafío es más cultural que tecnológico”, dijo.
En ese sentido propone una alianza estrecha entre los medios y la academia. “(Hay que) empezar a investigar por dónde van a ir los nuevos desarrollos para hacer un bien a la sociedad”.
Mazzone puso como ejemplos de iniciativas exitosas a ProPublica, una organización independiente sin fines de lucro que en 2010 ganó un Pulitzer por su investigación sobre el manejo de hospitales durante el Huracán Katrina.
Propublica descubrió que algunos hospitales aceleraron la muerte de pacientes terminales para liberar camas. La organización ofreció la investigación a varios medios. La revista del New York Times finalmente la publicó y ProPublica ganó su primer Pulitzer.
Mazzone planteó que, ante la falta de presupuesto para investigar, los medios pueden realizar asociaciones con ONGs como ésta.
Otro ejemplo es un proyecto de periodismo ciudadano llevado a cabo por tres periodistas en la ciudad de Januária, en el municipio de Minas Gerais. Una serie de casos de corrupción generó que entre 2004 y 2011 siete alcaldes se sucedieran al frente de la ciudad. El proyecto busca educar a la población en el manejo y regulación de fondos públicos para poder controlar mejor la función de los empleados municipales.
Y en el futuro del periodismo probablemente se generen más iniciativas no tradicionales como éstas.
“La información dejó de ser generada por una élite. Ahora hay que tener en cuenta a millones. Pero la élite periodística no desaparece. Tiene un nuevo papel, un nuevo rol”, dijo.
Mazzone propone que la academia investigue ese rol y que los periodistas retomen su función de mediadores en el espacio público y se conviertan en protagonistas de las próximas fases de la nueva cultura relacional, en vez de seguir los avances tecnológicos desde atrás.
“No podemos imaginar el periodismo como era en el siglo XIX. Ahora el periodismo se apoya en la sociedad”, concluyó.