Contenido generado por las audiencias durante la pandemia en Latinoamérica

por Júlio Lubianco
Sep 29, 2021 en Engagement
audience

Los nuevos medios cuyo público es su principal fuente de ingresos, a través de suscripciones, membresías y otros programas, son más proclives a integrar la voz de su audiencia en sus decisiones editoriales. Eso, de acuerdo con un estudio publicado en el Brazilian Journalism Research, el cual analizó 80 medios de 20 países en América Latina sobre la incidencia del contenido generado por la audiencia.

“Lo que vemos en su discurso es que dependen del público para su supervivencia financiera, porque no dependen de la publicidad. Esos medios realmente necesitan de sus miembros, del crowdsourcing, el éxito de la ‘vaquita’ de The Intercept. Dependen tanto del público que quieren hacer periodismo para su público”, dijo la investigadora Gabriela Gruszynski Sanseverino, una de las autoras, a LatAm Journalism Review (LJR).

El estudio muestra que la mayoría de los medios analizados relegan la participación de la audiencia a contenido de redes sociales, como fotografías y videos virales republicados con un enfoque de curiosidad, sin el respaldo de una investigación periodística más profunda.

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Pero este no fue el caso de tres de los medios analizados, que se apoyaron en la audiencia para producir contenidos periodísticos relevantes y de alto nivel en el contexto de los primeros meses de la pandemia de coronavirus. La existencia previa de estructuras de contacto con el público también contribuyó a que estas experiencias fueran exitosas.

En el caso del medio argentino RED/ACCIÓN, las herramientas de colaboración que vienen siendo parte de su estructura desde que se fundó en 2018, con el propósito de reconectar el periodismo con la audiencia, promueven una activa participación de estas en el proceso electoral. En los últimos 18 meses, desde que comenzó la pandemia, el medio ha sido impulsado por su audiencia para "co-crear" contenido e identificar oportunidades para trabajar de forma conjunta, dijo el director editorial Javier Drovetto. 

“Un ejemplo muy claro de eso es la Guía para vivir en tiempos de coronavirus, que desde su nacimiento, en los primeros meses de pandemia, fue pensada como una herramienta para contestar las dudas cotidianas de las personas ante la crisis sanitaria. Y en ese sentido, la audiencia fue clave: desde un formulario de consulta y desde nuestras redes sociales hemos reunido una gran proporción de las 80 preguntas que se responden en la guía”, dijo Drovetto a LJR.

“La cuarentena más estricta nos cerró muchas posibilidades de estar cara a cara con nuestra audiencia, pero a través de su participación logramos explicar de manera muy cálida temas complejos, como las pesadillas que podemos tener cuando hay una crisis de esta naturaleza. Eso quedó muy bien logrado en este especial sobre Las pesadillas nos hablan: historia ilustrada de los sueños de nuestros lectores”, dijo Drovetto.

De acuerdo con el director, la comunidad de miembros de pago y suscriptores de RED/ACCIÓN siguió creciendo durante la pandemia. Cree que la crisis de salud le ha dado más valor a la idea de comunidad y al concepto de suscripciones.

“En cuarentena, muchas personas vieron en medios como RED/ACCIÓN una compañía. En todo sentido: una compañía informativa, porque hemos hecho muchísimos esfuerzos en generar contenido útil y de servicio que clarificara, en la medida de lo posible, la crisis sanitaria; y una compañía en cuanto a construcción de comunidad, porque justamente nos hemos ocupado de hacer valer la opinión, el aporte y la mirada de nuestros lectores en nuestro periodismo”.

“RED/ACCIÓN, incluso antes de la pandemia, acercó al público a trabajar con reporteros. Un grupo de miembros a los cuales llaman, salen a las calles a participar en este proceso... Tienen esta estructura desde la base, a diferencia de otros. Y los otros ejemplos hacen buen uso de la época de pandemia para llevar a cabo estos experimentos”, dijo el investigador Mathias Felipe de Lima Santos, otro de los autores del estudio, a  LJR.

En Ecuador, el sitio GK, más que una compañía durante la pandemia, fue proveedor de un servicio crucial en el momento en el que los lectores más lo necesitaban. El país fue uno de los más fuertemente golpeados por el COVID-19, con el colapso del sistema de salud que llevó a un alto número de muertes en un periodo de tiempo corto. Para contener los contagios, se decretó una severa cuarentena que incluso prohibió los funerales de las víctimas del coronavirus. Sensibles al dolor del público, GK creó el proyecto colaborativo “Voces para la Memoria”.

“Moría un montón de gente muy de golpe [de modo] que estaban prohibidos los funerales, estaban prohibidas las aglomeraciones, estaban prohibidas las despedidas, los abrazos. Y nos parecía que era importante poder tener como un memorial, o sea, crear un espacio digital para que familiares se puedan despedir y puedan decir lo que hubiesen dicho en la velación, el entierro”, dijo Isabela Ponce, directora editorial de GK, a LJR.

La audiencia de GK fue también clave en el especial “Los que no aparecen”. Luego que un reportaje mostró un retraso en la entrega de cuerpos de las víctimas de COVID-19 en la ciudad de Guayaquil, la redacción de GK comenzó a recibir reportes de lectores que estaban enfrentando el mismo problema. El sitio creó una página para enviar ese tipo de reportes.

“Empezamos a hacer un seguimiento de qué había pasado con esos cuerpos. Entonces, los mismos familiares empezamos a contactarlos uno a uno para saber la historia y nos pareció que la mejor manera de contar la historia era que ellos las cuenten y luego poder escribirlo como en primera persona”, dijo Ponce. “Todavía hay cuerpos que no han aparecido y estamos trabajando en este proyecto, que pronto va a salir, una nueva etapa de los familiares que aún no encuentran a su ser querido”.

La primera persona fue también el formato preferido por The Intercept Brasil. Incluso antes de la pandemia, la sección “Vozes” (Voces) ya era usada para contar historias de miembros de la audiencia. El sitio se enfoca en periodismo de investigación y prioriza los reportajes de profundidad que requieren más tiempo para ser investigados. Con Vozes, el sitio le dio más dinamismo a su cobertura de la pandemia.

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“Llegaron algunas historias de lectores y las recibimos. Hacemos newsletters de recaudación y en ellos explicamos lo que estamos haciendo, luego damos el ejemplo de Vozes, lo que queremos con eso, y pedimos a los lectores que envíen sugerencias”, dijo Silvia Lisboa, responsable de Vozes, a LJR. “Pero, claro, hacemos toda una investigación para verificar la información. Hay muchas que no llegan a nada, regresamos y la cosa no se confirma, no era exactamente así. Tenemos todo un procedimiento periodístico para verificar esa información, para ver si realmente existe”.

El proceso descrito por Lisboa es, según la evaluación de los investigadores, una de las cosas que limita la implementación de más colaboraciones con la audiencia en medios periodísticos en el continente.

“Esto es porque requiere trabajo, ¿cierto?”, dijo Sanseverino. “Requiere mucho trabajo, desde el momento en el que comienzas a trabajar con el público. Eso es de lo que se tratan normalmente los artículos generados por el usuario, el proceso de verificación, la cuestión ética de cómo usar y qué usar. Y con las salas de redacción achicándose cada vez más, es mucho trabajo”.


Este artículo fue publicado originalmente en LatAm Journalism Review y es reproducido en IJNet con permiso.

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