Son tiempos electorales en muchos países de habla hispana.
El 6 de septiembre Guatemala celebrará sus comicios generales y elegirá su futuro, presidente, vicepresidente y Parlamento. El 25 de octubre, las urnas estarán en Argentina. Los ciudadanos de este país deberán escoger quién será el sucesor de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que completará ocho años en el gobierno. El 6 de diciembre Venezuela vivirá una jornada clave. Ese día se celebrarán las elecciones legislativas, que podrían dejar en minoría parlamentaria al gobierno del presidente Nicolás Maduro, a quien se lo acusa de censurar a la oposición y cuya gestión se encuentra jaqueada por una crisis profunda crisis económica. Seguramente el desempeño económico del país también esté en el debate electoral de España, en donde deberá haber elecciones necesariamente antes del 20 de diciembre. Estos comicios definirán si continuará en el gobierno el Partido Popular.
Para que los periodistas hispanohablantes estén a la altura de las circunstancias, IJNet organizó la semana pasada el chat en vivo “Cobertura y verificación de datos en campañas electorales”. Nuestros invitados fueron Dulce Ramos, editora general del sitio mexicano Animal Político, y Pablo M. Fernández, coordinador de innovación editorial de Chequeado, un sitio argentino dedicado a la verificación de los discursos públicos. A continuación te resumimos algunos de los consejos que ambos proporcionaron acerca de cómo lograr una cobertura original, responsable, precisa y hasta divertida en tiempos electorales.
Prioriza las necesidades de tu audiencia
Un riesgo que los periodistas corren a la hora de cubrir una campaña electoral es terminar siendo meros repetidores de lo que los políticos dicen. Para evitar eso, Ramos aconsejó escuchar a la audiencia de cada medio. “Ahí están sus conversaciones y, por tanto, los temas que [nuestros lectores, oyentes o televidentes] consideran interesantes”. También dijo que es importante estar alerta a las posibles denuncias que se hacen desde la audiencia. En México, sostuvo, “no hay político que tenga credibilidad” y en las redes sociales se “despotrica por despotricar”, pero allí también “siempre hay que alguien que está denunciando algo gordo”. Eso no quiere decir que se pueda dar por válida toda denuncia: “Nuestro trabajo es corroborarlo e investigarlo todo, pero no desperdiciemos el valor de la información que puede darte tu audiencia”.
Otra cosa que también recomendó Ramos es, siempre que sea posible, reflejar las expectativas del electorado frente a una elección. Estos datos pueden desprenderse no solamente de una encuesta, sino también de estudios cualitativos. “Me parece que es muy importante hacer una fotografía de cómo llega el elector a las urnas. ¿Cuál es su ánimo? ¿Cómo perciben la situación del país? Eso explica el sentido de las campañas y, en parte, el resultado electoral, pero pocas veces nos paramos a cubrir ese ánimo”.
Chequeado utiliza a su audiencia como un insumo a la hora de elegir qué discursos políticos se verificarán. “Le pedimos constantemente a nuestra audiencia que nos diga qué quiere que chequeemos y en épocas de elecciones tenemos una gran cantidad de pedidos relacionados con las promesas de campaña”, aseguró Fernández. Para facilitar ese intercambio, el sitio recurre a las redes sociales, aunque también utiliza su propia plataforma de crowdchecking.
Desconfía de las encuestas
A medida que se acerca la fecha de los comicios es común que comiencen a circular cada vez con mayor frecuencia cifras de posibles resultados en base a sondeos de opinión, de los que no siempre se conoce su metodología, la fecha en que se hicieron y mucho menos su fiabilidad. Fernández dijo que cuando aparecen los resultados de una encuesta, lo ideal es poder averiguar y publicar quién las financia, aunque ese trabajo puede ser “muy complejo”. Una alternativa que realiza Chequeado es mostrar, una vez que se conocen los resultados de la elección, “la brecha entre lo que dijeron los encuestadores y los resultados. Según Fernández, “eso sirve para generar conciencia de que lo que dicen las encuestadoras no está escrito en una piedra”.
Analiza los discursos
“¿Cuál sería el valor agregado de los periodistas a la hora de informar sobre las propuestas de los candidatos?”, fue una de las preguntas que se le realizó a nuestros invitados en el chat. Ramos recordó una idea original que se hizo cuando trabajaba en el periódico Reforma. Allí se diseñó un juego interactivo que, en base a ciertas preguntas que les formulaba a los lectores en algunos temas clave, les decía a qué candidato se parecían más.
Fernández explicó que en Chequeado se encargaron de analizar spots de campaña y entrevistas para averiguar “cuántas propuestas concretas hacían” los candidatos. Según dijo, encontraron cuatro spots en que estos “no decían ni una frase chequeable”.
Animal Político también está familiarizado con la verificación de discursos. El sitio mexicano cuenta con una sección llamada El Sabueso que se dedica a chequear lo que dicen los políticos y el próximo 2 de septiembre planea hacer un análisis en vivo del tercer informe de gobierno del presidente mexicano Enrique Peña Nieto.
Según Fernández, para chequear discursos públicos es bueno usar tanto fuentes oficiales como alternativas. “Cuando alguien a quien estamos chequeando dice algo, tratamos de acceder a esa persona para saber en qué se basó”. Luego de revisar esta información o cuando es imposible acceder a lo que dice el emisor, Chequeado recurre a fuentes alternativas como ONGs, academias y otras fuentes que son consideradas válidas por el sitio.
El humor también es bienvenido
“Los políticos hablan demasiado y en miles de espacios”, dijo Ramos, mostrando cómo la propaganda televisiva electoral de los partidos en México en las elecciones federales de este año superó las 256 horas durante la campaña.
En una propuesta por demás original, Animal Político lanzó el hasthag #failecciones: un juego de palabras del hashtag #fail y la palabra “elecciones”, que invitaba al lector a enviar las campañas ridículas de los candidatos: “las tonterías que hacían para promoverse y demás”, ilustró Ramos. Animal Político recibió más de 200 tweets. “La lógica (un poco en broma) era: si ellos se ríen seis años de nosotros, riámonos nosotros de ellos y sus campañas un rato, de la manera en que tiran el dinero y de cómo creen que así pueden tener nuestro voto”. Luego de recibir las propuestas del público, el sitio hizo una selección del mejor material recibido y le dejó a la audiencia la posibilidad de elegir cuál era la propaganda más ridícula. “Fue algo divertido que involucró a los lectores”. A pesar del humor, Ramos aseguró que esta propuesta también mostró “la relación de los candidatos con la ley, porque muchos usaban personajes de caricaturas que tienen derechos reservados o plagiaban música pop para sus jingles sin haber pedido los derechos”.
Revisa los archivos judiciales
En México, al igual que en muchos países, los gobernantes tienen inmunidad constitucional, lo que para Ramos es “un gran refugio para no afrontar las consecuencias legales de sus malos actos”. Por eso, en las recientes elecciones federales de este país, Animal Político se preguntó: “¿Cómo sabemos que todos los candidatos a diputados en México son personas honestas?”. Fue así que surgió la serie #SeBuscaFuero. El sitio cruzó todos los nombres de los 9.000 candidatos a diputados de las elecciones federales con bases judiciales. “Encontramos nueve perfiles inquietantes: presuntos homicidas, funcionarios ya inhabilitados para el servicio público, maltratadores de mujeres, acusados de fraude, etc.”, dijo Ramos.
Imagen: Tucumaán, elecciones legislativas de Argentina en 2013, con licencia Creative Commons en Flickr, vía Jaramillohectosergio.