Las redes sociales se han convertido en un recurso profesional que muchos periodistas utilizan para investigar temas y fuentes, publicar y promocionar contenido e involucrarse con la audiencia, llegando a reemplazar la sección de comentarios de un sitio web de noticias. Sin embargo las redes sociales también se han convertido en un desafío para la neutralidad de los periodistas, especialmente cuando se trata de discutir política y asuntos de actualidad.
El mes pasado, después de que el New York Times anunciara la incorporación de la periodista tecnológica Sarah Jeong, los medios conservadores levantaron un revuelo online al desenterrar chistes incendiarios sobre personas blancas que Jeong, de origen asiático, había twitteado años atrás. Tanto el Times como su nueva empleada condenaron posteriormente el lenguaje utilizado en los mensajes, explicando que la periodista había respondido a comentarios abusivos, pero el incidente es solo el último de una serie de historias similares.
En parte, se reduce al individuo, al contexto y al medio involucrado. Antes de unirse al Times, una publicación tradicional bien establecida, Jeong trabajó para The Verge de Vox Media y Motherboard de VICE; dos medios digitales enfocados en la tecnología que tienen una actitud abierta y un público más joven y especializado que está familiarizado con cierto tipo de retórica provocativa.
Sin embargo, según la profesora de comunicación política en la Universidad de Utah, Shannon McGregor, como regla general se debería desalentar la grosería, los insultos o los comentarios hiperbólicos y reactivos, especialmente entre periodistas.
"Parece que, en su mayor parte, a los periodistas se les permite y en algunos casos incluso se les impulsa a participar en discusiones en las redes sociales, y eso a veces implica compartir su opinión", dice. "Por supuesto, eso abre potencialmente el camino a la parcialidad, pero no creo que sea necesariamente el caso. Los periodistas siempre han tenido sus propias opiniones y, sin embargo, intentan mantener la objetividad en su trabajo. Son humanos".
Aun así, la imparcialidad continúa siendo un valor crucial en el periodismo y muchas organizaciones de noticias —New York Times, BBC, NPR y Reuters, por nombrar algunas— han implementado políticas que alientan a los empleados a ser conscientes en todo momento de la reputación de la compañía al interactuar online.
"Al menos, significa que están reflexionando sobre el tema, y es importante que piensen acerca del papel que deberían desempeñar las redes sociales en el trabajo diario de sus periodistas", dice McGregor.
Anthony Adornato, profesor del Ithaca College y autor especializado en periodismo y redes sociales, cree que es importante que los periodistas apliquen la ética y los principios tradicionales de la industria a esas plataformas. "No deberían compartir sus opiniones personales sobre política en sus cuentas sociales, ni siquiera aquellas que se consideran 'privadas'", escribió en un email.
Él recomienda ser juicioso a la hora de favear o seguir contenido de naturaleza política: "Cuando un periodista retuitea algo de un candidato político, debe incluir una oración que explique por qué ese retuiteo es relevante. Si simplemente retuitea sin ofrecer contexto, los usuarios pueden creer que respalda la opinión expresada en ese tuit".
Para Adornato, los periodistas solo deberían seguir páginas o cuentas de partidos políticos y políticos con el objetivo de recabar información. "En otras palabras, para realizar un seguimiento de lo que alguien está publicando y que podría llegar a ser una noticia digna de mención. Si sigues a un candidato o partido en las redes sociales, también deberías estar siguiendo al otros", dice.
Es, pues, mejor ser cauteloso, pero muchos periodistas ya se han dado cuenta. Un estudio de 2013 sobre periodistas especializados en política reveló que, a diferencia de los comentaristas, son muy pocos los que "se sienten cómodos compartiendo opiniones políticas o borrando las fronteras entre lo personal y lo profesional, lo que indica que las normas periodísticas tradicionales siguen en pie". Aquellos para quienes no resulta problemático compartir sus puntos de vista sumaron solo el 12% del total de periodistas incluidos en la investigación.
¿Cuál sería una forma constructiva de interactuar con noticias y eventos en las redes sociales? McGregor sugiere compartir los avances del proceso periodístico: "Estamos viendo un descenso en los niveles de confianza hacia las noticias en todo el mundo, y creo que una de las estrategias que la prensa puede usar para contrarrestar la situación es ser más transparente acerca de su proceso de trabajo".
Ella señala el caso de David Fahrenthold del Washington Post, quien ganó el premio Pulitzer el año pasado por su cobertura de la administración Trump, como un buen ejemplo. "Él comparte sus hallazgos en Twitter y habla sobre su proceso de investigación".
Sin embargo, revelar cómo las historias toman forma no significa revelar opiniones personales sobre los hechos o las personas a las que exponen, ¿o sí? Eso depende de cómo los periodistas y los medios pretendan mantener la precisión y la imparcialidad: si se esfuerzan por lograr la imparcialidad y la objetividad o si reconocen que los prejuicios son inevitables y tiene una posición abierta al respecto.
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