Lo que Latinoamérica precisa para proteger a sus adultos mayores del COVID-19

May 15, 2020 في Cobertura del coronavirus
Gabe perce

En alianza con nuestra organización matriz, el Centro Internacional de Periodistas (ICFJ), IJNet conecta a periodistas con expertos en salud y redacciones internacionales a través de una serie de seminarios web sobre COVID-19 como parte del ICFJ Global Health Crisis Reporting Forum.

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En todo el mundo, especialmente en los países que han sufrido un mayor impacto de la pandemia de COVID-19, el segmento más vulnerable de la población ha sido el de los adultos mayores.

Mientras la enfermedad avanza ahora en otras regiones y se expande en América Latina, una de las grandes cuestiones de políticas públicas está centrada en la preparación que deben tener los sistemas de salud y de cuidados para brindar la atención necesaria a este grupo etario.

Para Enrique Vega, jefe de la Unidad de Curso de Vida de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la realidad mundial “ha sido clara”. “No hay ninguno de los países del mundo que haya reportado datos serios que no tenga claro el impacto específico que ha tenido el COVID en esta población”, dijo en un seminario online realizado en el marco del Global Health Crisis Reporting Forum, del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ). “Esa también ha sido la realidad de Norteamérica, tanto en Estados Unidos como Canadá. Eso hace que la preocupación de la región sea muy grande”, agregó el especialista.

Las razones de la preocupación

Existen varios factores que ponen a los adultos mayores en una situación de mayor riesgo a pesar de la cuarentena que muchos países de la región han decretado o de las medidas de higiene que fueron recomendadas.

En primer lugar, según señaló Vega, la mayoría de estas personas viven con sus familias o tienen cuidadores profesionales dentro de sus casas. El problema surge cuando las familias no cuentan con los recursos para proteger a esos adultos mayores. “Necesitamos tener todas las condiciones de higiene y mantener al máximo posible el aislamiento físico”, remarcó. En ese esa línea, Vega recordó que es muy importante tener los materiales necesarios para poder proveer ese cuidado.

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Un porcentaje muy bajo de quienes dependen del cuidado de terceros vive en instituciones, pero en estos lugares el riesgo es alto. “Por la concentración de personas, estos lugares son muy riesgosos porque la transmisión es muy rápida cuando el virus irrumpe en ellas”, explicó Vega.

Para el experto, con el relajamiento de las medidas de cuarentena, el riesgo de infección de quienes viven en dependencia de cuidados en sus casas también va a ser alto en los próximos meses. “Con esas personas el aislamiento físico es casi imposible. Necesitan ser bañados, alimentados y hacer necesidades básicas con la ayuda de otra persona”, añadió el especialista de la OPS.

Sin embargo, no todos los adultos mayores reciben cuidados sino que, por el contrario, algunos también los proporcionan. “Solo en Estados Unidos, alrededor de 5 millones de personas son guardianes legales de sus nietos”, puntualizó Vega.

En ese sentido, también sostuvo que en Latinoamérica “hay una generación ausente, que emigró” y muchos nietos están bajo la responsabilidad de sus abuelos. “Millones de personas mayores no son cuidadas, sino que cuidan. Son responsables de otras personas en su familia y eso hace que el contacto sea riesgoso”, agregó.

Preparación para el futuro

Más allá de los riesgos que presenta actualmente la pandemia, Vega también hizo hincapié en la necesidad de que América Latina se prepare para poder brindar una atención adecuada a sus adultos mayores en el futuro.

Según explicó, la región envejeció rápidamente, lo que provocó una transformación demográfica. “Cuando uno ve los resultados de Italia, España, Estados Unidos, que eran el gold standard en países para el cuidado, uno se pregunta si se tiene la infraestructura preparada para lo que la epidemia ha acentuado”, enfatizó Vega.

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Para el especialista no solo es preocupante lo que puede pasar en las próximas semanas, sino una “cierta cronicidad” de la epidemia, lo que presentaría un escenario “extremadamente complejo” por la demanda que va a significar para los sistemas de salud de la región.

Test y rastreo

En esta línea de preparación para escenarios futuros, Vega consideró que debería ser posible testear a las personas que tienen un alto riesgo y que estén dentro de una red de rastreo que logre reducir y mitigar el riesgo de los que más padecen o pueden tener complicaciones por la COVID-19.

Los tests “son fundamentales para los trabajadores” de las instituciones de cuidados y lo ideal, según Vega, es que las personas que viven allí también puedan ser analizadas sistemáticamente. También pidió “priorizar a las personas” en alto riesgo en todos los ámbitos: mercados, locales, restaurantes, etc.

Brindar atención a personas con discapacidad

Para Vega, a pesar de que las personas con alguna discapacidad pueden desplazarse sin necesidad de cuidado, también están expuestas a un mayor riesgo en algunos casos.

Según el  experto, estas personas requieren de “una preocupación y una atención especial porque sus demandas en cuanto a la prevención tienen que ser especialmente atendidas”. “Tenemos que estar listos para eso”, subrayó.


Imagen con licencia Creative Commons en Unsplash, vía Gabe Pierce